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Alatz abrió la puerta de la casa y dejó pasar a Emilio antes de entrar él.

- Sí, decidimos dejar el contrato para ser firmado la próxima semana. - comentó Emilio y Alatz asintió.

- Fué una buena idea dejarlo a prueba, ¿cómo dijiste que se llamaba?

- Fede...

- ¡Papi! - El grito lejano de Abdiel cayó las palabras de Emilio, que se quedaron en el aire.

- Hola, cachorrito bebé. - saludó Emilio suavizando la mirada, viendo cómo Abdiel corría hasta él. El Alfa lo levantó en sus brazos y el niño chilló feliz abrazándose a su cuello -. Mi bebito hermoso, ¿Cómo estuvo tu día?

- ¡Bien-bien! - exclamó separándose del cuello de su padre y mirándolo con una sonrisa.

- ¡Wow! ¿Dos veces bien? - preguntó Emilio con la misma emoción y Abdiel asintió feliz.

- Hola, enano caprichoso. - saludo Alatz y le revolvió el cabello, caminando de largo hasta la cocina.

- ¡Ali! ¡Caplichoso no! - se quejó Abdiel y apoyó su carita en el hombro de Emilio -. Papi... Caplichoso no.

- Sh, sh. Tranquilo, bebé. No eres un caprichoso, tu hermano sólo está jugando. - calmó Emilip acariciando su cabecita y adentrándose a la cocina.

Joaquín lavaba platos y Alatz ya estaba ayudándolo. Emilio sonrío al escucharlos reír, Joaquín le susurraba algunas cosas y Alatz asentía, compartiendo risitas cómplices.

Mis amores... 🐺

Nuestros.

- Creí que nosotros no teníamos secretos, Omega. - habló Emilio con un tono divertido, caminando hasta su bello esposo.

Joaquín suspiró cuándo lo tuvo cerca y apoyó su cabeza en el hombro libre del Alfa, recibiendo un segundo de su aroma. Los viernes era ese día largo, que parecía jamás terminar, no se veían desde la mañana hasta que anochecía.

- Hola, Alfa. Te extrañé demasiado. - murmuró. Abdiel se puso inquieto en los brazos de Emilio, pero la pareja supo dejarlo pasar un segundo.

- Yo igual, amor. La empresa es estresante la mayoría de los días y sólo quiero volver a casa, con ustedes. Contigo.

Temo ronroneó feliz por al fin volver junto a su Alfa. Aristóteles le lamió el hocico, saludando y se dejó saludar por su Omega.

Emilio le acarició la espalda, ya que el Omega tenía las manos mojadas y no podía tocarlo. Joaquín levantó la mirada y le sonrió a su Alfa, antes de darle un beso cortito en los labios. Se separaron a la par de un gruñidito de Abdiel y una pequeña risa de Alatz. Joaquín rodó los ojos y le guiñó el ojo a su Alfa, Emilio le lanzó un beso.

Emilio caminó hasta la mesa, haciéndole preguntas a su Omega sobre su día. Preguntó por el paradero de los gemelos, Joaquín sólo les contestó con señas que estaban arriba. Alatz comentó feliz sobre el cambio en los afiches publicitarios.

- Entonces ella me dijo que mi opinión le importaba... - relató Alatz.

Emilio oía atento la historia, aunque ya la había escuchado y Joaquín le prestaba atención, dando pequeños asentimientos, mientras ubicaba los ingredientes que usaría para hacer la cena.

Abdiel se encontraba sentado sobre la mesa, frente a Emilio. El castañito jugaba con los mechones del cabello de su padre, al son de una canción infantil que era balbuceada muy bajito, volviéndola inentendible.

ALATZ II // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora