1 Crush de varias

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Olivia tenía un crush con una diosa griega, lo tenía desde que tenía uso de razón y desde que la madre de dicha diosa en cuestión estaba viva y trabajaba en la panadería de enfrente. Ya que dicho lugar quedaba lo suficientemente cerca del restaurante de su mamá Pauline, pero no lo suficientemente lejos para no admirarla desde la distancia.

—Persi, Persephone levántate que llegarás tarde a la universidad.

—Cinco minutos más Ar.

—Ya pasaron quince desde hace cinco minutos y no vas a irte otra vez sin desayunar —la destapa.

—¡Artemisa! —grita enojada—. Hace frío.

—No me digas. Arriba o la próxima vez nadaras con los peces —le tirará un vaso de agua.

Deja a su hermana menor en la universidad y se va a hornear a la panadería para estar lista a la apertura y comenzar otro día como cada día con su rutina. A primera hora como casi cada día llega su primer clienta desde hace años.

—Buenos días —entra saludando con una gran sonrisa.

—Buenos días, Olivia.

—¿Cómo está Persi?

—Bien. Aquí está tu pedido y es lo mismo de siempre.

—Gracias. Dales mis saludos a tu hermana.

—Serán dados. Ten, un buen día.

Y así como vino, se fue. La interacción nunca dura más de 15 minutos. Olivia cada día es la primera clienta en comprar, ella le ayuda a su madre en el restaurante, recibe proveedores o pasa a ayudar cuándo hay mucha gente. Por Persi, Artemisa sabe que Olivia estudió alta cocina y está habiendo un curso de pastelería, ella y su hermana son muy unidas, casi desde que su madre le compró a su padre esta panadería con todos sus ahorros, para que él cumpliera su sueño, que solo duró 3 años, el tiempo que ella vivió para verlo realizarlo a su lado.

—Artemisa —la puerta se abre de nuevo y es Olivia de nuevo—, casi lo olvido pero mi mamá, Juliana, me dijo que les dijera, si quieren ir a cenar esta noche. Es noche de torneo de pizzas.

—Claro, pregúntale a Persi, yo no tengo problema.

—Bien, adiós.

—Adiós.

Cierra con llave hasta la hora de la apertura, se apoya en la mesa de trabajo exhausta. La rutina de amasar y hornear todo sola, la tiene completamente cansada. Mira a un costado y ve una foto de Persi el primer día de universidad con una gran sonrisa, ella es quién la motiva a seguir adelante y como no puede costear un ayudante tiene que hacerlo todo sola.

—Bueno a trabajar, que ese título no se pagará solo.

Para tener tan solo 26 años parece una persona de unos 80, solo trabaja, tiene un solo mejor amigo que es el panadero que le enseñó todo, Ambrose. Ni siquiera ha salido a citas. Pero siendo honestas ¿con qué tiempo? Sí, abre temprano, para trabajar en la masa que dejó el día anterior, hornea, le deja la panadería a su única empleada mal pagada, va a comprar en su vieja Ford los sacos de harina y todo los productos, los deja en la panadería y vuelve a casa para cocinar el almuerzo, vuelve a cerrar, trabaja dejando la masa lista para el día siguiente y vuelve a casa agotada, a veces ni siquiera cena, solo se baña y se acuesta. Lleva en la misma rutina desde los 17 años y está realmente agotada.

—Hola Artemis, buen día.

—Buen día, Louisa.

—Dime Lu, sueno cómo mi abuela cuándo me llaman por mi nombre. Ya bastante malo es que me lo pusieran.

Los sabores del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora