Sierra nevada

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—Chiara, por Dios, frena—suplicaba Violeta desde el asiento del copiloto.

—No voy rápido—rebatía Chiara acelerando un poco más.

—Vas al límite y la carretera está llena de nieve.

—Qué exagerada, apenas hay nieve en los laterales.

La pareja había decidido pasar el día antes de la Cabalgata de Reyes y su consecuente vuelta a Madrid en Sierra Nevada, enseñándole la nieve por primera vez a Alba, la cual no podía estar más emocionada, la noche anterior no había podido dormir de los nervios y las ganas de llegar ya a la nieve por lo que ahora estaba un poco más irritable que de costumbre, haciendo que Chiara volcara toda su atención en que la niña no pasara un mal rato. La carretera hacia Sierra Nevada era estrecha y sinuosa, haciendo que la ansiedad de Violeta creciera por momentos ante la conducción descuidada de Chiara. En una pequeña cuesta, Chiara aceleró levemente, provocando la risa descontrolada de Alba.

—¡Más rápido, Kiki!

—¡No! Chiara, más despacio ya—dijo Violeta frunciendo el ceño.

—Pero, Vio, mira lo bien que se lo está pasando—señaló a Alba.

—A ver si se lo pasa igual de bien cuando nos salgamos de la carretera y acabemos en el cementerio—contestó seria Violeta.

Chiara se fijó en la cara de pocos amigos que tenía su novia en ese momento y decidió bajar la velocidad, no quería que el día empezara mal.

—Tienes razón, lo siento—Violeta asintió complacida y Chiara le echó un vistazo al GPS, con las risas de Alba había olvidado prestarle atención a sus alrededores pero juraría que ya había visto aquel paisaje.—Vio, ¿estás segura de que es por aquí?

—Sí, eso dice el GPS—dijo Violeta como si fuese lo más obvio del mundo.

—Es que creo que ya hemos pasado por aquí—se quejó Chiara mientras desviaba la vista al móvil para comprobar si iban por el camino correcto.

—¡Chiara! Mira a la carretera.

Violeta se agarró con fuerza al manillar del coche mientras que Chiara volvía la vista al frente.

—Perdón. Pero, mira el GPS, porfa.

Violeta suspiró con pesadez pero no se negó.

—Vamos bien, lo pone aquí, dice que sigas recto.

—No sé, yo no me fío. Creo que ya hemos pasado por aquí—dijo Chiara mientras negaba agobiada.

El GPS no indicaba que fuesen por mal camino pero al fijarse mejor, Violeta vio como la hora estimada de llegada había aumentado una hora. Suspiró con pesadez, lo último que le apetecía en este mundo era estar una hora más en esa trampa mortal conducida por Chiara y avivada por Alba.

—Vale, nos hemos equivocado en algo, dice que llegaremos en una hora—admitió Violeta con descontento.

—Si es que te lo había dicho, Violeta. ¿Ahora qué vamos a hacer? Esto pasa por no hacerme caso, si es que siempre tengo razón—se lamentaba Chiara.

Violeta la miró sorprendida y levantó una ceja.

—¿Qué?

—Que ninguna tiene razón—reculó Chiara al escuchar el tono de Violeta.

Violeta sonrió complacida y volvió a mirar el mapa del GPS.

—¿Cuánto queda?—preguntó Alba con una voz que Violeta sabía que acompañaría el llanto prontamente.

Iba a ser una hora muy larga.

Después de unos cuantos cambios de trayecto, una parada para consolar a Alba y que durmiera un rato y escuchar música nueva para matar el rato, consiguieron llegar a la nieve.

Sweet nothingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora