Los siguientes días pasaron lenta y tortuosamente, Alessandro no quiere verme y se la pasa encerrado en otra habitación que consiguió en el hotel, está al lado de la mia, a veces escucho vidrios romperse y otras gritos, aunque hay otros días en los que todo permanece tranquilo.
No he podido entrar por que se encarga de dejar la puerta con llave, además, de dejarme claro que no quiere hablar conmigo.
Hoy, sería el último día que tuviéramos que estar aquí en Alemania, aunque nuestra estancia comenzó bien, no puedo decir lo mismo del resto y por primera vez en días, logro ver a mi esposo, pero el, nisiquiera me mira, mucho menos me habla.
El auto se detiene en la entrada al palacio del Don y la Doña y me bajo aún en silencio y escucho un azote en la puerta por parte de Alessandro que me toma por sorpresa, pero prefiero ignorarlo.
Entramos sin mirarnos y en silencio a la mansión y una empleada que nos atendió la primera vez que vinimos nos condujo hasta la misma sala de la primera vez.
Traigo puesto un vestido que hace conjunto con mi humor, todo de negro y esta vez es un poco menos pegado que el anterior, tiene mangas, cuello y es largo hasta mis rodillas, me hice una coleta alta en el cabello y por supuesto, tacones altos del mismo color del vestido.
A pesar de que no he mirado directa y fijamente a mi esposo, se que se ha vestido con un traje y corbata negro, y sin quererlo, se ha conjuntado conmigo perfectamente.
Aunque eso nunca ha sido novedad.
Nos sentamos y los dueños de la casa no demoran en llegar, Demian entra junto a su esposa y la tiene agarrada levemente de su cintura baja y puedo notar cierto rubor en el rostro de Daniela por tal cosa.
—Bienvenidos.—Nos dice él y no demoramos en darnos las manos como es habitual.—
Aunque hacemos lo posible por disimular, la tensión entre nosotros dos es más que evidente, y no se que hacer para que eso cambie, pero no me voy a arrastrar por Alessandro.
No de nuevo.
Nos sentamos en los muebles lujosos cómodos de seda en el citio en el que estamos mientras que Demian nos extiende una carpeta a ambos.
—Este es el contrato, ya tiene nuestra firma como puede ver, y si gustan pueden leerlo antes de firmar no tengo ningún problema.—
Normalmente los contratos se firman con el jefe de la mafia, pero al menos para nosotros, no es así, Alessandro siempre, desde que nos casamos y decidí convertirme en la Reina Roja, siempre me tuvo en cuenta oara estas cosas, sus negocios y demás.
A excepción de...
Ya saben, no es necesario volverlo a mencionar.
Ignorando mis pensamientos, como de costumbre cuando me llega a la cabeza ese tema, comienzo a leer el contrato, trato de no pasar por alto ningún punto o coma, porque eso podría hacer una diferencia muy grande.
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Acomodo mis piernas sobre el asiento del jet privado que esta a mi lado, mientras me recuesto mi espalda al lado de la ventanilla que radia una luz perfecta para mi y mi libro, mismo que sostengo con una mano sobre mi regazo acomodado en el asiento de al lado, mientras que con la libre sorbo de la pajilla que tiene mi vatido.
Jadeo gustosa al sentir su sabor exquisito en mi paladar, paseándose por mi boca cual intruso delicioso.
Me concentro nuevamente en el libro que se ha robado mi atención, La Obsesión Del Angel, fue un libro que en cuanto vi que su autora es mi favorita no dude en comprarlo e inmediatamente me atrapó.
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Amarte Otra Vez
RomanceSaga: Vida mafiosa #3 Dicen que al final del túnel oscuro siempre hay una luz que nos conduce. Pero ¿eso es del todo cierto? Laura Smith fue víctima de una vil traición de las personas más cercanas a ella, se vio obligada a abandonar al hombre de...