𝟏𝟖 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋

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El gran ramo de girasoles apenas podía atravesar la puerta, llenando la oficina con un destello de amarillo brillante. Law, inmerso en sus papeles, alzó la vista, desconcertado por la presencia inesperada. Detrás de la exuberante explosión de flores, apareció Shachi, esbozando una sonrisa coqueta que delataba sus intenciones. Sin pronunciar una palabra, depositó una pequeña tarjeta sobre la superficie de roble, acompañando el gesto con un guiño.

Law observó la tarjeta con cierta sospecha. No era su cumpleaños, ni su aniversario de bodas, para eso aún faltaban meses. Al reconocer las iniciales en la esquina de la tarjeta, sonrió al darse cuenta de quién era el responsable. La caligrafía inconfundiblemente desordenada y desigual solo podía pertenecer a una persona.

-L
Para mi Torao♡
Piensa en mí como
yo lo hago en tí

La sonrisa que se dibujó en su rostro fue pequeña, pero sincera, una rareza para alguien como él. Shachi, captó la expresión y no dudó en lanzarle un silbido burlón.

—Vuelve al trabajo—ordenó Law, tratando de recuperar su habitual tono autoritario, aunque el ligero sonrojo en sus mejillas traicionaba su intento.

—¿Avergonzado? Nunca creí que pudieras sonrojarte, alteza—se mofó Shachi, disfrutando del raro momento de vulnerabilidad.

—¡Fuera de aquí!—espetó Law, señalando la puerta con un gesto amenazante, sus ojos destellando con una mezcla de irritación y vergüenza.

—Buh—. Le saco la lengua

Quedándose solo, Law volvió a mirar el ramo, ahora con una expresión más suave en su rostro. A pesar de la molestia fingida, el gesto había tocado algo dentro de él. Dejó la tarjeta junto al ramo y se dispuso a volver a su trabajo, aunque el calor de aquella inesperada sorpresa seguía ardiendo en su pecho, y la sonrisa no lograba desaparecer del todo.

Su esposo no era de los que se detenían a pensar en los pequeños detalles, pero cuando lo hacía, lograba sorprenderlo de formas que nadie más podía. Law levantó la tarjeta nuevamente, sus dedos rozando las letras que apenas se alineaban en la hoja. Las palabras, aunque escritas sin mucho cuidado, estaban llenas del amor y la devoción que Luffy siempre le demostraba.

Suspiró, reconociendo la suave sensación de calidez que se extendía desde su pecho hacia todo su cuerpo. Era inútil intentar ignorar el efecto que Luffy tenía sobre él, solo él lograba derretirlo sin esfuerzo alguno.

El sonido de la puerta abriéndose lo sacó de su ensueño. Abrió los ojos y se giró, esperando ver a Shachi de regreso, pero en su lugar, se encontró con Luffy.

—¿Te gustaron? Fue el más pequeño que encontré

Law, sin poder contener una sonrisa, asintió y se levantó para rodear a Luffy con un abrazo. El alfa lo alzó con facilidad, acercando sus rostros hasta que sus labios se encontraron en un beso suave y profundo.

—Me encantó—susurró Law contra los labios de Luffy—. Ahora el problema será dónde ponerlas; no hay un jarrón lo suficientemente grande para todas

Luffy rió suavemente, su pecho vibrando contra el de Law.
—Pensaré en eso después. Ahora, ¿Por qué no le prestas atención a tu esposo?—dijo, con un tono que era mitad broma y mitad ruego—. Has estado aquí horas, los niños están con Dadan, y yo me he quedado solito

Luffy hizo un puchero que logró derribar cualquier resistencia en Law. Su expresión era tan adorable que sintió un calor reconfortante en el pecho, como si todo el cansancio del día se desvaneciera de golpe. Con un suspiro resignado, pero con una sonrisa en los labios, Law cedió, dejándose llevar por la dulzura del momento.

EL ESPOSO DEL REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora