Crossed Love ; 𝐁𝐢𝐥𝐥 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳

14 | 𝐍𝐨 𝐬𝐞́...

Bill

Ya habíamos aterrizado y ahora nos encontrábamos en un taxi privado, en camino hacia nuestro hotel. Mientras Luis ocupaba el asiento delantero, los chicos y yo nos encontrábamos en la parte trasera, absortos en la contemplación de las calles y los edificios de Nueva York. Había pasado un tiempo desde nuestra última visita a esta vibrante ciudad.

—Chicos, tienen una entrevista programada para las 2 pm. Primero iremos al hotel para que se preparen y luego nos dirigiremos a la entrevista –anunció Luis con una voz fuerte y clara.

—Entendido... –respondieron casi todos, excepto yo.

En ese momento, Amber volvió a mi mente. Recordé que debía enviarle un mensaje. Saqué el teléfono de mi bolsillo y, al desbloquearlo, fui directamente a nuestro chat, que ya estaba abierto porque lo había dejado así, y comencé a redactarle un mensaje.

—Bill, ¿ya viste lo que está pasando con Amber? –interrumpió Tom, lo que me hizo levantar la vista para mirarlo.

Tom esperó a que yo volteara para mostrarme su teléfono. En la pantalla, se mostraba una publicación de un noticiero con una foto de Amber de fondo mientras una mujer hablaba. Luego, me mostró los comentarios que la gente había comenzado a dejar en sus publicaciones. Fruncí el ceño, desconcertado.

—¿Qué les pasa? –exclamé, bastante molesto, antes de volver a mi teléfono.

Retomé la redacción del mensaje a Amber, preguntándole si estaba bien. Recordé que algo similar le había sucedido a Tom con Angela, pero ella, siendo rica, fácilmente pudo haber contratado guardaespaldas. Sin embargo, dudaba que Amber tuviera esa posibilidad.

Amber
(Activa hace 1 hora)

You

Amber, ¿estás bien?

Acabo de ver una publicación en la que apareces... y esos comentarios.

¿Te han hecho algo?

Apagué el teléfono con frustración. Me molestaba profundamente que las fans actuaran de esa manera. ¿Por qué lo hacen? ¿Están celosas? O simplemente no pueden soportar la idea de que alguien más pudiera estar con nosotros.

Amber

Habían transcurrido varias horas desde que había visto las noticias. En casi todas ellas, mi rostro aparecía junto al de Bill, y la fotografía tomada en el auto era la más recurrente. Había silenciado mi teléfono debido a la avalancha de comentarios que empezaban a inundar mis notificaciones. Sin embargo, me negaba a desactivar los comentarios o a poner mi cuenta en privado. Mi orgullo no me permitiría ceder de esa manera ante ellas. Me encontraba en mi habitación, acompañada por Zara y Nicolas. Ellos estaban recostados en mi cama, mientras yo estaba sentada en mi escritorio, concentrada en mi tarea.