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Amables políticas del sur

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Amables políticas del sur

—Tengo noventa y nueve problemas en mente. Pero de alguna manera, saber que la resolución de la tensión entre ambos no es una, me hace sentir bien.

Lena estaba sentada en el suelo, apoyada contra el hombro de Key. Era una de tantas personas que comenzaron el día con vuelos atrasados, debido a tormentas eléctricas masivas. Sutherland le dio un toque de hombro a hombro en respuesta.

—Tensión resuelta. No sé si te diste cuenta, pero no soy quiropráctico. Supongo que sí, que en el espacio entre Maryland y Grafton vamos a poder definir qué somos, antes de que el pueblo comience a hablar.

—Odio los pueblos pequeños, y las amables políticas del sur. Hablando de eso —Lena rio—, me asusta pensar que tan transformativa ha sido la experiencia para Zuri.

—No la conocí por mucho, pero algo me dice que, para el final del verano, va a ser parte de la junta de vecinos del pueblo.

—¿Llamamos al diablo? Me acaba de enviar un texto. —Volteó la pantalla, para permitirle leer.

Lele, no llegues directo a la clínica. Ve a la casa. Día pesado.
Te explico al llegar. Aprieta lo que puedas al entrenador, cuando llegues hay agenda cargada.

—No voy a decir nada, excepto que es obvio que te derretiste por mí desde el primer instante. —Key le dio la mano para ayudarla a levantarse. El altavoz anunciaba la reanudación de los vuelos—. Eso, o la mujer trabaja con la Agencia Central de Inteligencia.

—Proyección, manifestación, pura brujería, cualquier excusa es buena con Zuri.

Sutherland guardó silencio. Odiaba la idea de ocultarle algo a Lena. En los pasados días, él había establecido comunicación con Zuri, quien adquirió acceso a su teléfono la noche del incidente de Ivy Harrington.

No había nada en sus conversaciones clandestinas y las presunciones sobre la emergente relación de parte de Zuri eran solo eso, pero era difícil explicarle a Lena que la razón que los había forzado a una amistad rápida no era otra que una preocupación constante sobre su salud mental. Key sabía lo sucedido con Sara Hardy; fue él quien le aconsejó a Zuri que no expusiera a Lena al caso en el momento inmediato de su llegada.

—Estaba pensando —sugirió, una vez en el avión—: Es viernes y tu amiga te dijo que no había razón para ir a la clínica. Te hace falta crear un espacio entre todo lo que acaba de pasar, y lo que te espera el resto del verano. Chattanooga no es Memphis, pero tiene una vida nocturna interesante. Necesito encantarte con una primera cita oficial que no implique comida rápida.

—No voy a hacerme de rogar, Key.

—Es una cita, entonces.

***

Sonata SiniestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora