Crossed Love ; 𝐁𝐢𝐥𝐥 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳

18 | 𝐍𝐨 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐝𝐚𝐬 𝐚𝐡𝐨𝐫𝐚

Amber

"Quieres ser mi pareja": estas palabras resonaron en mi mente, todo lo demás que pensaba desapareció. Quise decir que si, besarlo... porque yo también sentía la necesidad de estar con él, la necesidad de no perder ningún segundo más. Pero... necesito tiempo, necesito estar completamente segura... que no solo mi corazón lo ame, si no también mi mente. Quiero que todo mi cerebro produzca una energía que me haga sentirme bien cada que este con él, no quiero hacerle caso a mi corazón. Todavía no puedo confiar en él después de lo de Alex; tome las manos de Bill, y las mire, notando su esmalte de uñas negro...

—Bill... ¿no crees que es demasiado pronto? –Comenté sin atreverme a mirarlo, temiendo la respuesta.

—Ah, si tienes razón... perdón, solo... –Alejó sus manos y fue en ese momento cuando finalmente lo miré. Él apartó la vista, girándose hacia la puerta y pude notar cómo movía sus brazos, seguramente limpiándose las manos.

—Solo fue un impulso... no quise incomodarte. –Agregó.

—No, no. –Negué la cabeza aúnque no pudiera verme. —Nada de eso, solo... quiero conocerte más, quiero saber todo de ti.

Su vista volvió a mi... en sus ojos había una pequeña mezcla de felicidad y tristeza. Y simplemente sonrió. Pero antes de que él hablara se escuchó como abrieron la puerta de la habitación, mis ojos se abrieron y mi vista se desvió a la puerta del baño. Y rápidamente se escuchó como el sonido de un secador de cabello, ese típico sonido que se genera para impulsar el aire... a los segundos se apagó, pero ahora se escuchaba como alguien corría hacia nuestra dirección, en el momento que llegó a la puerta giró con brusquedad la manija y era un tipo de blanco con todo su equipo de fumigación.

—Mojen unas toallas, rápido, y colóquenlas en su nariz y boca. –Ordenó con una voz clara y fuerte.

Bill de golpe se levantó, tomo dos toallas y abrió el grifo de agua... comenzando a mojarse; Él no hizo mucho esfuerzo para salir por completo de la bañera solo estiró sus piernas y ya estaba afuera. En cambio yo me tuve que levantar y tenia que sacar primero una pierna, y después la otra hasta que logré salir. Entonces Bill cerro la llave y me dio la toalla más húmeda, me la coloqué en mi nariz... después aquel hombre nos tomo de los antebrazos y nos comenzó a guiar hasta la salida. Había una pequeña capa de humo en la habitación... como si una nube hubiese entrado por la ventana...

Zara

—Y si salimos de aquí, no me gusta. –Comenté, mientras veía a Tom acercándose a la barra de bebidas.

Tom se detuvo en seco, girándose para mirarme, una ceja enarcada en señal de sorpresa.

—Sí, claro. –Me respondió, su tono desprovisto de cualquier atisbo de sarcasmo; bufé ante su respuesta.