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Emilio dejó su mochila sobre el escritorio, porque si, el jefe de la empresa llevaba una mochila y jeans, en vez de un traje y un portafolios, ese no era su estilo.

Su celular sonó y se alejó del escritorio para contestar.

- Hola, amor.

- Hola, Emi. ¿Ya dejaste a Ali en casa?

- Sí. Acabo de llegar a la oficina. - Emilio suspiró, mirando por el gran ventanal de su oficina -. Tuvimos una charla importante en el auto: ese profesor tendría que ser despedido.

Joaquín hizo un sonido de afirmación, de fondo se oían algunos gritos y risas de niños.

- Pero ya oíste a Rebeca, el tipo está muy bien acomodado. Hablaré con algunos directores, puedo conseguir el contacto de quién lo tiene allí, porque cambiar a Alatz de colegio no es una opción.

- Te amo. -soltó Emilio embelesado por la voz de su Omega. Joaquín se rio bajito.

- Yo te amo más.

- ¿Los chicos llegaron bien a la escuela?, ¿Ab te dió algún problema?

- No, mi cachorrito bebé siempre se comporta. - La dulzura en la voz de Joaquín hizo sonreír a Emiliom-. Alan te dejó saluditos.

- Mi cachorro hermoso, siempre tan amable.

Emilio siempre decía que, si le pagaran cada vez que su familia lo hace suspirar, sería multimillonario.

- Y Asher se comporta extraño, está así desde hace unos días. ¿Notaste que cambió de uniforme?

Emilio asintió y después recordó que Joaquín no podía verlo.

- Sí, pero creí que sólo tenía frío.

- Le pregunté si tenía algo que contarme. Me aseguró que todo estaba bien, pero tengo éste sentimiento que no me deja creerle.

- Ya, ya, Omega. Los niños merecen tener algún secreto, si fuera grave él hablaría con nosotros. Esperemos que se sienta cómodo para hablar.

- Uh-huh... - respondió Joaquín no tan convencido - Me preocupa que por mucho que nos esforcemos, no podemos ir en contra de su naturaleza. Si Ezra se siente inseguro sobre algo, no vá a decirnos.

- Su Omega sabe que aquí estamos, cielo. Pero si te hace sentir mejor, le tendremos un ojo encima, tal vez sólo está por presentarse y le dá algo de vergüenza.

- Eso creí. Sí, me haría sentir mucho más tranquilo. Si está por presentarse no quiero que nos tome desprevenidos, por eso quiero hablar con él.

- Podemos hablar con él, después de tener esa charla con Alatz.

- Sí. Gracias...

- No tienes que agradecer, Omega. Son míos, quiero que todos estén bien.

- Sólo tuyos, Alfa. - afirmó Joaquín.

Emilio sonrió e iba a responderle, pero unos toques en su puerta lo interrumpieron.

- Te dejo, Omega. Me buscan en la puerta.

- Adiós, Alfa. No olvides que yo paso por Abdiel hoy, ¡te amo!

- ¡Te amo también!

La llamada terminó.

Lo golpes volvieron a sonar, Emilio caminó hasta la puerta y la abrió. El secretario de Emilio se dejó ver con una sonrisa amable, llevaba su tableta-agenda en una mano y en la otra su lápiz táctil.

ALATZ II // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora