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Dulce, con tonos de anís

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Dulce, con tonos de anís

—Espero no molestarlas con mi atrevimiento —Vana procedió a acomodar la tarta de manzana en la bandeja de cristal de la cocina. El olor a masa recién horneada inundó la cocina—. No he podido dejar de pensar en la forma tan impropia en que las traté los otros días, y siento que, debemos cerrar ese capítulo de manera oficial.

—Por favor, si vino hasta acá, que no sea para recordar malos tragos. —Lena continuó la conversación, ante el silencio de Zuri, quien apenas manejaba una sonrisa—. De todas maneras, nuestros planes para el sábado en la noche, no iban más allá de ver televisión. Estábamos pensando...

—Sigo pensando —interrumpió Zuri, mientras invitaba a  Lena a hacerle compañía en el  baño, alejándose de la cocina. Vana pareció ignorar su desaire mientras hacía suyo el espacio, optando por hacer café en lugar del usual té frío.

—¿Por casualidad mencionaste que invitamos a Walker a cenar? Hazlo rápido y manda a esta mujer a empacar. 

—Estaba a punto de hacerlo, con la intención de invitar a la enfermera Fisher a quedarse —Lena se mostró sorprendida por la aparente actitud de su amiga—. Zurina, sé que tienes tu forma de ver las cosas, pero para ser una persona tan dada a la conversación y tan transparente con tus sentimientos, no pareces tener un lugar para Vana. No es una mala persona, es una mujer que está sola y es obvio que está tratando.

La observación sobre su transparencia se sintió como un ataque, a pesar de que Lena no tenía idea de que Zuri le estaba ocultando información. Pero decir todo lo que había descubierto en frente de Vana no era una opción. Podía, sin embargo, contar con el elemento sorpresa.

—No hay problema —sonrió—. ¿Quién sabe si es mi momento de seguir jugando a cupido? Walker anda soltero y todo lo demás. De seguro, Vana ha de disfrutar de su compañía. Es solo que, la llegada sorpresiva me sacó de tiempo. Pero donde comen cuatro, comen cinco.

—Doctora Harrington —Vana se asomó por el arco que daba la cocina. El hecho de que mencionara solo a Lena, les dio a entender que tal vez sí se ofendió con la actitud de Zurina—. No encuentro los filtros, ¿me puede ayudar?    

—Por favor.  —Zuri insistió, agarrando el brazo de su amiga y en ese toque suave de piel a piel y en el tono de súplica de sus palabras le dio a entender que tenía un mundo de razones. —Todo bien, pero no menciones a Walker.   

Antes de volver a la cocina, echo un ojo a su teléfono. El texto que envió a Ray seguía sin contestarse, Key le envió un mensaje corto que leía:

Llego a las 7:00 AM. Esperen por mí.

***

—Abuelo, se trata de un evento importante, necesito al menos una hora más.

Annie llevaba a Ray arrastrado por el centro comercial. De todas las actividades que realizaba con su nieta, seleccionar ajuares era la única que le molestaba lo suficiente como para desear tener a alguien que la acompañara en su lugar.

Sonata SiniestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora