Los días parecen escurrirse entre sus manos, y ya van por el miércoles. El lunes y martes se la pasaron paseando por la capital, visitando puestos, comiendo lo típico de la zona, hay tanto por ver y tan poco tiempo, así que hoy deciden darse un respiro de la rutina. Se levantaron mucho más tarde que cualquier día que han pasado juntas y puede deberse en parte en lo ocupadas que estuvieron haciendo el amor hasta la madrugada, pero también en el descanso que se debían.
—¿Por qué no puedes quedarte acostada? —le dice Olivia en cuánto la siente vestida con una camiseta holgada a su lado.
—Porque te dije que cada día te traería el desayuno a la cama y es algo que pienso cumplir cada día. Aparte —se acerca y deja pequeños besos en su rostro—, tantos años de dormir poco y levantarme temprano, me han acostumbrado a madrugar.
Se acuesta a su lado, besa su hombro y espalda desnuda, Olivia voltea para verla y recibe besos mientras sonríe.
—Me vas a mal acostumbrar Valentia.
—Mal acostúmbrate, porque una vez que vivamos juntas, esto será cuestión de todos los días.
—¿Me traerás el desayuno y me cocinaras cada día?
—Yo no dije nada de cocinar —ambas se ríen—, abusiva.
—Esta implícito, mi amor, sino moriremos de hambre —Arte niega mordiéndose el labio inferior—. Tendré que ver que hacer para igualar todo lo que vas a hacer.
—Lo haces —le quita el cabello del rostro y ve sus ojos verdes, como ama el verde oliva, de Olivia—. Me has devuelto la sonrisa y soy feliz con tenerte.
La joven, se coloca de costado para abrazarla, aspira su aroma y mete las manos entre su ropa acariciando su espalda, mientras le deja besos en el cuello y Artemisa cierra los ojos gustosa de recibir los mimos de ella.
—Te haré y trataré de que seamos felices el resto de nuestra vida juntas. Te amo tanto, Artemisa. Que a veces tengo miedo de despertar y que esto haya sido un sueño, o producto de mi imaginación.
—Esto —las señala a ambas—, nosotras aquí y ahora es real, estamos juntas.
Luego de besarse por un rato de disponen a desayunar sobre la cama, Olivia ve desde hace mucho tiempo en los ojos de su novia, esa mirada inconfundible, es la mirada de alguien que te mira con amor, sus ojos brillan, y Artemisa muchas veces se queda colgada mirándola, pero a ella le pasa lo mismo cuando la ve ¿En que piensa Arte cuando la ve? Quizás en lo mismo que piensa y fantasea Olivia, en un futuro juntas, en una familia a futuro, en una propuesta de matrimonio, en un casamiento, en días y noches compartiendo la misma cama, en lo mucho que se aman.
—¿Tienes todo para llevar a la playa?
—Sí, ya está todo en la canasta ¿Llevas las toallas y la manta para la arena, sombrilla y protector?
—Llevo todo —dice Olivia dando un saludo militar, que hace reír a su novia—. Vamos.
Salen rumbo a la playa, Artemisa toma la delantera cargando lo más pesado, haber cargado tantas bolsas de harina ha sacado sus beneficios y Olivia si que sabe apreciarlos.
—¿Algo que te guste? —voltea la castaña, bajándose los anteojos de sol.
—Me encanta esa sombrilla que llevas ¿Dónde la compraste? —Artemisa niega mordiéndose el labio inferior— Haces mucho eso con la boca, tal vez sea un tic —le dice riendo pasándole por al lado— ¿Algo que te guste?
—Estoy viendo esa toalla fucsia que me encanta.
—¿Solo la toalla?
—Sí ¿Dónde la compraste? —llega a su lado para besarla y le aprieta el trasero.
—Oye, esa mano.
—No sé de que hablas.
Se acomoda los anteojos y sigue caminando rumbo al mar sonriendo, su novia no tarda mucho en alcanzarla. Extienden una manta en la arena, abren la sombrilla y se colocan entre ellas el protector solar, Olivia saca de la canasta varios tupper llenos de cosas nuevas que hizo probar hacer para compartir con Artemisa.
—Toma el que más te llame la atención y vamos a ir probándolos para saber cuál si y cual no —le dice Olivia.
Ambas toman y comparten lo que eligieron, dan una breve reseña de si algo se puede mejorar o que le quedaría mejor para que vaya acorde al sabor. Toman bastante agua y mientras Olivia termina de guardar todo lo que sobró, Artemisa la observa atenta, para hacerle una pregunta que solo ha pensado.
—¿Qué quieres hacer cuándo vuelvas? —le cuestiona.
—Para empezar seguramente ponernos al día, con nada de ropa —Arte sonríe mordiendo su labio inferior—. Otra vez ese tic —la besa en medio de una sonrisa—. La verdad es que quiero estar contigo, hacer que la panadería crezca y que vendamos creaciones nuestras.
—La panadería fue un regalo de mi madre para mi padre —claro que ella lo sabe, Persi le contó la historia de amor un millón de veces, y como ellos trabajaban a la par—, yo solo seguí con el negocio porque era lo que me quedaba de ella —suspira—, si pudieras elegirle un nombre, nuevo, un nombre cualquiera ¿Cuál sería?
—"Los sabores del amor" —dice con una gran sonrisa—. Creo que en este tiempo, ambas hemos creado cosas maravillosas y todo porque lo estamos cocinando con amor, con el amor que nos tenemos y lo transmitimos a la comida.
—Me gusta.
—Pero la panadería ya tiene un nombre y es el que tu mamá eligió.
—¿Vamos al mar? —cambia de tema— Necesito bajar todo lo que hemos comido, me has tenido como tu rata de cocina, probando todo ¿O caso quieres engordarme para comerme?
—Amor —le deja un beso en la mejilla—, yo te como de cualquier manera, hasta recién levantada.
—¡Que atrevida me has salido, Olivia!
Le dice intentando alcanzarla metiéndose ambas al mar. Luego de pasar casi todo el día en ese pedazo de costa y de que Artemisa se quedara dormida sobre Olivia que la acariciaba con un mano, mientras leía con la otra, deciden emprender la vuelta a para bañarse y comer algo, también tomar algo fresco e hidratarse.
Olivia se mete a la cama entre las sábanas suaves para pegarse a la diosa que responde mensajes con notas de audio a su hermana, sobre algunos proveedores, y dónde conseguir algunas cosas. En cuánto su novia llega a su lado, deja el teléfono para darle su completa atención.
—¿Estás cansada?
—Agotada, hazme cariñitos.
—Ay Dios, que mal acostumbrada te tengo.
—Muy y es tu culpa, hazte cargo.
—Con todo gusto.
La acaricia mientras la mitad del cuerpo de Olivia está sobre el suyo, no tarda mucho en escuchar un suave ronquido, apaga la luz de su mesita y mira la cortina algo abierta, piensa que mañana cuando despierte seguramente que primero, va a tener que correrla así, no le da en el rostro el sol a Olivia y puede descansar tranquila.
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Los sabores del amor
RomanceArtemisa tiene una panadería prácticamente en banca rota, Olivia, la mejor amiga de su hermana y quién tiene un crush con ella desde la primera vez que la vió, va a intentar ayudarle a salvar el negocio que le dejó su madre, y quizás con suerte hace...