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Joaquín entró a la habitación de su hijo cómo cada mañana.

— ¡Alatz se hace tarde!

Su hijo se removió en la cama, pero no contestó. Joaquín rodó los ojos y levantó la ropa del suelo, frunció el ceño al encontrar unas medias llenas de barro junto a la semana.

— ¿Caminaste por el patio descalzo?

Alatz no respondió. Joaquín iba a sacarle la manta.

— ¿Qué decías, mamá?

Joaquín se sobresaltó y miró a la entrada. Alatz estaba en piyama y su cepillo de dientes en la boca.

Joaquín entrecerró los ojos, lo señaló y luego a la cama en forma de pregunta.

— ¿Yamilet volvió a quedarse a dormir?

Alatz asintió y se encogió de hombros.

— La Luna, ¿sus padres saben?

— ¿Porqué?, ¿algo te hace creer que sí?

Joaquín negó y levantó las medias de su sobrina para salir de la habitación.

— Despiértala, tiene que ir a su casa por ropa y su mochila. —comentó el Omega, dejando un beso en la mejilla de Alatz.

Alatz interpuso su brazo antes de que el Omega salga de la habitación. Joaquín elevó la vista confundido.

— ¿Todo está bien?

Joaquín observó los ojos de su hijo, tratando de descifrar si sabía algo en particular.

— Si, amor. Todo está bien, ¿porqué?

— Nada, nada. Me pareció que papá y tú estaban extraños ayer en la comida, ¿seguro que no pasa nada?

Joaquín le sonrió suave.

— Tranquilo, Alatz. Nada que por ahora tu padre y yo no podamos controlar.

— Entonces si pasa.

Joaquín negó.

— No te preocupes. — Joaquín le hizo señas hacía Yamilet —. Andando, se les hace tarde.

Alatz asintió y Joaquín caminó fuera de la habitación.

— Mamá. — llamó, y el castaño volteó —. Te amo.

— Yo también, cariño.

Alatz se adentró a su habitación, caminando a la cama. Sostuvo su cepillo con sus dientes para tomar la pierna de su amiga y jalarla fuera de la cama.

La chica soltó un gritito y una palabra que Alatz no tenía permitido decir en la casa.

— No se despierta así a la gente. ¡Animal!

Alatz sacó su cepillo de diente de su boca.

— Se hace tarde. No hay tiempo para despertares agradables, señorita.

Yamilet le enseñó su dedo medio y Alatz le hizo la misma seña, ambos con una sonrisa.















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ALATZ II // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora