Martin se levantó a la mañana siguiente más tarde de lo que acostumbraba. Un par de años atrás eso le habría costado una regañina por parte de su madre, pero desde que había vuelto la reina ni siquiera se molestaba en reprenderlo cuando hacía cosas que no eran de su gusto.
Había llegado tarde a casa la noche anterior. El recuerdo le invadió mientras se desperezaba en la cama. Juanjo borracho, Juanjo bailando, Juanjo siguiéndole al baño, Juanjo con las pupilas dilatadas mientras él se arrodillaba. Juanjo besándole de nuevo después de verle tragar. Juanjo sin poder parar de tocarlo...
Juanjo huyendo del baño. Juanjo huyendo del bar. Después nada. Un par de tragos en compañía de Álvaro en la que se contaron los acontecimientos de aquella noche, que se alargaron más de lo previsto.
- Te juro que sentí una conexión que iba más allá de lo sexual.- Álvaro estaba empeñado en que había conectado con el amigo de Juanjo, Paul.
- Eso es lo que dices porque eres un pringado y no has conseguido llevártelo a la cama.- Álvaro le propinó un puñetazo en el hombro mientras rellenaba los vasos de chupitos de ambos.
- No quería...
- Álvaro... Nos conocemos.
- Eres un capullo. - La burla en el tono de ambos era ya costumbre. Álvaro nunca había visto a Martin como el príncipe que era. Martin agradecía haber encontrado a un amigo con el que poder huir del Mundo cuando la vida en Palacio era demasiado para él.
Nunca habían hablado de eso. Nunca hablaban de nada serio. Solo se hacían compañía y se entendían. Álvaro hacía que Martin se sintiera normal. Mediocre. Se metía con él como nadie se atrevía a hacerlo y solo le reía las gracias que le parecían graciosas.
Cuando le conoció, una noche en la que una pelea salida de tono con su madre le llevó a emborracharse mucho y a salir de Palacio para acabar en el bar del pueblo, Álvaro no había hecho ninguna referencia al hecho de que fuera el príncipe. Martin se levantó al día siguiente seguro de que la voz se habría corrido por todas partes pero no había noticia alguna de su borrachera en el barucho del pueblo. Martin fue a agradecerle la discreción y desde entonces se había vuelto lo más parecido a un amigo que Martin había tenido nunca.
- Permíteme que me extrañe que te guste un chico para algo que no sea un orgasmo en el baño.- Siguió Martin en tono burlón.
Álvaro había sido abierto con Martin sobre su sexualidad desde el momento en que se conocieron. Fue una de las muchas conversaciones que tuvieron esa primera noche en la que Martin apareció muy borracho en el bar. La homosexualidad no era un problema como tal en la sociedad colectiva, pero Martin sabía de sobra que sí lo sería en el entorno en el que él se movía. Aún así, la libertad con la que Álvaro hablaba del tema hizo que Martin se plantease si quizá eso era lo que le estaba pasando. Desde entonces todo había ido cuesta abajo y sin frenos.
Pasaron por su vida un montón de hombres notablemente más mayores que él. Hombres que le hacían sentir deseado, querido, que le escondían en sus despensas cuando llegaban sus mujeres a casa. Hombres que le prometían amor eterno para luego evitarle la mirada cuando se cruzaban por la calle. Martin entendió a sus dieciocho años que era como un caramelo para los hombres reprimidos de la corte. Y se conformó con eso porque no creía que hubiera nada más para él. Aceptó que podría conformarse con que le regalaran una sola rosa del ramo gigante que le darían luego a su mujer esos hombres que se sentían culpables por traicionar a sus familias, que se sentían sucios por haber metido a Martin entre sus sábanas y que le culpaban a él por haber supuesto una tentación para ellos. Siempre le sorprendía que todo eso no hubiera salido a la luz, que no se hubiera generado un escándalo público por la orientación sexual del heredero al trono, pero terminó por entender que los primeros interesados en que se mantuviera en secreto eran aquellos hombres con reputaciones impecables y familias estructuradas que le colaban a escondidas en sus casas..
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La joya de la corona
RomanceLa mayoría de edad de la princesa implica un montón de cosas. Para Juanjo, concretamente, la oportunidad de convertirse en rey. Pero todo cambia cuando el hermano mayor de la princesa vuelve de su "retiro espiritual" para ponerlo todo patas arriba...