Madre terrible

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Violeta le dio un abrazo enorme a Chiara nada más verla. Estaba muy agradecida con ella por todo lo que había hecho y le había traído lo que había sobrado de la tarta del evento para agradecérselo. Se separó y le puso la bolsa con la tarta en la cara.

-Te he traído tarta-canturreó Violeta emocionada. -¿Cómo está Alba? ¿Está en el salón? ¿Ha comido?

Chiara rió mientras la dejaba pasar.

-Muchas gracias. Está bien, tiene menos fiebre y está durmiendo en su cama. Ha comido sopa, comprada, no te preocupes, no la he envenenado.

Violeta se rió y le dio un beso en la mejilla a Chiara que le tomó de sorpresa.

-Eres genial. No sé cómo agradecértelo... Espera, ¿has dicho en su cama?

-Sí, Ruslana ha traído una cama de niños para que esté más cómoda. Por si se queda más veces ¿Quieres verla?

-¿Qué? ¿Una cama? Kiki... Yo-

-Perdón, Vio. Me he pasado. No quería dar por hecho que se iba a quedar más veces. No quería ofenderte.

Violeta sentía que se iba a derretir allí mismo y la cogió de la mano.

-Muchas gracias. Me encantaría. En plan, le encantaría a ella. Quedarse aquí.

Las dos se sonrojaron a la vez y separaron la vista. Chiara llevó a Violeta a la habitación de invitados. Era una habitación que estaba casi vacía, solo se veía la pequeña cama con un edredón de estrellas violetas en mitad del cuarto. Había un peluche que había traído Ruslana hacía unas horas pero poco más. Alba dormía con las sábanas por los pies de la cama y Chiara se acercó a taparla de nuevo.

-Kiki, ¿por qué lleva un pijama nuevo? ¿Y su ropa? -preguntó Violeta una vez salieron de la habitación.

-Oh, Violeta. Um, tenemos que hablar.

La conversación fue interrumpida por el teléfono de Violeta que empezó a sonar, se alejó un poco de la inglesa para tener un poco de privacidad mientras que Chiara pensaba en cómo contarle todo a Violeta para no asustarla mucho.

-Chiara, me han llamado del colegio de Alba. ¿Se puede saber por qué les has dicho que no va a volver allí?

Violeta no estaba enfadada, solo estaba muy confundida. No entendía nada. Chiara se sentó en el sofá y le hizo un gesto a Violeta para que la imitara. Se sentó con nervios y miró a Chiara expectante.

-Violeta. Ha pasado algo.

Chiara le contó la historia a una Violeta que no podía creerse aquello. El estómago se le cerró y por un momento pensó que iba a vomitar. Cuando terminó, Violeta tenía los ojos llenos de lágrimas y se llevó una mano a la boca.

-Es todo mi culpa-dijo Violeta muy afligida antes de echarse a llorar.

Chiara la abrazó y Violeta se dejó abrazar.

-No es tu culpa. Es culpa de la educación del niño ese y culpa de los profesores.

Una vez Violeta se había cansado de llorar, se separó de Chiara y fijó la vista en la puerta de la habitación donde estaba su hija.

-Dios, soy una madre terrible. No me ha querido contar esto.

Chiara se acercó a ella para secarle las lágrimas con el pulgar. La miró a los ojos y le acarició la mejilla.

-Vio, eres una madre increíble. Y es por eso por lo que no te lo ha dicho. No quería que te preocuparas.

-No tendría que estar preocupada por eso. Madre mía, no quería ir al colegio y yo le obligaba.

Sweet nothingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora