20 Seamos todo

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Llevan casi un mes saliendo, un mes de solo besos, abrazos y roces debajo de la ropa o por encima de ella, Olivia no ha estado físicamente con nadie antes, aunque su cuerpo responde a cada toque de Artemisa, por su lado la castaña, tampoco ha estado con una mujer antes, y ciertamente sabe que estar con Olivia sería como perder la virginidad por segunda vez.

La castaña sabe que la joven de ojos verdes y cabello castaño claro, es virgen, ella misma se lo ha contado, también sabe que cada vez que están a solas y comienzan a besarse, les cuesta detenerse. La diosa griega quiere que la primera vez sea especial, y ni siquiera sabe si eso va a pasar hoy, pero si pasa, quiere estar lista y que todo sea perfecto.

—Buenas tardes —se sube Olivia a la camioneta y la saluda con un gran beso—, te extrañé.

—Yo también.

—Mamá nos salvó la cena mira —le muestra una bandeja de lasaña—, hizo demasiado y te ha mandando. Suertuda —ella arranca—, no tendrás que cocinar ¿Qué tal el almuerzo con mi suegro?

—Aún no decidido si lo dejaré entrar o no en mi vida.

—Okay, pero teóricamente sigue siendo tu padre.

—Su novia quiere conocerte —le dice con una sonrisa cambiado de tema—, al parecer eres famosa, ya que las hermana Valentia te nombramos en cada conversación —Olivia sonríe—. Sé que quedamos en algo —la mira mientras se para y estaciona—, pero necesito hacer esto —baja y compra un ramo de rosas para volver a subir a la camioneta a su lado— ¿Quieres ser mi novia? —le entrega el ramo y un anillo de noviazgo en una caja blanca.

—Claro que sí —Olivia toma el anillo y se lo coloca—, me has ganado en pedírmelo primero —saca una caja roja del bolsillo de su mochila—. Ya no aguantaba más y toda mi familia en casa, ha estado diciéndome que te tendría que hacer mi novia, que más da antes o después —ambas ríen mientras se colocan el anillo de noviazgo.

—Yo aún no te dije que si —la molesta Artemisa, lo que hace que Olivia frunza el ceño enojada e intente sacarle el anillo y la castaña comienza a reír escondiendo la mano—. Es tan fácil hacer que te molestes —la tiene encima de ella intentando llegar a la mano con el anillo—. Amor, amor —pero Olivia no le hace caso entonces recurre a la vieja confiable, besos y caricias para calmar al león—, claro que quiero ser tu novia ¿Acaso no es obvio que soy tuya?

La besa, con amor y consigue que Olivia afloje su enojo y le responda los besos que en un principio estaba renuente a darle, pero ya luego le da con todo gusto y las cosas van escalando, la de ojos verdes, baja de su boca al cuello y mete una mano adentro de su camiseta.

—Amor —agitada Artemisa la separa—, estamos en un lugar público, a la luz del día.

Olivia se ruboriza y aclarándose la garganta se aparta rápidamente, su ahora novia iba a molestarla pero al verla tan avergonzada decide desistir de hacerlo, toma su mano y sigue manejando camino al departamento. Ya adentro entre cuatro paredes, Artemisa prende el horno para meter la lasaña, mientras Olivia pone la mesa la abraza por atrás y besa el costado de su cuello para final voltearla y quedar frente a ella.

—No te avergüences por desearlo —le dice mirándola a los ojos, y ella quiere apartar la mirada ruborizada, pero Arte no la deja—. Yo también lo deseo, te deseo, Olivia, pero quiero que nuestra primera vez juntas sea algo que recuerdes con cariño, quiero que sea aún más especial para ti.

—¿Porque soy virgen? —intenta apartarla.

—Por eso y porque la primera vez puede ser aterradora, quizás ni siquiera lo disfrutes, yo no disfruté la mía ciertamente, fue dolorosa, estaba muy nerviosa y no lograba relajarme. Aparte tampoco he estado nunca con una mujer y es diferente, quiero ir despacio y que las cosas se den de...

Los sabores del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora