Violeta se había pasado el fin de semana suspirando como una adolescente por toda su casa. Después de haber pasado la noche del jueves en la casa de Chiara, ya que era muy tarde como para volver a su piso, no podía dejar de pensar en ella. Su hija estaba contenta gracias a Chiara, la cual la había inscrito en un nuevo colegio que quedaba cerca del hotel, ella misma estaba feliz gracias a Chiara. Sobre todo, estaba agradecida. No se podía creer que había encontrado a una persona tan buena como ella, una persona que la trataba, tanto a ella como a su hija, como si fuesen importantes. El sábado por la noche lloró hablando con Denna sobre todo lo que había hecho Chiara. La rubia había estado todo el fin de semana mirándola emocionada y suponía que se lo había dicho a Álex también porque empezó a preguntar por Chiara.
Había pasado todo el fin de semana debatiendo si llamarla o no. Al final, las ganas se apoderaron de ella el domingo a la una de la mañana y la llamó de imprevisto. No esperaba que Chiara respondiera al teléfono y casi grita cuando escuchó la voz de la morena. Se pasaron toda la madrugada hablando de muchas cosas; de los nervios que tenía Violeta por la situación de su hija, de la desastrosa llamada de Chiara con su madre...
Ahora se encontraba apoyada en el fregadero de la cocina, mirando por la encimera que daba al comedor, donde estaba Chiara hablando con un repartidor. La chica llevaba una falda corta conjuntada con un chaleco verde que resaltaba sus ojos y el pelo recogido en un moño. Violeta casi se cae de culo al verla y ahora no podía evitar mirarla con una sonrisa suave mientras fregaba los platos.
-Está guapa, ¿verdad? -le preguntó Martin, colocándose a su lado.
-¿Quién? -dijo Violeta intentando hacerse la loca pero no evitando sonrojarse, haciendo que Martin riera.
-Pues la misma persona a la que llevas mirando con cara de boba durante media hora.
-No llevo mirando a Chiara durante media hora.
Martin soltó una carcajada y Violeta le sacó la lengua.
-No le hagas daño. Lo ha pasado muy mal y nunca la había visto tan... Comprometida.
-¿Cómo sabes eso?
-Lleva siendo mi mejor amiga desde que éramos niños.
-Oh, no sabía que erais amigos.
-A Chiara no le gusta decirlo porque no quiere que la gente piense que tiene tratos de favores. Aunque parece que contigo no le importa mucho, todos vimos cómo te trajo el viernes pasado en coche-le guiñó un ojo Martin, provocando que Violeta se pusiera roja otra vez.
-¡No dormimos juntas! -Gritó Violeta. Al ver que había atraído la atención del resto bajó la cabeza. -Me quedé a dormir en su casa porque ya era muy tarde y no eran horas de coger el bus. Pero yo dormí en el sofá y ella en su cama.
-Vale, vale- dijo Martin divertido, levantó las manos y elevó las cejas. -Chiara me ha dicho que Alba empezaba hoy el colegio nuevo. ¿Estás nerviosa? Chiara sí que lo estaba.
A decir verdad, Violeta estaba muy nerviosa. Alba no quería ir y ella había tratado de convencerla de que no le iba a pasar nada, pero la niña no estaba contenta. Álex se había tomado la mañana libre para ir con ella a llevarla, lo cual había tranquilizado a Alba. Sin embargo, Violeta seguía intranquila, esperaba que Alba hubiese hecho amigos o que por lo menos nadie la tomara con ella. Ya quedaba poco para que llegara la hora de recogerla.
-Estoy atacada-respondió con una risa nerviosa. -Kiki me dijo que iba a venir conmigo a recogerla. Quería saber cómo le iba en su primer día.
-Me lo ha contado. Está muy ilusionada con el colegio. Me dijo que tenía no sé qué tipo de aprendizaje especial, que tenían un huerto y clases al aire libre. Nunca me hubiese imaginado tener esa conversación con mi amiga.
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Sweet nothing
RomanceVioleta Hódar tiene una hija que mantener y su único sustento es un bar cochambroso que acaba de ser vendido a unos ingleses desconocidos. Chiara Oliver es la heredera de una empresa millonaria, pero no todo es tan fácil como parece. Su madre la ti...