6. Osa mayor

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Freen se acostó a un lado de Becky, ambas observaban el cielo desnudo, sin nubes que lo adornaran. Sólo se podía escuchar sus respiraciones, y uno que otro sollozo que Rebecca dejaba escapar. Era curioso, como el lugar que había presenciado los actos de amor más puros, ahora contemplaba los restos destrozados que dejó la traición.

— Freen, lamentó que la Becky del pasado te haya lastimado -expresó Rebecca haciendo que Freen soltara una risa

— La Becky del pasado sigues siendo tú -replicó la castaña

— No, no volveré a ser ella -afirmó la rubia con determinación — Tengo claro que no volveré a hacerle eso a nadie.

— Pues, Charlotte es una afortunada, entonces -dijo Freen

— ¿Charlotte? -preguntó Rebecca extrañada, poniéndose a medio lado, viendo así a Freen — Ahh, ella y yo no tenemos nada. Me insistió, me mostró fotos pero no logré sentir nada por ella.

— Tal vez, simplemente no recuerdas que te gustaba  -hizo la anotación Freen

— No lo creo -negó Becky con la cabeza —Cuando me besó, no  sentí nada. No tenía sentido que ella insistiera en quedarse a mi lado. Así que le dije que siguiera con su vida.

— A veces puedes ser cruel -señaló Freen

—  Sólo fui honesta -replicó la rubia — siento que aunque recordase todo ahora mismo, mi  cuerpo en el fondo no quería estar con ella.

— ¿Cómo puedes decir eso con seguridad? -cuestionó Freen con el ceño fruncido

— El cuerpo tiene memoria -respondió Becky — Pude haber sentido algo cuando me beso, pero no fue así.

— La vida no es drama tailandés -expresó Freen indignada ante la respuesta que recibió

Rebecca simplemente encongió sus hombros. Freen resopló escéptica, lo que la rubia acababa de decir, no tenía sentido. Ella sólo afirmaba esas cosas porque no recordaba que había empezado una relación con Charlotte hace medio año.

— Freen, puedes negarte si lo deseas -habló Becky interrumpiendo sus pensamientos — pero me gustaría que fueramos amigas.

Freen pareció titubear al respecto. Sin embargo, los ojos de cachorro que Becky le dababa, la hicieron ceder.

— Sí -respondió la castaña sonriendo — podemos ser amigas.

Rebecca sonrió triunfante.

— Pero no puedes decirle a mis ligues que eres mi novia -dijo seriamente 

— Lo intentaré.

Freen la golpeó suavemente en el hombro. Becky sonrió en respuesta. Amaba hacerla enojar.  Volvió a quedarse de espaldas sobre el suelo y apuntó su dedo al cielo.

— Mira, esa es la Osa Mayor -señaló la rubia, segura de ello

— Claro que no -refutó Freen

— Que sí, lo aprendimos en... -se quedó pensando — ¡Astronomia!

— ¡Ay! ¡Qué hablas! -replicó Freen — Esa materia ni la dimos.  Además, eso es un montón de estrellas aleatorias.

— Es la Osa Mayor -afirmó Becky con certeza

— ¡Que no! Sólo lo inventas,  -expresó la castaña  — como cuando dijiste ver un ovni.

Rebecca se incorporó de inmediato.

— ¡Yo no lo inventé! -gritó indignada — Nam también lo vió.

— Sí claro -dijo con sarcasmo Freen

El resto de las noche se fue entre discusiones y risas. Las dos chicas recordaron muchas travesuras que hicieron durante su adolescencia, y muchas situaciones divertidas que vivieron junto a sus otras dos amigas. Podían vivir todo una vida con los recuerdos que habían creado en esos años.

Sin darse cuenta, ambas se quedaron dormidas sobre el suelo sucio. El roce de unos dedos sobre su cara despertó a Freen. Intentó abrir sus ojos, pero los volvió a cerrar por el cansancio.
Rebecca estaba acostada frente a ella y le daba una sonrisa, mientras continuaba acariciandola.

— Mamá nos va a matar -dijo haciendo que los ojos de Freen se abrieran de golpe

— ¡Mierda! -gritó Freen — ¡Ya amaneció! ¡Estamos muertas!

Freen y Becky se dieron prisa para salir del edificio, sin embargo, al saltar la cerca que daba hacía la calle, un hombre gordo y alto las vió.

— ¡Oigan! - gritó el hombre — ¡¿Qué hacen ahí?! ¡Eso es propiedad privada!

Ambas se miraron, y salieron corriendo de prisa.  El hombre las persiguió con una escoba mientras les gritaba que estaban en problemas y un montón de cosas. Las dos simplemente se reían mientras corrían temerosas. En un punto, Freen tomó la mano de Rebecca porque ésta se quedaba atrás. Al final, el hombre no pudo alcanzarlas. Su peso, su edad o ambas cosas le dificultaron seguirle el paso a las jovenes. Ellas sólo se reían agitadas. Freen soltó la mano de Rebecca de golpe. 

— Parece que no podremos volver ahí por un tiempo -dijo la castaña intentando hacer a un lado la forma en que ambas se habían visto al notar sus manos entrelazadas 

— Sí, metimos la pata. 

Cuando llegaron a la puerta de la casa de Becky, ambas tomaron aire y compartieron una mirada antes de entrar para mostrar apoyo a la otra.

— ¡REBECCA ARMSTRONG! -no había acabado de entrar por la puerta cuando el grito de su madre la recibió — ¡¿CÓMO ERES CAPAZ DE DESAPARECER SIN DECIR NADA?!

— Lo siento, mamá, yo...

— ¡Y APARECES VIÉNDOTE COMO UNA LOCA! -la interrumpió su mamá —¿POR QUÉ ESTÁN SUCIAS Y SUDADAS?

Ambas chicas vieron sus ropas, éstas estaban curtidas.

— Lo siento mucho, Aum -habló Freen intentanto calmar  a la mujer mayor — estabamos hablando y no notamos que nos quedamos dormidas hasta que el sol nos despertó.

La mujer suspiró, haciendo su enojo a un lado. Despues de todo, la castaña había cumplido con su palabra y había llevado a su hija sana y salva. En parte, saber que estaban juntas la había tranquilizado, permitiendole concilliar el sueño por unas horas. 

— Gracias, Freen -dijo la mujer  — puedes irte a casa.

Freen asintió y se despidió de ambas. Rebecca tuvo que escuchar a su madre quejarse por media hora, hasta que pudo dar sus razones , no obstante, sabía que nada era una buena excusa para desaparecer sin avisar.

Se bañó, se acostó un rato y miró a su techo sonriendo. Después de todo, el regaño había valido la pena. Pudo aclarar las cosas con Freen y  sentía que ésta volvería a ella... Aunque fuese como amiga.


Volviendo A Mí (FreenBecky) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora