EXTRA 1

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Luffy soltaba carcajadas mientras observaba a su abuelo Garp, quien se encontraba vestido con un traje de "sirvienta". Llevaba un delantal blanco con encajes y atendía a su nieta como si fuera parte de un juego. Lami, con una corona brillante que su padre le había regalado tiempo atrás, se encontraba sentada en una silla alta, con su vestido azul y pomposo extendiéndose a su alrededor como un mar de satén. A su lado, su gato negro "Binks" observaba con sus ojos brillantes, luciendo un elegante collar que complementaba el atuendo real de su pequeña dueña.

—¡Papá!—gritó Lami, saltando de su asiento con alegría. Corrió hacia Luffy, sus pequeños pies golpeando el suelo con fuerza, y se lanzó a sus brazos.—¡Te extrañé tanto!—exclamó, cubriendo su rostro de besos rápidos y efusivos mientras lo abrazaba con fuerza. El collar que colgaba de su cuello, hecho a mano por ella misma, era una prueba del cariño y la dedicación que tenía hacia su padre.

Luffy sonrió, besando la frente de Lami.

—¡Yo también te extrañé, preciosa!—le respondió con suavidad antes de mirar a su abuelo con una expresión divertida. —Oye, viejo, ¿Por qué estás vestido así?

Garp bufó y le dio un fuerte golpe en la cabeza a Luffy con su mano libre.

—Solo estoy cumpliendo los deseos de esta pequeña traviesa

Lami rió, sus ojos brillando con alegría.

—¡Abue y yo abrimos un restaurantie! Yo soy la princesa y él es mi yadorm

—Eso suena muy divertido—Luffy, rió con ella—. ¿Y dónde están tu papi y tu hermano?

—Están en la piscina—con un puchero, cruzo los brazos—. Ace le está mostrando un truco a papi

—De acuerdo, iré a buscarlos. Quédate aquí con el abuelo. No tardo— Luffy, abrazo a su hija una vez más antes de dejarla en el suelo.

—¡No tardes, pa!—le pidió Lami con un tono suplicante—. Te extrañé mucho

Luffy asintió, sintiendo una calidez agradable instalarse en su pecho. Esos ojos grises tan hermosos lo hacían sentirse vulnerable, igual que los de Law. Amaba ver los ojos de su esposo en sus gemelos, esos mismos ojos que siempre lo hacían caer rendido y doblegarse como un perro fiel, aunque no lo admitiría del todo.

Al salir al jardín, Luffy escuchó las risas de sus hijos mezcladas con las de Law. El sonido del agua y los chapoteos llenaban el aire. Desde la distancia, pudo ver a Ace realizar un salto espectacular hacia atrás, sumergiéndose en la piscina para luego emerger con una pose triunfante. Law aplaudía con entusiasmo, claramente encantado por las habilidades de su hijo.

—¿Me aplaudirás a mí también?

Law y Ace giraron la cabeza hacia él. Ace, con una expresión de pura felicidad, salió corriendo hacia su padre. Luffy lo recogió en sus brazos, llenando su rostro de besos mientras el niño se retorcía de risa.

—¡Pa volvite! Te extrañié mucho—. Ace entre risas lo abrazo con fuerza antes de pedir que lo bajara—. ¡Mira mi truco!

Ace repitió su acrobacia y Luffy le aplaudió con entusiasmo, revolviendo su cabello con cariño. Luego, fijó su mirada en Law, quien sonreía desde el borde de la piscina. Luffy lo rodeó con sus brazos gomosos, atrayéndolo hacia sí con suavidad. Cargándolo.

—¿Y tú?—acarició la mejilla de Law con su pulgar—. ¿No me extrañaste nada? Estoy de vuelta, ¿Sabes?

Law asintió con una sonrisa y se acercó para besar sus labios de manera tierna.

—Claro que te extrañé. Bienvenido a casa—añadió, dejando escapar un ronroneo. Luffy lo abrazó con más fuerza, sintiendo una profunda felicidad.

EL ESPOSO DEL REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora