—No puedo venderles la panadería, pero aunque sé que es arriesgado, quiero pedirles que inviertan en mi negocio. Yo les devolveré el dinero, haré lo posible, no todo de inmediato, pero de a poco —Julia toma el nuevo contrato y comienza a leerlo frunciendo el ceño.
—¿Qué significa esto? —toma la hoja con dos dedos.
—Planeo casarme con Olivia —traga grueso y le tiemblan las manos—. Ella como mi esposa va a ser parte de esto por ende me pareció justo incluir su nombre en la sociedad —Victoria sonríe—. El hombre de la casa junto a la panadería conocía a mis padres y me dijo y dice siempre, que cuándo quiera comprarla me la venderá, yo pensé que bueno ustedes podrían ya que yo en realidad no tengo los medios y...
—No —dice Julia firme y tajante, su esposa la mira y aprieta con la mano su pierna—. ¿Piensas incluir a nuestra sobrina en esto?
—Será mi esposa.
—Si Juliana te lo permite —Artemisa aprieta sus labios en una delgada línea—. Te diré que haremos —toma los papeles y los parte a la mitad, todo el esfuerzo del Artemisa en hacer ese contrato al tacho—, haremos un contrato nuevo, compraremos esa casa en ruinas, tú y Juliana comparten una pasión extraña por comprar y remodelar lugares decadentes. Armaremos un local decente con la ayuda de Juliana, que es arquitecta y con lo que quede de la panadería arriba, construiremos la casa para ambas y para tu hermanita, un departamento con entrada independiente algo más chico, necesitan privacidad.
—No tengo presupuesto para tanto.
—¿Y quién te pidió dinero? —dice Julia levantado una ceja— Estás en pareja con mi sobrina, le caes muy bien a Mati, Pauline y mi ahijada Juliana, hablan muy bien de ti, y bueno me caes bien —admite—, pero yo quiero lo mejor para Olivia, aparte no viviré por siempre y mientras pueda quiero usar nuestro dinero —toma la mano de su esposa—, para hacer felices a quiénes amo. ¿Qué nos dices?
Olivia le había comentado a su novia de la excentricidad y riqueza de su tía Julia, también la generosidad desmedida cuándo le regaló a su madre Juliana un departamento en el mismo que las conoció a ella y a Pauline, luego también la casa actual que les compró cuando la familia se agrandó, también todo lo que había hecho por su tío Luke, o por su abuela Tricia, pero ver de primera mano la generosidad de ella es increíble.
—Mientras hacemos la remodelación, puedes trabajar en nuestra cafetería, te pagaremos un buen sueldo así tienes una entrada de dinero —interviene Victoria— ¿Ya tienes un nombre? —Arte sonríe.
—"Los sabores del amor" —a Julia, una cursi irremediable le da ternura—, es el nombre que se le ocurrió una vez a Oliv —sonríe al pensar en ella—. Solo quiero que esto sea una sorpresa, no pueden decirle y hay una cosa más, tengo dos empleados que no pueden quedarse sin trabajo y mi hermana también...
—Genial, porque necesitamos más personal —dice Victoria con una gran sonrisa—. Entonces ¿Tenemos un trato?
—Déjenme ver si entiendo harán todo esto ¿Gratis?
—Gratis no —dice Julia—, tu único deber de aquí hasta el fin de tus días es hacer a mi sobrina feliz. Pobre de ti si ella sufre por tu causa, también quiero a tu primogénito —Artemisa levanta una ceja y Victoria le da una palmada a su esposa lo que provoca que ambas rían—, con que le pongas Julieta o Julián si es niño, me conformo. Otra cosa es que Olivia va a figurar en los papeles nuevos de la escritura contigo y tu hermana —Artemisa asiente y se levanta extendiéndole la mano, ellas la estrechan.
—Lo del nombre de nuestro futuro hijo es broma ¿Verdad?
—O no, eso es muy en serio —dice Julia y su esposa se encoje de hombros— ¿Quieres té o café?
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Los sabores del amor
RomanceArtemisa tiene una panadería prácticamente en banca rota, Olivia, la mejor amiga de su hermana y quién tiene un crush con ella desde la primera vez que la vió, va a intentar ayudarle a salvar el negocio que le dejó su madre, y quizás con suerte hace...