4 Sábado

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El sábado llegó y pese a buscar e inventar una y mil excusas para cancelar, Persi no la dejó y Artemisa no pudo escapar al compromiso.

—Hola.

—Hola, Artemisa ¿Lista? —le dice la rubia con una gran sonrisa en cuento la ve—, tenemos buenos lugares, vamos a hacer la fila.

Caminan hasta la fila y toman su lugar para entrar y ser ubicadas, Luo la mira e intenta empezar una conversación, pero la castaña tiene la vista clavada al frente, con las manos en su chaqueta liviana, parece pensativa y lejana.

—¿Qué tal tu día hoy?

—Bien, normal.

Siempre responde lo mismo, y siempre Lou se pregunta que es un día, bien y normal para ella.

—No sé que es un día bien y normal para ti —la castaña la mira.

—Me levanté, me lavé los dientes y desayuné con Persi, ella se fue, yo me quedé a limpiar el departamento, lave mis zapatillas, hice el almuerzo, me bañé, regué las plantas, tome un café y aquí estoy, ves normal —se queda un momento pensando— ¿Qué tal tu día? —es tan mala para seguir una conversación que se le nota.

—Diría que largo, hice acrotelas en la mañana, desayuné con los chicos de ahí, luego, me junté a almorzar con una amiga en el parque y en la tarde hice natación, ahora la mejor parte del día es este concierto... viniendo contigo —le regala una sonrisa, la otra la mira y asiente.

Todo el concierto Artemisa parecía perdida en su mundo incluso tocaba algunas notas sobre sus piernas, sus ojos brillaban y Lou no podía evitar verla a ella, con la música de fondo, el momento le parecía tan romántico, que ni siquiera se dió cuenta cuándo el concierto terminó, pero se percató de eso cuándo la castaña se paró a aplaudir emocionada y hasta silbó.

—Es temprano... —dice la rubia mirándola—, sino tienes nada que hacer podríamos ir a cenar algo, yo te invito.

—Eeeem —está a punto de negarse, pero piensa en las palabras de su hermana, no sé si te postergas por mí o por ti—, bueno supongo que podría ser y luego puedo llevarte.

Lou está a punto de saltar encima de ella y abrazarla, pero se contiene y no lo hace, no quiere asustarla, así que solo se abstiene y le regala una enorme sonrisa.

Llegan a un restaurante más o menos decente, y que no se ve tan caro, entran y se sientan para pedir algo. Lou piensa que quizás esto es lo más cerca que podría estar con ella en una cita sin que ella se entere de que lo es. Pero se pone algo triste al saber que tiene que terminar y no tiene otra excusa para invitarla a salir, y aunque la tuviera tuvo suerte que dijera que sí esta vez y porque fue con ayuda de Persi.

—¿Cómo la pasaste? —le pregunta ya subidas ambas en la camioneta.

—Bien, me encantó el concierto y la cena, gracias —un silencio incómodo— ¿Tú te divertiste?

—Sí, si me encantó el concierto y la comida estuvo rica.

La cena fue llevada a cabo entre un silencio, que Lou interrumpía con algunas preguntas o le contaba alguna anécdota, que aunque Artemisa la escuchaba con atención, se notaba que no le importaba.

—¿Podríamos hacer salidas así de vez en cuando? Hay una muestra de arte, la próxima semana.

—Puede ser y podría venir Persi —la rubia aparta la mirada y ve por la ventana—. Ya llegamos, descansa te veo el lunes.

Louisa suspira, se acerca para dejarle un beso en la mejilla, quizás por un poco más de tiempo y se baja, Artemisa se tensó y quedó congelada, hasta que la puerta al cerrarse la sacó de sus pensamientos y arrancó de nuevo para ir a casa. Persi la esperaba descalza comiendo de un cuenco con cereales de chocolate y leche.

—¿Cómo te fue?

—Bien.

—Un interrogatorio bastente corto, como siempre ¿Qué tal el concierto? ¿Fueron a comer algo? ¿Qué tal la comida? ¿Conversaste? ¿Pudiste decir más de dos palabras en una oración?

Artemisa termina la botella de agua, la llena y la mete a la heladera dándole la espalda y toma a Lucifer que se le pasaba por las piernas.

—Espero que eso —señala el tazón— no sea tu cena —su hermana blanquea los ojos—, el concierto me encantó, me invitó a cenar, la comida rica, conversamos más de dos palabras y ella habló, demasiado. Me invitó a salir de nuevo y le dije que podría ser, pero si era contigo.

—No es necesario que yo esté contigo cada vez que salgas.

—No quiero que se confunda y piense que es una cita —Artemisa se hace la tonta pero no tien ni un pelo de tonta—. Por cierto le enseñaré a Olivia a tocar el piano —Persi levanta una ceja sabe perfectamente que Olivia sabe tocar el piano— ¿Qué? Y también va a empezar a ir a la panadería, tiene que hacer una pasantía o algo así de su instituto y le dije que sí —ahora son las dos cejas las que se alzan.

—No me dijo nada.

Artemisa se encoje de hombros sin darle mayor importancia, baja a su gato, se lava las manos y toma un huevo, lo hace revuelto, hace una tostada, rodajas de tómate y se la deja en un plato a su hermana, besando su cabeza.

—Come, el cereal tienes azúcares y no aportan nada nutritivo. Hasta mañana —le apaga la luz de la cocina.

—¡Artemisa! —le grita su hermana y se va riendo. A punto de dormirse siente el colchón hundirse a su espalda.

—¿Qué quieres, insecta?

—Arte —ella voltea y la ve—, quiero verte feliz Arte, hace mucho que estás sola —su hermana suspira a punto de darle la espalda—, espera —ella se queda boca arriba—, lo digo en serio. A Lou le gustas.

—Lo sé —y Persi se queda callada—, no soy tonta, me hago.

—¿No te gusta?

—Persi —suspira—, no entiendo tu obsesión por querer emparejarme con alguien, estoy bien como estoy y a Lou le puedo ofrecer mi amistad y nada más, no tengo ganas de estar con alguien en este momento de mi vida.

—¿Cuándo será un buen momento Arte? La vida te pasa frente a los ojos. Saquemos el tema de la pareja, ni siquiera te abres a nuevas amistades, no te abres con nadie, nadie fuera de mí, Ambrose o Matilde que es una niña, solo nosotros somos todo lo que tienes y ni siquiera te apoyas en nosotros.

—Quiero dormir —le dice su hermana y voltea dándole la espalda.

Persi se levanta frustrada y cierra de un portazo, deja a su hermana pensando y con lo que va a ser un dolor de cabeza comenzando a penetrarle el cerebro.

—Gracias Persi, porque ahora no voy a poder dormir.

Los sabores del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora