Soltera

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Violeta abrió la puerta con las llaves que le había dado Chiara hace unos días. Acababa de llegar del pueblo perdido de la mano de Dios al que la habían mandado para dar su primera noticia. Todavía temblaba un poco de emoción cuando lo pensaba. No se podía creer todo lo que había cambiado su vida desde que conoció a Chiara.

Chiara.

Cada vez que pensaba en la medio inglesa sentía que su corazón podría explotar de la alegría. Solo de imaginarla pasando tiempo con su hija notaba mariposas en el estómago. Así que entró al apartamento con un deje de emoción en el cuerpo.

Alba y Chiara estaban tiradas en el suelo jugando con unos muñecos que Violeta no reconocía. A Alba le caía el pelo rizado por la cara y tenía los mofletes rojos, Chiara no estaba mucho mejor, la coleta que llevaba estaba medio caída y tenía una mancha de harina en la cara. Alba se giró al escuchar la puerta y salió corriendo a darle un abrazo a su madre.

-¡Mamá! Hemos hecho pizza. Bueno, la empezamos pero estaba mala y hemos comprado una nueva.

Violeta rió antes de llenarle la cara de besos a su hija. Chiara se acercó a ellas con la sonrisa que tanto le gustaba a Violeta en la cara.

-Alba, no me vendas así. Se suponía que íbamos a fingir que la había hecho yo.

-Chiara Oliver, pretendías que mi hija me engañara-dijo Violeta llevándose una mano al pecho y fingiendo estar ofendida.

Chiara rió sabiendo que era una broma y le dio un beso en la mejilla a la granadina, haciendo que ésta se sonrojara levemente.

-¿Quieres cenar? Hemos hecho pizza.

Violeta soltó una carcajada pero siguió a las dos morenas hasta la cocina. Una vez sentadas en la mesa y con un trozo de pizza cada una, Violeta le preguntó a Alba por su día.

-Bien, he aprendido lo que significa estar soltera-proclamó orgullosa la niña.

-¿Estar soltera? ¿Y eso?

Violeta alternaba extrañada entre Chiara y su hija. Chiara fijó la vista en su trozo de pizza.

-¿Te gusta la pizza, Alba? ¿Quieres que pidamos más? -preguntó Chiara con una sonrisa forzada.

-¡Sí! Yo quiero tres pizzas más-dijo la niña olvidándose del tema.

-Nada de pizzas, cómete la que tienes en el plato que ya es mucho, Alba. Y quiero que me digas lo de soltera, ¿qué es eso?

-Mamá, estar soltera quiere decir...

-No, yo sé lo que es estar soltera. Lo que no sé es de dónde has aprendido eso.

-Pues, la seño Julieta. Se lo ha dicho a Kiki en la salida y Kiki me ha explicado lo que es.

Violeta miró a Chiara de golpe y esta sonrió incómoda.

-¿Cómo que te ha llamado soltera?

-No le ha llamado nada, le preguntó y luego le dio su móvil-explicó la niña antes de meterse otro trozo de pizza en la boca.

Violeta puso una sonrisa extraña en su boca y soltó la pizza en el plato. Con un dedo aplastó el queso que coronaba la pizza.

-¿Y tú qué le has dicho? -le preguntó a Chiara sin dejar de mirar la pizza y sin dejar de sonreír.

-Pues nada, Alba dijo que tenía hambre y nos fuimos a comer-rió Chiara ante los celos de Violeta.

Violeta nunca se había sentido tan orgullosa de su hija como lo estaba ahora, casi le explota el pecho de orgullo al escuchar esas palabras. Miró hacia su hija que iba lanzada a por su cuarto trozo de pizza y dejó que lo cogiera. Se lo merecía.

Sweet nothingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora