19 | 𝐄𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐲 𝐬𝐞𝐫 𝐥𝐢𝐛𝐫𝐞𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐡𝐨𝐲.

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Amber

Sus ojos comenzaron a llorar, me preocupé de inmediato. Me acerqué y con mis pulgares comencé a secar las lagrimas de sus mejillas...

—¿Qué pasa? –Pregunte mientras él cerró sus ojos dejando salir las ultimas lágrimas.

—¿Me amas? –Su voz chillona me hizo un hueco en mi pecho, me dieron ganas de llorar con él.

—Si, te amo Bill. –Afirmé con una sonrisa; por más miedo que sentía a esto... estoy dispuesta a enfrentarlo por él, no dejaré que mi corazón se cierre a un hombre que siento que vale la pena y lo merece.

Él abrió sus ojos, ligeramente cristalizados. Me sonrió y me tomó de las mejillas... comenzando acercarme a él. Pero se detuvo, colocando mi nariz junto a la suya.

—¿Puedo besarte? –Preguntó, sintiendo su respiración.

—Mjm... –Acepte con la boca cerrada; mientras mi piel se erizaba lentamente.

Acarició mis mejillas, y me juntó a él. Uniéndonos en un beso... un poco torpe de su parte, pero podía guiarlo... cerré los ojos, y lo único que escuchaba era el ruido de nuestros labios. Pero lentamente él comenzó a separarse hasta que mis labios estaban en el aire, abrí los ojos al sentir como algo rebotó en la cama...

—Mhm... –Se quejó Bill, acostado en la cama.

—Puff

Aquel ruidito salió de mis labios, y simplemente me levanté... y camine, lento, lento... y no lo soporte más salí disparada en busca de Zara, tenia que contárselo.






















Zara

Estábamos esperando en elevador, y yo rezaba porque el edificio se partiera en dos, no quiero dormir con él. Es una pésima idea... Dios, sé que he sido una perra o incluso una zorra casi toda mi adolescencia... pero por favor, piedad.

—¡Zara! –La angelical voz de Amber resonó en el pasillo.

Gire para verla, y su rostro ya estaba a nada de chocar con el mío. Pero se detuvo para envolverme en un abrazo acompañado de brinquitos, y balanceos.

—Gracias Dios... –murmure en el oído de Amber.

—¿Qué? –Se alejó de mi, tomándome de los hombros.

—Ahh, que, ¿qué sucede? –Conteste.

—Oh, si, espera. –Hizo una pausa y miró a Tom. —¿Puedes dormir con Bill, por favor?

—Por mi no hay problema, es más me hiciste un favor. –Añadió.

Maldito. Dormir conmigo no es tan malo... pero dormir con él, UF, eres la mejor guerrera del mundo; le hice una cara en cuanto nos dio la espalda.

—"Es más me hiciste un favor" –Lo arremede con una voz gruesa.

Amber rió, y el elevador por fin abrió sus puertas. Nos soltamos por completo para entrar y en el proceso tome su mano para guiarla, al ver hacia enfrente aquel hombre de traje se quedó fuera y nos mostró una sonrisa, después extendió su mano entregándonos una tarjeta para entrar a la habitación de Hotel.

—Las dejo, la tarjeta tiene el número de habitación. –Am, extendió su mano para tomar la tarjeta.

—Gracias Luis, por todo. –Agradecido Amber, llevando mi mano atrás.

Crossed Love ; 𝐁𝐢𝐥𝐥 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora