Alessandro Lovicov En Multimedia.
Me di una ducha fría, pero ni eso quito mi dolor de cabeza.
Tengo que dejar de tomar así.
Pero es que te encanta hacerlo.
Es verdad ¿a quién engaño? Mi metiche cerebro tiene razón en eso.
Hago un esfuerzo por intentar recordar algo pero eso solo hace que me de una punzada de dolor más fuerte, Alzo las manos en señal de rendición conmigo misma.
-Bien, bien, me dejaré chantajear por mi esposo entonces.-Suspiro.-Gracias por la ayuda cerebro.
Las horas han pasado desde que Alessandro se fue del penthause, y llamé a Domenico. Tiffany no aparece y no se que hacer. La preocupación me esta matando.
¿Dónde estás Tiff?
Espero que estés bien.
Tengo un nudo en mi pecho, se que en realidad no está bien, algo le pasa, alguien la tiene, pero no se donde, la quiero ayudar, pero no puedo, estoy atada de pies y manos. Las lágrimas siguen resbalando por mis mejillas, sigo mordiendo mis uñas por la preocupación, no puedo más con esta incertidumbre, pero tampoco se como podría encontrarla yo sola.
Vuelvo a marcar el número de Domenico con la esperanza de que pueda saber algo sobre ella, pero la voz al otro lado de la línea no es la de Domenico.
-Pronto.-Habla el hombre.
-¿Quién habla? ¿Domenico?
-Soy Carlo Biagio, el señor Bianchi no puede contestar en este momento.-Responde.
-Ah, Carlo, soy yo Laura, ¿qué pasó? ¿Dónde esta Tiffany? ¿La encontraron?
-Si, estamos en un hospital, ahora te mando la ubicación.
-Perfecto, gracias Carlo.
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Salgo de la ducha envuelta en una bata luego de haber ido al hospital a ver a Tiffany ya por fin puedo estar más tranquila, Domenico se quedo cuidándola y creo que ellos terminaran juntos cosa que me alegra, mi amiga se merece ser feliz y creo que esa felicidad se la puede dar ese italiano.
Me acerco hacia mi cama y el sonido de como el seguro de un arma es quitado despierta todos mis sentidos y me tensa al mismo tiempo, puedo sentir la mirada de alguien sobre mis hombros, por lo que procuro no hacer movimiento brusco, pronto siento como el arma es colocada en mi nuca bruscamente.
-No se mueva Reina Roja.-Puedo reconocer el acento Ruso, más, ese seudónimo solo lo utilizaba ahí.
Seudónimo que hacia mucho no escuchaba mencionar.
-¿Vas a matarme dándome la espalda?-Inquiero desafiante, no dice nada.-¡Que cobarde! asesinar a una mujer y encima de espaldas.-Niego divertida.-¿Qué tienen los matones de hoy en día?
Siento como se mueve hasta quedar frente a mí, sin dejar de apuntarme.
-Se equivoca, no vine a matarla.-Determina.-Vine a llevármela conmigo.
Puedo notar en su voz la duda, en sus ojos el miedo, su rostro un poco pálido, y la mano con la cual me apunta tiembla un poco.
No lo culpo, se debe ser muy estúpido para meterse con LA UNICA REINA ROJA DE LA BRATVA.
Me alaga que a pesar de ya no ser la mujer de Eros sigo teniendo ese título, pero también se que siempre lo seré.
El chico es rubio, ojos verde profundo, nariz refinada.

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Amarte Otra Vez [En Pausa]
Storie d'amoreSaga: Vida mafiosa #3 Dicen que al final del túnel oscuro siempre hay una luz que nos conduce. Pero ¿eso es del todo cierto? Laura Smith fue víctima de una vil traición de las personas más cercanas a ella, se vio obligada a abandonar al hombre de...