𝟒.𝟐

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Luffy evitó la mirada, su rostro permanecía inexpresivo. Pasaron varios minutos en silencio, mientras Law, nervioso, no podía dejar de preocuparse por la reacción de su esposo. Las inseguridades comenzaron a carcomer su mente, y una ola de pensamientos negativos lo inundó: 

"Tal vez Luffy no quería ser padre"

"Tal vez él no era suficiente para tener un cachorro con él"

El silencio se volvió insoportable para él, que sentía cómo la ansiedad le apretaba el pecho. Miró a Luffy, esperando algún indicio, una señal que le indicara qué estaba pensando su esposo. La habitación se llenaba de una tensión palpable, casi asfixiante. Law se preguntaba si había cometido un error al mencionarlo, si quizá había puesto demasiada presión sobre su esposo. El miedo a no ser aceptado y a no cumplir con las expectativas de su pareja lo abrumaba.

Finalmente, Luffy respiró hondo y rompió el silencio. 

—Torao...—comenzó, su voz suave pero firme. Los ojos grises de Law se encontraron con los de Luffy, quien acarició su barbilla con una mano mientras con el pulgar de la otra rozaba suavemente la frente del omega—, ¿Estás seguro? ¿Es lo que quieres?

—Luffy...—Los ojos de Law se cristalizaron un poco—, ¿N-o quieres tener un cachorro conmigo?

—Ey... Mírame

Luffy rodó con agilidad sobre la cama, acomodando a Law en su regazo. Con ternura, comenzó a peinar el desordenado cabello de su esposo, colocando un mechón tras su oreja. Depositó un beso suave en su frente y rozó la punta de su nariz con la de Law, el anillo de su dedo brillando tenuemente al contacto con la piel del omega.

La calidez de Luffy y sus gestos cariñosos comenzaron a calmar el torrente de inseguridades que habían invadido a Law. Sentir el latido constante del corazón de Luffy tan cerca, notar la firmeza de sus brazos a su alrededor, era un recordatorio de su amor incondicional.

—Torao, claro que quiero—su voz ahora más suave, casi un susurro—. Solo quiero asegurarme de que tú también lo quieres, que es lo que realmente anhelas. No solo se trata de mí. Esta decisión debe ser primero tuya, ¿Sí precioso?—beso su clavícula—, soy el rey y daré todo lo que mi emperador desee—Sus ojos brillaban con una intensidad que hizo que el corazón de Law latiera más rápido—. Soy tan tuyo, Law. Eres mi destino y mi luna. Tendremos todos los cachorros que tú quieras

Luffy continuó acariciando el rostro de Law, sus dedos trazando suaves círculos en su piel, como si quisiera grabar este momento en su memoria para siempre. El omega levantó una mano temblorosa y la colocó sobre la de Luffy, sintiendo la firmeza y seguridad en su toque.

—Tú...—unas lágrimas resbalaron por los ojos de Law, brillando a la luz tenue de la habitación—, Te amo. Eres mi sol, mi resplandeciente luz en la oscuridad. Estoy orgulloso de ser tu esposo, eres lo mejor que me ha pasado. Sin ti, habría estado perdido en el Nuevo Mundo

Luffy sintió que su corazón se apretaba al ver la emoción en el rostro de Law. Con ternura, limpió las lágrimas que caían por sus mejillas, sus dedos recorriendo la piel de su esposo con una suavidad casi reverente. 

—Law...—susurró Luffy, acercándose aún más, hasta que sus frentes se tocaron. Podía sentir el calor y la vulnerabilidad de su esposo, y su propio corazón latía con una fuerza renovada—. Te prometo que siempre estaré a tu lado, iluminando tu camino y el de nuestro cachorro. No hay nada en este mundo que desee más que estar contigo, siempre

—Eres mi destino—su voz apenas un susurro lleno de emoción—. Contigo, mi sol, no temo a nada—. Se inclinó hacia adelante y besó a Luffy con una pasión y ternura. 

EL ESPOSO DEL REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora