9. El mejor regalo

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Freen empezó a preocuparse cuando habían pasado 20 minutos y Rebecca no salía del baño. ¿Se había quedado dormida? No sorprendería, la chica estaba tan borracha que no podía mantener casi su equilibrio. Sin embargo, al escuchar abrirse la puerta, ésta salió como si nada, llevaba una toalla alrededor de su cuerpo.

— ¿Te bañaste? -cuestión la castaña

— Ajá, el agua está deliciosa -respondió Becky

Freen tragó saliva al ver cómo la rubia se acercaba a donde ella estaba sentada. Se había empezado a sentir nerviosa al verla salir con la toalla, y notar su piel mojada. 

— Bien, ahora puedes dormir -dijo y se levantó con rápidez

Rebecca la empujó haciendo que volviera a caer sentada sobre la cama.

— No tengo sueño, deberiamos hacer algo más -dijo seductoramente la rubia

Rebecca no esperó ninguna respuesta, ella simplemente se sentó arriba de la castaña rodeándole la cintura con sus piernas. Con sus manos, peinó dulcemente el cabello de Freen hacía atrás, quitándolo de su rostro. Ésta no decía nada, parecía estar atónita. Luego, empezó a oler su cuello.

— Hueles delicioso - susurró Rebecca olfateándola, su nariz rozaba la clavicula de Freen y ésta respiraba con pesadez — Es curioso como tu perfume con el olor del alcohol combinan tan bien.

Freen continuaba en silencio mientras    la nariz rozaba su cuello, hasta llegar a su oreja.

— ¿Todavia te sigue excitando que te muerdan la oreja? -preguntó la rubia,  y procedió a morder suavemente el lóbulo de la oreja izquierda de Freen

Se alejó un poco y vió a Freen con los ojos cerrados.

— Puedo que ver sí -se respondió así misma orgullosa, y se quitó de encima de Freen

— Ven -ordenó Becky, haciendo que la castaña abriera los ojos — Ayuda secando mi espalda.

— No creo que sea prudente -replicó Freen

— No hay nada que no hayas visto ya -manifestó Rebecca y procedió a quitarse la toalla, quedando completamente desnuda frente a Freen — Ayudame, sé una buena amiga.

Freen agarró la toalla y empezó a secar la espalda de la rubia.

— Sabes, creo que también debes secar mis piernas -expresó Becky

Freen se agachó y procedió a hacerlo, no sabía si era el alcohol en su sistema, pero estaba disfrutando de las ordenes que Rebecca le estaba dando. Cuando se levantó, Rebecca entrelazó sus brazos en el cuello de Freen. Inmovilizándola.

— Me gustó el regalo que me diste -dijo la rubia mordiendo su labio inferior —pero hay otro que me haría mucho más feliz.

— ¿ Y cuál es ese? -preguntó Freen siguiéndole el juego

Rebecca se inclinó y la besó. Freen correspondió el beso. Podía sentirse la desesperación de parte de ambas, sus manos habían perdido el control y tocaban sus cuerpos como si buscaran sentir mucho más de la otra. Becky le quitó la blusa a Freen y la empujó sobre la cama, luego se subió sobre ella y la volvió a besar finalizando mordiendo el labio de Freen y recibiendo un quejido ahogado. Empezó un trayecto desde su pecho hasta el ombligo de la castaña, quien  sólo erguía su cuerpo en respuesta al tacto de la lengua de Becky sobre su piel, ésta estaba erizada.

— Siempre serás mi mejor regalo -dijo Rebecca removiendo los pantalones y la ropa interior de Freen

No necesitaba que Freen dijera nada, ya ella misma se estaba encargando de que la castaña se comunicara a través de su lenguaje corporal y sus gemidos.

El amanecer llegó y estaba tan exhausta que sentía los ojos pesados.
El tono de su celular sonaba tan incesantemente que tuvo que levantarse a arrastras para agarrarlo del suelo.

—¿Sí? -respondió Rebecca soñolienta

— Becky, ¿Por qué no has regresado a casa? -preguntó su mamá de golpe

— Ahh, estabamos dormidas -respondió mientras bostezaba

— Eso quiere decir que disfrutaron mucho anoche -dijo la mujer

— Ajá - afirmó Rebecca

Si tan sólo su madre supiera lo muchisimo que había disfrutado su día. Y la mejor parte, es que tenía dormida a su regalo favorito en frente de ella.

— Por favor, ven antes de que anochezca -le pidió la mamá

— Sí, sí, te quiero.

Becky se acostó al lado de Freen, y la abrazó por detrás. Sentir el cuerpo desnudo de la castaña contra el suyo, la hacía sentir excitada. No se contuvó, ella ya llevaba mucho tiempo reprimiéndose, asi que simplemente empezó a besar el cuello de Freen.

— Becky -susurró la castaña adormitada — dejame dormir.

Freen abrió sus ojos al ver que la rubia realmente se había detenido.

— ¿Por qué paras? -le preguntó indignada

— Me acabas de decir que te deje dormir -respondió Becky confundida

Freen se levantó y la empujó, quedando sobre ella.

— Antes insistías más -dijo casi rozando sus labios, retrocedió y se dirigió al baño, dejandola sin palabras

Becky sonrió, la Freen que recordaba era más tranquila, pero ahora parecía ser tan traviesa como lo fue ella en el pasado. Esto podría ser divertido.

Volviendo A Mí (FreenBecky) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora