Incompetentes

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Habían pasado dos semanas en las que Violeta se quedaba después de su turno charlando con Chiara en su despacho. Habían encontrado en la otra una persona con la que tenían muchas cosas en común. Después de muchos años, Violeta se sentía joven otra vez. Era más que su edad, pues seguía siendo joven, pero desde que había tenido a Alba sentía que su personalidad se basaba solo en eso, en ser la madre de otra persona. Sin embargo, con Chiara hablaba de sus intereses y de sus gustos. Habían descubierto que a las dos les encantaban los musicales, en concreto Chicago. Que les encantaba la música y que, además, tenían gustos parecidos. Conforme pasaba el tiempo, las dos se iban sintiendo más cómodas en la presencia de la otra y hablaban de temas que no habían compartido nunca antes con nadie. De hecho, la noche anterior, Chiara le había confesado que su madre la presionaba mucho por el negocio familiar. Quería que fuese la nueva CEO de Williams y por eso le había puesto a cargo de este hotel, para que demostrara que podía hacerse cargo de la empresa. En aquel momento, Violeta solo pudo abrazarla al verla emocionada y Chiara le había admitido en un susurro que ni siquiera sabía si quería dedicarse a eso.

Violeta se encontraba en la cocina. Sin embargo, su mente ya estaba en el despacho de Chiara. Tenía muchas ganas de volver a hablar con la morena. Le había hecho una playlist para animarla y estaba deseando ver la reacción de la chica. También había comprado una serie de ingredientes para que Chiara aprendiera a cocinar. Esa misma tarde, después de salir del hotel, irían las dos a su piso para empezar con las clases de cocina. Alba estaba muy ilusionada, ya que hacía tiempo que no veía a la inglesa y la echaba de menos.

El sonido de su teléfono la sacó de su ensoñación y salió de la cocina para responder tranquila.

-Buenas tardes. ¿Es usted la madre de Alba Hódar? -Le preguntó una voz de mujer desde el otro lado del teléfono.

-Eh, sí.

-Soy su tutora. No se preocupe que no es nada grave, pero la niña tiene fiebre y creemos que lo mejor es que venga a recogerla.

A Violeta se le hizo un nudo en el estómago, obviamente sabía que no era nada grave. Todo el mundo tenía fiebre y se recuperaba, pero aún así no pudo evitar el nudo que se formó en su estómago. Se dirigió al despacho de Chiara para informarle de la situación y avisarle de que no podrían tener la clase de cocina. Pero al entrar se llevó una sorpresa. En el despacho estaban Chiara, Lucas y una pelirroja que no conocía hablando seriamente.

-Perdón por interrumpir. Pero es que me han llamado del cole de Alba y tengo que ir a recogerla-Dijo mirando solamente a Chiara.

-¿Alba? ¿Está bien? ¿Le ha pasado algo? -preguntó Chiara un tanto asustada. Violeta sintió una extraña sensación al notarla preocupada por su hija.

-Sí, sí. No te preocupes, solo es un poco de fiebre.

-Vale, cógete el resto del día libre. Espero que se ponga mejor.

Violeta le sonrió agradecida y Chiara imitó su gesto. La de Granada no pudo evitar perderse un poco en los ojos verdes de la inglesa, hoy los tenía especialmente brillantes.

-Pues no. No se va a coger el resto del día libre por una fiebre. Hoy tenemos un evento importante y necesitamos a todo el personal trabajando-dijo Lucas cruzando los brazos y poniendo cara de aburrimiento.

-Lucas, es su hija. Tiene que ir a por ella- Chiara lo miraba enfadada.

-Que vaya a por ella su padre. A mí qué más me da.

Violeta se sonrojó y desvió la mirada. No sabía qué hacer. No tenía a nadie que pudiese ir a recoger a la niña. Álex estaba trabajando y Denna igual. Miró a Chiara desesperada y esta se levantó de su escritorio.

Sweet nothingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora