Me llevo la botella de Vodka a los labios saboreando su sabor ardiente que me quema la garganta mientras no pierdo de vista el valle que me hacen las tres figuras semi-desnudas frente a mi.
El primero es moreno claro, cabello corto, barba de al menos dos semanas, lleva unos pantalones de chándal azul oscuro, casi negro, mientras que tiene el torso completamente desnudo dejándome ver el gran volumen de sus músculos.
El segundo es rubio, es el menos musculoso y el que menos me hace atractivo, pero baila bien, así que no lo he hechado de la habitación.
Más, no me van mucho los rubios.
El tercero es el que más me gusta de los anteriores. Trigueño, cabello un poco largo y desordenado que cubre un poco su frente, no tiene nada de barba, lo que me permite admirar aún más sus labios gruesos, ojos negros, esta solamente en bóxer, porque se había quitado los jeans, todo en él es tan rudo como perfecto
Yo diría que es el pecado vuelto persona.
Además, se le nota un bulto dentro de esos bóxer muy apetitoso, más, su mirada oscura que destila puro pecado, no ha perdido de vista mis piernas, cruzada una sobre la otra.
Me levanto de donde estoy sentada tan rápido que hasta me mareo un poco de lo mucho que he bebido ya, el tercer stipper, el trigueño, me sostiene para que recupere mi equilibrio, su bulto queda en mi estómago haciéndome sentir un leve calor, mis manos quedan en sus fornidos y duros brazos y los de el en mi espalda baja. No me contengo al tener su rostro tan cerca y lo beso y el con descaro me sigue pegándome más a su bultage.
Manosea, estruja y golpea mi trasero tanto como quiere como si le perteneciera, pero estoy más concentrada en las palpitaciones que produce en mi ese bulto tan enorme pegado bruscamente en mi estómago.
El portazo fuerte nos sobresalta a ambos obligándonos a terminar el beso despegandonos el uno del otro y mirar hacia el lugar por el que se ha escuchado dicho ruido.
Frunzo el ceño al ver a Alessandro apollado en la puerta, con un tobillo sobre el otro y las manos cruzadas sobre su pecho y mirándome con atención solamente a mi.
Por algunos segundos el momento permanece incómodo y lleno de tensión entre las cinco personas de la habitación y es increíble como es que hasta hace unos segundos tenía unas ganas de que los stippers me jodieran el coño duramente y ahora, es en lo que menos estoy pensando, las ganas se me han ido a la velocidad de la luz en el momento en el que vi su figura recostada en la puerta.
Nisiquiera me creo que realmente sea real que esté aquí.
Si no fuera porque la mirada de los stippers hacia donde el está, dejándome saber que ellos también lo ven, creería que el ver su figura es obra de lo ebria que seguramente estoy.
Y por supuesto, que no puedo sacarme al maldito ruso de la cabeza.
Pude haber reaccionado de muchas formas, incluso cualquiera de ellas hubiera sido más razonable y madura, pero, nisiquiera lo pensé, me dejé llevar, tal vez por la bebida, tal vez actúe implulsivamente por instinto, ya que, comencé a reír a carcajadas como si esta situación fuera un mal chiste.
—¿Vienes a ver el show?—No paro de reír, Alessandro me mira con el ceño fruncido pero no le doy la menor importancia.—
Sonríe leve y bajamamente antes de levantarse de su inclinación en la puerta quedando su espalda recta, sus tobillos dejan de estar cruzados uno sobre el otro y sus manos han dejado también de estar cruzadas para que ahora las oculte en los bolsillos de sus pantalones oscuros.
Camina con total calma hacia mi, y eso es lo que más me asusta, más, sus ojos, están oscurecidos con cierta furia y el que parezca calmado solo provoca algo de miedo en mi, ya que cuando esta enojado y permanece calmado es cuando menos predecible suele ser.

ESTÁS LEYENDO
Amarte Otra Vez [En Pausa]
RomanceSaga: Vida mafiosa #3 Dicen que al final del túnel oscuro siempre hay una luz que nos conduce. Pero ¿eso es del todo cierto? Laura Smith fue víctima de una vil traición de las personas más cercanas a ella, se vio obligada a abandonar al hombre de...