𝟎𝟏

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Los vítores estruendosos de los ciudadanos de East Blue resonaban hasta los jardines del palacio. Law, sentado en una elegante silla de roble adornada con joyas finas, intentaba concentrarse en su libro, pero la paz que solía encontrar en la lectura en la tranquilidad de su jardín le resultaba ahora inalcanzable. Su mente divagaba, distraída por la euforia colectiva y la reciente llegada de su ahora esposo, el vanagloriado rey Monkey D. Luffy, quien volvía victorioso de una ardua batalla en Wano. A su lado, sus más confiables generales, Sanji Vinsmoke y Zoro Roronoa. Los apodados: "Alas del rey"

Cerró su libro y lo dejó en la mesita a su lado. Depositó su taza vacía de porcelana fina junto al libro y se dirigió hacia la puerta principal del palacio para recibirlo. Esta nueva costumbre que había adquirido no le resultaba molesta en absoluto; de hecho, aunque no lo admitiera, le encantaba presumir de ser el esposo de ese hombre.

Bepo, su leal beta y caballero, se posicionó a su lado y le colocó su fino abrigo de plumas azul sobre sus hombros. Las botas de Law resonaban con firmeza en los pasillos de mármol mientras avanzaba.

—Mi señor—Bepo hizo una reverencia—, nos han informado que el rey recuperó el país de Wano, solo que...—El albino parecía pensativo, buscando las palabras adecuadas.

—No me digas que volvió a explotar una base de la Marina...—Law suspiró, su rostro abatiéndose al imaginar la escena en su mente. El silencio de Bepo confirmaba sus peores temores; una vez más, tendría que recomponer a su esposo como si fuera un muñeco de trapo

—¿Me lo vas a decir o no?

—Lo siento, señor—dijo Bepo, bajando la cabeza.

Ambos caminaron hacia las grandes puertas del palacio, que los guardias reales abrieron para ellos. Afuera, la multitud vitoreaba la reciente victoria. Los caballos se detuvieron, y Zoro, con su armadura plateada, fue el primero en descender, ayudando a Luffy a bajar. Este último lucía majestuoso en su traje real rojo, emanando su poder y carisma. Sin embargo, la atención se centraba en el bulto que yacía entre sus brazos.

—¡Torao! ¡Ayuda!—gritó Luffy corriendo hacia él, llevando a una mujer ensangrentada en sus brazos. La sangre bañaba el abdomen y las manos de Luffy, y su gabardina negra cubría la desnudez de la mujer morena.—¡Tienes que ayudarla!

Law, resignado, indicó a Bepo que preparara todo. Luego, su equipo médico regresó para tomar a la mujer de las manos de Luffy y salir corriendo hacia la sala de emergencias del castillo.

Luffy intentó abrazarlo con fuerza, deseando fundirse con él como una segunda piel, pero Law se movió con agilidad, esquivando el intento. No quería ser impregnado por las feromonas aún flotantes de la mujer y su esposo, cuya presencia ligeramente en el aire parecía envolverlos en una atmósfera pesada y cargada. Law sintió una punzada de incomodidad, consciente de que esa mezcla de feromonas y aromas no le pertenecía. Luffy, en cambio, lo miraba con ojos llenos de anhelo.

—Te extrañé, Torao

—Después de esto tendrás que decirme quién y cómo, además ¿Por qué de nuevo explotaste una base de la marina?—replicó Law, cruzándose de brazos.

Luffy solo río

—Shishishi, no te preocupes por eso y por mí, solo te pido que la ayudes ¿sí?—besó la sien de Law

—Vuelvo en unos momentos. Más te vale darte un baño—.Ordenó Law con firmeza, ajustándose la corona antes de girarse y dirigirse hacia el salón donde su equipo lo esperaba.

Al cruzar la puerta, Law sintió un alivio momentáneo al escapar del incómodo aroma que lo rodeaba. Suspiró profundamente, esforzándose por concentrarse en la situación actual de la mujer herida, apartando de su mente los repentinos celos que la habían asaltado. No podía permitirse ser tan infantil. Luffy siempre había sido así: Ayudaba a quién lo necesitara sin importar las consecuencias, sin preocuparse por sí mismo.

EL ESPOSO DEL REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora