5 | 𝐭𝐫𝐚́𝐠𝐚𝐦𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐫𝐫𝐚.

329 35 87
                                    

Bill

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.










Bill

Mi mente se quedó en blanco al encontrarme cara a cara con ella. Mi corazón comenzó a latir con una intensidad que parecía querer escapar de mi pecho. Me puse nervioso, pero quise ser como Tom, tratar de tomarlo con calma...

—Hola... –La saludé, dejando la brocha de maquillaje en la mesa. De reojo, me miré en el espejo para confirmar que mi maquillaje estaba impecable.

—Te maquillaste... –Comentó con una sonrisa que iluminaba su rostro. Esa sonrisa, maldita sea, tenía el poder de desestabilizarme.

—Ah, uh, sí. –Tartamudeé, maldiciendo internamente mi falta de elocuencia.

Ella soltó una risita suave y melodiosa, mientras su mirada se desviaba hacia el sofá. Reaccioné rápidamente.

—Toma asiento... –Le ofrecí.

—Gracias, pero... solo vine a verte. –Su mirada volvió a encontrarse con la mía, y entrelazó sus dedos nerviosamente. — Y, vine a pedirte ayuda...

—Ayuda? –Le pregunté, confundido por su petición.

—Si, te explico... –Hizo una pequeña pausa, tomando aire para continuar.

—Mis abuelos son amigos de tu manager, y, no me preguntes cómo o por qué, porque... créeme, ni yo lo sé. Pero ahora seré su corista, y no conozco ninguna de sus canciones.

Me quede en shock al escucharla decir eso, jaja... qué? Que pequeño que es california. Una sonrisa se dibujó en mi rostro al procesar la noticia, y noté un ligero rubor en sus mejillas. Cualquier cosa que ella hacía me ponía nervioso. Sentí cómo mis mejillas se calentaban.

— Está bien, no preguntaremos cómo pasó esto... –Bromeé, dándole la espalda y fingiendo buscar algo en los cajones del tocador...Trataba de distraer mis sentimientos, y de reojo miré en el espejo, notando como el rojo de mis mejillas comenzaba a desvanecerse.

Tomé un anillo al azar, fingiendo que eso era lo que buscaba. Me giré y la miré. Me sonrió nuevamente y le devolví la sonrisa. Luego caminé hacia ella, pasándola de largo para abrir la puerta.

—Te ayudaré, pero necesitamos ensayar todos. –Aclaré, aunque en realidad no era necesario. Solo me daba vergüenza estar a solas con ella.

—Claro... vamos –Me respondió con una sonrisa. Ella fue la primera en salir, y yo la seguí.

Cerré la puerta sin mirar atrás, el sonido resonó en el silencio. Ella comenzó a caminar primero, y yo la seguí, admirando su hermoso cabello y los gestos que hacía al caminar, moviendo su brazo derecho de atrás hacia adelante. Sonreí, y después de unos minutos, llegamos al escenario. Allí estaban Tom, Georg y Gustav, hablando entre ellos. Al notar nuestra presencia, nos miraron con sonrisas burlonas. Malditos, siempre tan disimulados. Trágame tierra. En especial Tom, quien levantó una ceja y sonrió al verme detrás de ella. Negué con la cabeza en señal de desaprobación. Todos hicieron una mueca de decepción y siguieron en lo suyo.

Crossed Love ; 𝐁𝐢𝐥𝐥 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora