En la oscuridad

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Cuando Juanjo volvió al salón se dio cuenta de que llevaba demasiado tiempo fuera, porque Ruslana ya se movía por la pista de baile en brazos de otro de los jóvenes nobles que tenía claras intenciones de ponerle las cosas difíciles al marqués. Miró alrededor de la sala solo para descubrir que Pablo charlaba animadamente de nuevo con la princesa inglesa, y agradeció que su amigo estuviera teniendo más suerte que él.

Aprovechó para beber algo. Estaba siendo una noche de muchas emociones y poco alcohol. Al poco tiempo, ya con una copa de vino en la mano, vio como el ex príncipe entraba en la sala. Vio que su madre le lanzaba una mirada y él se señalaba la chaqueta y la corbata y pudo leerle los labios "¿contenta"?. Naiara no respondió, simplemente devolvió su mirada a su hija que bailaba en el centro de la pista. Ruslana pareció de nuevo afectada por la entrada de su hermano, la mueca en su rostro fue indisimulable, pero se recompuso rápido y le devolvió la atención al chico con el que bailaba.

Martin no tardó mucho en volver a acaparar la atención de todos los presentes. Juanjo descubrió que tenía un aura magnética imposible de ignorar. Su forma de andar, de gesticular. Incluso a su madre, quien se esforzaba con todas sus fuerzas por ignorarle, se le escapaban miradas furtivas a su hijo mayor. Hablaba con todos los presentes, engatusándoles irremediablemente con un carisma que tenía que ser, forzosamente, la combinación de un talento innato y muchas horas de clases de protocolos. Un talento entrenado para no dejar a nadie indiferente. A Juanjo le dolió admitir que, por muy perfecta que fuera la princesa, el reino había sufrido una gran pérdida cuando Martin decidió renunciar al trono.

- No entiendo por qué se fue.- Denna acababa de posicionarse a su lado. Tomándose un descanso de bailar con su novio.- Está claro que ha nacido para esto.

- Ya...- Juanjo salió de su ensimismamiento.- Yo sigo pensando que es un niñato muy malcriado que no supo valorar lo que tenía...

Cuando se dio cuenta había perdido de vista al menor. No tardó mucho en encontrarlo, hablando con Chiara y con Pablo alegremente. Frunció el ceño al ver como Pablo soltaba una carcajada de esas que salen desde dentro y Chiara trataba de disimular una risa escandalosa. No pudo evitar el impulso que le llevó a acercarse al grupito.

- ¡Juanjo!- Su amigo le recibió efusivamente.- Chiara me ha presentado a Martin. No sabes la cantidad de historias que tiene de sus viajes...- Martin le dedicó una sonrisa divertida al mayor.

- Oh... Creo que Juanjo ya se las sabe t-

- Un placer, alteza.- Juanjo le cortó cordialmente. Luego se dirigió a la princesa inglesa, para quitar de golpe toda su atención del príncipe.- Encantado de conocerte, Chiara. Es un honor.- Chiara se sonrojó automáticamente ante la sonrisa ladina que le dedicó el marqués y Martin rodó los ojos, divertido.

- Invitaba a Paul y a Chiarita a la fiesta que he organizado para Rus esta noche.

- No sabía nada de ninguna fiesta...

- Claro, porque a la reina le daría un parraque si se enterara de que sus hijos van a estar en un garito emborrachándose...- Juanjo abrió mucho los ojos.

- ¿La reina no sabe nada?

- Claro que no, marquesito. de todas formas, entiendo que igual esto es un poco demasiado para tí...

- Yo voy.- Pablo parecía encantado con su nuevo amigo.

- Pablo...

- ¡Es Paul!- Su amigo le miraba divertido.- Va Juanjo... Es una noche... Además que estará allí la princesa. No veo que de momento estés teniendo mucho éxito.- Juanjo se giró de nuevo para comprobar que la pelirroja seguía turnándose de compañeros de baile.

La joya de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora