5 Domingos de piano

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Artemisa está parada aún con su pijama puesto, y una taza de café en la mano izquierda, mientras acaricia a su gato con la otra mano y mira por la ventana perdida en el horizonte. Dos golpes suenan en la puerta, a pasos pesados va a atender, anoche no durmió casi nada.

—Hola, buen día.

—Buen día, pasa.

Olivia entra con sus enormes ojos verdes y ve a Persi desayunando que la ve entrecerrando los ojos, lo que la hace tragar grueso, olvidó quizás el detalle de decirle.

—Hola, Oli ¿Vienes a aprender a tocar el piano? —su amiga asiente— Ah ¿Se pondrán ya?

—En realidad tengo que ir a comprar unas cosas ¿Puedes esperarme? —le dice Artemisa y la otra asiente.

La castaña se va a cambiar por ropa para salir, luego sale vestida y toma sus llaves, dejando un beso en la cabeza de su hermana. Olivia se sienta frente a su amiga callada y espera la confrontación, mientras Lucifer se le sube en las piernas y le ronronea bajo las caricias de sus manos ¿Cómo le dices a tu mejor amiga que te gusta su hermana?

—¿Vas a tomar clases de piano con mi hermana, cuándo tú tocas piano, violín y violonchelo? Te daré cinco minutos para que pienses muy bien lo que vas a decirme —coloca el cronómetro y la mira fijo mientras se toma su taza de chocolate caliente.

Olivia la mira nerviosa y mira el cronómetro, tenía la charla preparada en su cabeza, ojalá fuera la misma niña que ardió un plan para juntar a sus mamás, pero esa niña creció y quedó enterrada bajo una Olivia casi adulta, una casi adulta que tiene miedo de perder a su mejor amiga, por no haber podido evitar enamorarse de la hermana mayor de dicha amiga.

La alarma suena y ella agacha la mirada.

—No quiero perderte Persi —empieza la oración—. Yo me iré el año que viene a Francia por una beca en alta cocina y pastelería —la taza suena en la mesa con brusquedad—, solo me iré un año.

—¿Qué tiene que ver eso con mi hermana?

—Yo —traga grueso—, estoy enamorada de ella desde la primera vez que entró al restaurante de mi madre, con tu mamá a pedir una pala y una escoba —la mira y la cara de Persi muestra sorpresa—. Me propuse tratar de acercarme a ella este año, tratar de que me viera, no solo como la mejor amiga de su hermanita, sino como mujer —Persephone sigue sin hablar—. Yo no planee sentir esto por ella y quise que se me pasara, pero a medida que el tiempo...

—Te irás el año que viene por un año, Olivia ¿Quieres que ella te note, se enamore y te vayas? ¿Quieres vengarte porque no te ha notado antes?

—Quiero que ella me note, y si se da, salir a realizar mi sueño y volver para ofrecerle algo mejor, estar a su lado y hacerla sonreír, devolverle la alegría de la niña de la que me enamoré por primera vez.

Persi sonríe ante esto, ella también quiere ver bien a su hermana, quiere verla reír y recordar esa adolescente que jugaba con ella, que reía a diario, que le tocaba el piano y le hacía canciones, cantaba con su mamá en la cocina y luego se unía a ellas para cantar las tres felices.

—Ayer hablé con Arte, salió con Lou y me dijo que no quiere nada ahora, que a Lou la quiere como amiga —Olivia agacha la mirada—, así que si vas a hacer tu movimiento, hazlo pero de manera sutil, enamorar a mi hermana no es fácil.

—¿Me ayudarás?

—Eres mi mejor amiga y Lou me agrada bastante, ella también está enamorada de Arte. Lo siento, pero tengo que ser justas con ambas y ayudar a una, sería traicionar la confianza de la otra.

—¿No estás enojada?

—¿Honestamente? Un poco sí, tienes un crush con mi hermana desde hace años y recién ahora vienes y me dices de tu enamoramiento, también me vengo enterando de la beca, tal vez debo conseguirme una nueva mejor amiga.

Los sabores del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora