Martin mantenía la botella de cava en alto, con el rostro adornado por una sonrisa desenfadada. vestía unos pantalones de traje, sin chaqueta ni corbata, y una camisa más desabrochada de lo que por protocolo debería estarlo. Ruslana salió corriendo de la habitación, completamente pálida, en dirección contraria a la del las escaleras por las que su hermano bajaba con una parsimonia que no se ajustaba en absoluto al caos que acababa de ocasionar su entrada.
- Vaya... Parece que no le gusta el cava.- Vaciló Martin.- Veo que las cosas no han cambiado por aquí.- Martin recorría la sala con su mirada.- Seguís siendo igual de cotillas que siempre.
- ¡Martin!- La voz cortante de la reina calló todos los murmullos que comenzaban a formarse por la sala.- Biblioteca. Ya.- La mirada que le clavó a su hijo podría haber acabado con cualquiera, pero Martin no pareció inmutarse. La reina pasó entonces a dirigirse a sus invitados.- El resto, pueden proseguir con sus bailes. La princesa no tardará en volver.
Juanjo observó cómo Martin salía por la misma puerta por la que había salido corriendo Ruslana minutos antes, seguido de cerca de su madre y de Lucas, la mano derecha y primer ministro de la reina. Se giró entonces para mirar a Pablo, quién se encontraba hablando con la princesa inglesa, que parecía debatirse entre ir o no ir detrás de Ruslana y la familia. Al final pareció decidirse y se disculpó con Paul para seguir los pasos de los demás.
La banda no tardó en volver a tocar y la gente tomó la decisión conjunta de hacer como si nada por miedo a que la reina tomara represalias.
Cuando Martin entró en la biblioteca Ruslana se encontraba hecha una bola en uno de los sillones. Con los ojos llorosos y el vestido arrugándose por momentos. Martin la miró, sorprendido.
- Ruslius...
- No me llames así.
- Qué...
- No tienes ningún derecho, Martin.- Ruslana gritaba, enfadada, entre lágrimas.- Te fuiste. Me dejaste sola. Con una responsabilidad que nunca había sido mía...- Su voz pareció bajar un par de decibelios cuando se rompió.- ¿Sabes lo que han sido estos años?
- Ruslana no tienes por qué...
- Sí, Martin. Si tenía. Si tengo. Pero, ¿sabes? me estaba empezando a gustar... Ya entiendo los protocolos, la gente empezaba a quererme, a olvidarse de ti. Estaba dejando de ser la segunda opción... Hoy era mi día. Solo mío. No tenías ningún derecho a presentarte aquí... A llevarte toda la atención como haces siempre...
- No he venido para eso...
- Claro que sí, Martin. Vas de que estás por encima y de que te da igual todo esto pero en el fondo...
La voz de Naiara interrumpió la conversación.
- Límpiate la cara y sal ahora mismo ahí fuera. Tienes invitados.- Fue una orden directa a su hija pequeña. Ni siquiera pareció apreciar la presencia de su hijo en la sala.
- Hola a tí también, mamá. Veo que hay cosas que no cambian.- Ruslana había empezado a ponerse de pie, intentando estirar su vestido- Rus, espera, vamos a hablar...
- No tiene nada que hablar contigo.- Las palabras de su madre se le clavaban directas en el pecho, por mucho que intentara que no le afectaran.
- No estoy hablando contigo. No te metas...- Martin miró a su madre con rabia. Lucas, que había permanecido unos pasos por detrás de Naiara, se adelantó en ese momento para ponerse a la altura de la reina.
- No le levantes la voz a tu madre.- Martin abrió mucho los ojos al principio, sorprendido por la intervención de Lucas, que siempre había sido de lo más reservado. Pero, ante el entendimiento de lo que estaba pasando, terminó por dibujar una pequeña sonrisa maliciosa en su rostro.
- Guau, mamá. Muy elegante por tu parte follarte al primer ministro. Tan correcta para unas cosas y tan poco para otras...- El silencio de su madre fue toda la confirmación que necesitaba. - Ya veo lo que seguís echando todos de menos por aquí a papá...- Su mirada había cambiado y ahora estaba hasta arriba de reproche. Volvió entonces a mirar a su hermana.- ¿Esa te la sabías Rus? ¿O es otra de las mentiras que mamá te ha estado colando?
- Basta ya.- Naiara volvió a recuperar la compostura.- Ruslana, sal fuera. Acaba el baile como si no hubiera pasado nada. Martin, desaparece. No queremos nada que ver contigo...- Martin frunció el ceño, enfadado.
- Una pena, mami, porque tenía pensado quedarme unos días...- La realidad era que eso no era verdad, pero la posibilidad de amargarle la vida a su madre un tiempo le había parecido demasiado tentadora. Cambió entonces la expresión a una de inocencia- Ya sabes... Celebrar con la familia... ayudar a Rus a elegir a su futuro maridito...- Naiara, sin embargo, no se dejó intimidar por su hijo, ya le conocía de sobra y sabía a qué estaba jugando.
- Pues sube a ponerte una chaqueta y una corbata. Pareces un vulgar empresario, no el hermano de la futura reina.- Martin sabía que su madre había ido a hacer daño con eso. En el fondo le era difícil aceptar que había pasado a convertirse en "el hermano de..." Pero disimuló bien la punzada.
- Por supuesto.- Hizo una exagerada y burlesca reverencia.- Su majestad.- A continuación se dirigió al ministro para repetir el gesto- Futuro padrastro.- Desapareció de la habitación.
Juanjo se encontraba en el salón, esperando impaciente, mientras la gente de su alrededor hacía como si nada. Bailaban, charlaban alegres. Falsos. A todos les estaba comiendo la curiosidad. Juanjo decidió entonces que había pasado suficiente tiempo y, saltándose todo protocolo, decidió salir en busca de Ruslana. Supo que había cometido un error en cuanto se encontró solo en el pasillo del Palacio, en el que había más de veinte puertas distintas y ninguna pista de la pelirroja.
- ¿Te has perdido?- Juanjo rezó con todas sus fuerzas porque no le echaran de Palacio a patadas por haberse aventurado. Cuando se dio la vuelta no fue reproche, sino curiosidad lo que encontró en los ojos que le repasaban de arriba a abajo.
- Buscaba a Ruslana.- Se decidió a no dejarse intimidar cuando se dio cuenta de que era el ex príncipe el que le cuestionaba. Llevaba ahora una chaqueta y una corbata pobremente anudada, pero la camisa seguía demasiado desabrochada.
- Vuelve al salón. No tardará.- Fue una orden directa. Y a Juanjo le enfadó.
- No creo que estés en condiciones de dar órdenes a nadie.- Juanjo escupió esas palabras. Al fin y al cabo ese niñato había decidido volver para arruinarle su noche.
- ¿Se puede saber quién eres?- Martin arrugaba el ceño.
- Juanjo Bona. Encantado ¿Se puede saber quién eres tú?- Juanjo se acercó un par de pasos para acentuar la diferencia de altura.- Oh... Es verdad... Me consta que ya no eres nadie...
Martin no se dejó intimidar. Colocó un dedo en el pecho del mayor para mantener la distancia, y lo bajó provocativamente cuando vio algo parecido a una chispa encenderse en los ojos del marqués.
- Tendré que hablar con los guardias. Parece que ahora dejan pasar a cualquier maleducado a Palacio.- Cuando su dedo llegó a la altura del ombligo del mayor este le apartó la mano.
- Tu hermana me espera.- Se separó para disponerse a volver al salón. A medio camino se giró para volver a dirigirse a él.- Vuelve a tus orgías europeas. Por aquí no te hemos echado de menos.- Los ojos del menor se iluminaron con un brillo tentador.
- Creo que lo que va a pasar por aquí en las próximas semanas va a ser mucho más entretenido que cualquier orgía en Budapest, pero me alegra ver que habéis seguido tan pendientes de mi vida, aunque no me echarais de menos... Es un placer volver a casa.- Martin le sonreía con suficiencia y a Juanjo se le escapó un bufido antes de volverse para regresar al salón.
...........
Holi holiii, os dejo el segundo capítulo porquee no me aguantaba máaas. Estos dos primeros son más introductorios porque quiero desarrollar bien a todos los personajes y que se entiendan las dinámicas.
Again por encima os dejo otra cancioncilla del chico tan guay que va a ponerle título a todos los capítulos, y que creo que se ajusta muuuuy bien a este capítulo en concreto.
Un besitoo gracias por el apoyoo!
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La joya de la corona
RomanceLa mayoría de edad de la princesa implica un montón de cosas. Para Juanjo, concretamente, la oportunidad de convertirse en rey. Pero todo cambia cuando el hermano mayor de la princesa vuelve de su "retiro espiritual" para ponerlo todo patas arriba...