Olivia y Lou se han declarado la guerra y no de manera disimulada o sutil, han sido ambas bastante claras al respecto.
—¿Cuáles son tus intenciones con Arte? —le pregunta la rubia entrando a la cocina en cuanto Artemisa sale a hacer unas compras.
—¿Arte? Ni siquiera yo que la conozco hace años le digo, Arte, así la solía llamar su madre y ni siquiera mi mejor amiga —le regala una sonrisa ladina—, le dice Arte delante de cualquiera.
—Mira, Olivia, hace diez días que estás aquí y es más que obvio lo que quieres con ella, yo no pienso renunciar, ni voy a apartarme.
—Bueno, yo tampoco, llevo enamorada de ella desde el primer momento en el que la ví —ambas se miran desafiantes— ¿Qué vamos a hacer? —Olivia saca la tanda de galletas del horno, y sigue con la mezcla para los bizcochuelos. Al no recibir respuesta decide tirar la propuesta—. Te diré que podemos hacer —va colocando la mezcla en los moldes—, cada una hará su movimiento y no nos estorbaremos o boicotearemos entre nosotras, si haces algo para perjudicarme, te aseguro que voy a enterarme y te aplastaré como a una cucaracha ¿Tenemos un trato? —se sacude la harina de las manos y la extiende.
—Sí, es un trato.
Ambas estrechan las manos y se declaran una guerra silenciosa por el amor de una diosa. Artemisa entra y las ve estrechando las manos, ambas le sonríen y le da escalofríos.
—Hay clientes adelante.
—Voy —dice la rubia.
—¿Todo bien entre ustedes? —le pregunta a la de ojos verdes.
—Todo perfecto —le regala una enorme sonrisa— ¿Quieres probar estás galletas? —señala una bandeja de galletas de chocolate negro con chispas de chocolate blanco, y otras con trocitos de frambuesas— las acabo de sacar y las tanda que saqué antes se han vendido todas.
Olivia toma una galleta para dársela pero Artemisa se apoya a su lado, se acomoda un cabello tras la oreja y abre la boca, entonces ella le da a probar la galleta, comparten una mirada antes de que Arte cierre los ojos, a ojos y haga una expresión universal de goce.
—Está buenísima. Dios —en un impulso toma sus manos y las besa— tienes magia aquí. Con razón se venden tan...
Olivia queda sumergida en el acto que acaba de tener, se mira las manos y piensa que jamás va a lavarlas de nuevo, luego despeja ese pensamiento porque trabaja con alimentos y no puede estar sin lavarse las manos, sería antihigiénico y asqueroso, pero por un beso de Artemisa Valentia, ella lo haría.
—La panadería va tan bien, ahora estamos vendiendo mucho más de lo que vendía hace una semana, en serio Olivia eres un regalo del cielo.
Es la primera vez que escucha tantas palabras de parte de ella que por lo general no habla casi nada.
—¿Vendrás el domingo? O quizás quieres tomarte un descanso.
—¿El domingo?
—Para aprender a tocar el piano ¿O ya desististe? No soy tan buena enseñando, pero aprendes rápido —le regala una sonrisa.
—Sí, iré. Claro que iré.
Se ponen a trabajar y agregan la receta a la pizarra de la pared, en el lado de "se queda", siguen sacando las últimas tandas de galletas, y entra Lou a hablar con Artemisa.
—Hay una cafetería cerca, me preguntaba si quieres ir y probamos algo del menú, a ver que podemos incluir dulce aquí.
—Eeeemm ¿Quieres ir Olivia? —ambas contrincantes se miran.
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Los sabores del amor
RomanceArtemisa tiene una panadería prácticamente en banca rota, Olivia, la mejor amiga de su hermana y quién tiene un crush con ella desde la primera vez que la vió, va a intentar ayudarle a salvar el negocio que le dejó su madre, y quizás con suerte hace...