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Joaquín estaba semisentado en la cama, la cabeza de su Alfa recostado en su regazo. El Omega repartía ligeras caricias en el cabello de su esposo, mirando con adoración su perfil mientras conversaban.

No era fácil dar respuestas. Tanto así, que la pareja se encontraba susurrando dentro de su propia habitación.

— Así que... Ese hombre, Federico. ¿Sería el tío biológico de nuestro cachorro?

— Ajá... — respondió su Alfa, mordiendo sus labios.

El leve aroma de Joaquín mantenía calmadas las ansias de Aristóteles.

— Carajo..., ¿y qué hacemos?

— Nada. No hagamos nada.

Joaquín asintió, pero al notarlo, negó chasqueando su lengua.

— Emilio, nosotros... Antes no lo sabíamos, pero ahora... ¿está mal ocultarle ésto a Alatz? — dudó Joaquín relajándose tras suspirar.

— No, no está mal. — sus pocas palabras salieron en un tono de berrinche. Joaquín negó sin dejar de repartir caricias a lo largo de su cabello, separando sus cortas ondas en dos —. En 18 años jamás ha preguntado, y él sabe sobre su nacimiento. Es claro, amor, no está interesado saber.

Emilio rió nervioso y posó una mano en la pierna de su Omega, moviendo su dedo pulgar en un sutil mimo.

— ¿Y si un día pregunta?

— No lo hará.

— Emilio. — advirtió Joaquín tirando un poco del cabello, sin dejar de acariciarle después.

— No lo hará, Joaquín. Él nunca necesitó saber, nosotros somos suficientes para él. Eres su madre, yo soy su padre, no vá a preguntar. — respondió restándole importancia.

— Hay que estar preparados por si algún día pregunta, corazón. — Joaquín llevó su mano a la mejilla de su Alfa, delineando sus pómulos con la yema de sus dedos —. Él no vá a dejar de amarme ó dejar de amarte, nunca. — Emilio asintió, aún acariciando la pierna de su Omega —. Él tiene derecho a saber, ¿um?

— Ajá.

— Deme tus manos, anda.

Emilio se quitó del regazo de su Omega y fué él quién se incorporó. Joaquín se subió al regazo de él, tomó una de sus manos. Quitó con suavidad los 2 anillos en su mano izquierda.

— ¿Supiste algo más del hombre...?

Joaquín dejó los anillos en su lado de la cama. El Omega comenzó a besar los dedos de su Alfa.

— Lo busqué. — suspiró Emilio, dejándose mimar por su esposo, observando cada movimiento —. Nunca pude cruzarme, ni ver a los McGregor..., pero en las fiestas de socios se los nombraba mucho.

— ¿Entonces...? — Joaquín dejó el último beso en el dorso de la mano de su Alfa y lo pasó por su mejilla. Emilio acarició allí.

Joaquín sonrió inconsciente mientras tomaba la otra mano de su Alfa.

— Jamás alguien mencionó que los McGregor tuvieran 2 hijos... sólo uno.

Joaquín no quitó el anillo ésta vez. Su alianza de matrimonio se veía preciosa en la mano de su Alfa.

— Asthon McGregor, casi no existe, créeme no fué fácil encontrar nada de él. — El Alfa bufó, más sonrió cuándo el Omega exageró uno de los besos —. Asthon estudió derecho al mismo tiempo que yo estudiaba arquitectura, nos graduamos el mismo año. 2 años después, tras un «conflicto familiar» los McGregor lo echaron de casa y su familia. Es todo lo que dice en internet.

ALATZ II // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora