Sálvese quien quiera

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Al día siguiente del aperitivo Juanjo tomó una de las peores decisiones que podría haber tomado. Bea y Paul habían insistido en que se vieran los tres aquella tarde porque con el inicio de la temporada habían tenido poco tiempo para verse, y ese día no había ningún evento al que atender.

Quedaron, como siempre, en un club de prestigio, cerca de sus casas, al que solía acudir la gente de clase alta para no tener que bajar al pueblo. Cuando llegó, algo tarde, sus amigos ya se encontraban, bebida en mano, enfrascados en una conversación que parecía un tanto intensa.

- Menos mal que has llegado.- Paul le miró con súplica en los ojos y Juanjo enarcó una ceja.- Cuéntaselo, Bea.

- No es para tanto...

- ¡Oh! ¡Claro que lo es!

- ¿Podéis dejar de darle vueltas y contarme qué pasa?- Juanjo apartó la silla para sentarse y le hizo un gesto al camarero con la cabeza para que le trajera lo mismo que a sus amigos. Devolvió la mirada a Bea que se revolvía nerviosa en su asiento- ¿y bien?

- A Bea le gusta alguien.- Paul soltó atropellado y luego se mordió el labio cuando vio la mirada asesina que le dedicó su amiga

- ¡Paul!

- ¡Lo siento! Es que no decías nada...- Juanjo soltó una carcajada antes de volver a mirar a su amiga para dirigirse a ella.

- ¿Era eso lo que nos querías contar?

- Bueno...- Bea seguía nerviosa.

- ¡Es una chica!- De nuevo la verborrea atropellada escapando irremediablemente de los labios de su amigo.

- ¡Pablo!- Bea le reprendió para luego devolver su mirada a los ojos de Juanjo, que la observaba perplejo. La duda reflejada en los ojos de su amiga. Juanjo consiguió pasar el shock inicial para decir algo.

- ¿Te gustan las chicas?

- Bueno... Me gusta esta chica en concreto... Pero, sí, supongo que los chicos no me han gustado nunca.

- Qué pena...- Juanjo dijo serio para a continuación dibujar una sonrisa burlona en el rostro.- Eras mi plan B para casarme por si lo de la princesa no funcionaba.- Bea soltó una carcajada en la que pareció soltar toda la tensión contenida.

- Qué susto Juanjo...

- Por dios Bea, ¿qué pensabas que te iba a decir?

- Yo que sé... No sé todo esto es nuevo y...

- Ya te he dicho que Juanjo te iba a entender, ni que él fuera hetero.- Ahora fue el turno de Juanjo de fulminar a su amigo con la mirada. Bea abrió mucho la boca.

- ¿Qué?

- Fue una vez...- Paul enarcó una ceja, cuestionándole.- Dos o tres como mucho. Líos tontos. El hijo del presidente americano que estuvo por aquí hace dos años. Luego... Solo se ha repetido una o dos veces con chicos a los que no he vuelto a ver. No es para tanto.

- Lo de Bea es peor. La chica en cuestión es la hija del carpintero.

- Pablo, de verdad que eres un bocazas...

- ¿Del pueblo?- Juanjo ahora sí que la observaba tenso.

- Sí, bueno yo...

- Bea...

- ¡No vale! El día que fuimos al bar me dejásteis sola... Me hice amiga del camarero y pues... una cosa llevó a la otra y me acabó presentando a su amiga.

- Y se liaron.- Otra vez Pablo se adelantó al discurso de su amiga

- ¡¿Me puedes dejar contarlo a mi?!

La joya de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora