36 Lo hice por ti

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—Era una sorpresa —dice Artemisa.

—Oh créeme, que me sorprendió bastante —la castaña traga con dificultad y deja la carpeta frente a ella.

—Desde que era una adolescente y mi madre murió, me puse a mi misma en segundo lugar, porque mi prioridad era mi hermana, jamás fui excepcionalmente buena en algo o destaque sobre el resto, por eso cuando tuve que hacerme cargo de Persi y dejar todo de lado, lo asumí sin pensarlo mucho, al menos era muy buena siendo una hermana mayor.

—Lo eres —Olivia relaja su postura y Arte suspira.

—Cuando nos fuimos acercando y finalmente accediste a ser mi novia, yo —dibuja una gran sonrisa— quería darte lo mejor, pero siendo honesta no tengo mucho material para ofrecerte, por eso fui a hablar con tus tías, ellas me habían ofrecido comprarme la panadería y la oferta era buena, pero no podía venderla. Pero quería darte lo mejor, te mereces lo mejor y para poder ofrecerte eso tenía que dejar algo atrás, quería que cuando volvieras, darte —le extiende la mano y Olivia la toma, sacándole una sonrisa— un futuro, juntas. Quería cambiar la panadería por una pastelería a tu altura, y quizás ni siquiera te llegue a los talones. Es que tengo una novia muy talentosa —besa su mano.

—Aduladora —le sonríe y le besa—. Dime que no vendiste la panadería —apoya su frente en la de Artemisa—, porque mataré a mi tía —la castaña ríe.

—No lo hice, ella decidió invertir en nuestro negocio y futuro —Olivia se separa y sonríe—. Con tu mamá hicimos el diseño y su constructora hizo el resto —suspira y abre la carpeta—. En los títulos de propiedad, estamos ambas —los ojos verdes se llenan de lágrimas—. Yo no tengo mucho para ofrecerte, pero estoy dispuesta a trabajar lo necesario en nuestro negocio, en nuestra relación y en nuestro futuro juntas.

—Dime que esto no es una pedida de matrimonio —le dice entre lágrimas.

—No lo es —se ríe—. Tiene que ser algo épico que le podamos contar a nuestros futuros hijos. Pero que sepas que te amo y que quiero un futuro contigo en el.

Olivia se levanta y se sienta sobre sus piernas para besarla, la abraza y llora colocando su rostro sobre su hombro. Recuerda a la madre de Artemisa y Persi, ella era una mujer maravillosa, muy parecida físicamente a su hija menor, la panadería es lo que les quedaba de ella y su novia la ha derrumbado para crear cimientos a futuro y darle una pastelería con la Olivia solo había soñado. Lo único que ella ignora es que el hogar de ambas está arriba y que las espera.

Deciden presentarse en la casa de Julia y Víctoria dónde están todos esperándolas. Quién abre la puerta apenas después del segundo golpe es Julia, Olivia se abalanza contra ella y la abraza fuerte, su tía suspira y le corresponde el abrazo, le pide con un brazo acercarse a su tía Vicky para tomarla entre sus brazos, hace lo mismo con el resto de la familia. Se sienta al lado de su abuela Tricia, tomando su mano, ella siempre le ha dado calma.

—Arte me explicó que ustedes, tías, han decidido invertir en nuestro negocio y claro que son cómplices, como básicamente todos. Que detrás de esa obra en construcción tapada, está nuestra nueva pastelería —le sonríe a su novia—. Quería llegar y darles una sorpresa, aunque me la llevé yo —todos sonríen aliviados—, y claro que me enojé al saber que me lo habían ocultado. Mamá ¿Cuándo podremos ir a ver la obra?

—Bueno en realidad va a estar completamente lista la semana que viene, tienen que terminar de pintar, poner el cartel y llevar los muebles y máquinas de la panadería. Aparte, Artemisa compró heladeras nuevas para exhibir tus creaciones que llegarán este viernes. Para el martes va a estar todo listo.

—¡Me va a matar la intriga! —dice exasperada Olivia—. Tías ustedes siempre se exceden.

—¿Y qué? Es nuestro dinero —dice Julia respondiendo a la defensiva.

Los sabores del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora