𝟎𝟔

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Luffy se removía inquieto en el hombro de su esposo, su cuerpo emanaba un calor inusitado, y el olor de sus feromonas era tan intenso que impregnaba el aire a su alrededor. Sus gruñidos, semejantes a los de un gato molesto y enjaulado, resonaban en el corredor.

—¿A dónde vamos? ¡Bájame ahora!—exigió Luffy, con los brazos extendidos que se arrastraban por el piso, su tono impaciente.

Law frunció el ceño, claramente irritado por la insistencia de su compañero.

—¡No me das órdenes!—replicó con firmeza

—¡Sí!—gritó, pataleando con fuerza.

—¡No!—respondió Law, apretando los dientes.

—¡Sí!—Luffy, decidido enredó una mano en la cintura de Law como si fuera un espiral, mientras que con la otra extendía un puño inflado hacia la ventana.

—Oi, ¡No te atrevas!—advirtió, sus ojos fulgurantes de frustración y alarma.

Luffy estiró su mano y, con fuerza, empujó a las dos hacia él. Law gruñó y se teletransportó, quedando en el techo. Con los brazos cruzados, observó cómo Luffy caía. Justo cuando Law estaba a punto de teletransportarse nuevamente, las manos gomosas del alfa lo jalaron con fuerza, atrapándolo en el aire junto a Luffy.

En el aire, estiró su brazo aún más, agarrándose del mástil del Thousand Sunny, y con un poderoso impulso, los lanzó, Law cayó hacia adelante, terminó sentado en el león de la proa, mientras que Luffy aterrizó de cara al césped del barco.

—¿Había necesidad de lanzarnos así?—Gritó acercándose rápidamente a él.

Luffy, sentándose y sobándose la cabeza, respondió con una mezcla de queja y rebeldía.

—¡Torao! Te pedí que me soltaras

—¡No me das órdenes!—replicó golpeando la cabeza de Luffy con su puño cerrado.

Sin embargo, Luffy no parecía afectado. En lugar de eso, lo atrajo hacia sí, sentándolo en su regazo. Con un movimiento cariñoso, lo abrazó y se restregó contra su pecho, como si fuera un minino en busca de mimos. Ignorando completamente el golpe reciente, empezó a ronronear suavemente y besó el pecho de Law, disfrutando del contacto y la cercanía.

Law, a pesar de su enfado, no pudo evitar una sonrisa. Era imposible mantenerse enfadado con Luffy cuando se comportaba de esa manera.

—¿Qué sucede contigo?—preguntó Law mientras sus dedos acariciaban suavemente el cabello en la nuca de Luffy, haciendo círculos lentos. Luffy ronroneó y se restregó contra él, besando la marca en el cuello de Law.

—Hueles muy bien, Torao, tus feromonas son deliciosas—con la mejilla aplastada contra su pecho—. Necesitaba tenerte solo para mí, además, no querías bajarme—. Law rodó los ojos, resignado.

Luffy lo besó, mordiendo su labio inferior suave antes de introducir su lengua en un beso húmedo. Las manos del alfa se colaron bajo la camiseta amarilla de Law, encontrando sus pezones y jalándolos, sintiendo cómo se endurecían bajo su toque. Law jadeó, estremeciéndose al sentir el olor aún más fuerte del alfa. Su lubricante empezaba a producirse, haciéndolo sentir mojado y listo. Se separaron brevemente para tomar aire, sus respiraciones entrelazadas.

—Oi—jadeó Law al sentir la lengua de Luffy en su cuello, chupando fuerte. Con un sonido sordo, Luffy abrió su camiseta con fuerza y lo tumbó en el suelo entre sus piernas—, vas a dejarme sin camisetas a este paso, cariño

—Puedo darte todas las que quieras, o más—dijo Luffy, besando la punta de su nariz y luego sus labios—. Torao, voy a hacértelo aquí.

—¿Te gusta el exhibicionismo?—, sintió a Luffy bajar su cremallera y tirar de sus pantalones.

EL ESPOSO DEL REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora