La cabeza me palpita, y quiero irme de aquí, pero no se como hacer tal cosa. Las lagrimas pican mis ojos y la mirada de Shasa sobre mi solo me pone peor, porque se que ella lo está disfrutando.
Disfruta ver mi dolor.
Trato de mantenerme neutra ante toda la situación, pero no puedo, es algo que me rebasa.
—C-creo que los dejaré solos.—Quiero escapar, y mi balbuceo solo hace que Shasa sonría victoriosa.—
—No te vallas, no tienes que irte.—Me dice ella.—
Maldigo una y mil veces a esa mujer, se que lo que quiere es humillarme.
Alessandro toma la mano que tenía en mi abdomen—Nisiquiera recordaba que estaba ahí—haciendo que lo mire.—¿Estás bien Psique?—Me susurra solo para los dos y quiero decir que no, podría ser normal en esta situación.—
Claro, nadie se siente bien después de escuchar que tu esposo tiene un hijo con otra mujer, pero, no es eso lo que me pasa.
O bueno si, pero no es todo.
Asiento varias veces, las palabras no me salen y se que lo único que podría salir en estos momentos son balbuceos, no puedo reprimir esto más, necesito irme.
Sin decir una sola palabra más, salgo del lugar intentando que no se note que todo me da vueltas y mi visión se ha vuelto nublada.
Camino a grandes sancadas tanto como pueda, sin mirar atrás y siento que todo el mundo me está mirando, pero ahora mismo, lo que quiero es irme de aquí.
Cierro la puerta y dejo salir un largo suspiro pesado y camino hacia afuera de la Mansión en busca de aire fresco que realmente lo necesito.
Camino en forma de zigzag, ya que estoy perdiendo la fuerza en mis propias piernas, las fatigas comienzan, las imágenes en mi cabeza me opacan más la visión, las lagrimas salen sin control, el aire deja de llegarme, pero inicialmente, no lo noto, nisiquiera me importa, pero mis rodillas me fallan doblandose haciendo que pierda el poco equilibrio que tenia cayendo al suelo.
Levanto mis piernas y escondo mi rostro entre mis rodillas, más lágrimas salen mojandolas, intento tomar aire tan fuerte que hasta me duele el estómago por el esfuerzo en vano, incluso intentando tomar aire por la boca pero tampoco puedo.
Voy a morir aquí.
Es lo que viene a mi mente y mi pecho se contrae, a pesar de que intento de que luche por tomar aire.
Mi voz se ahoga en mi propio llanto, la cabeza me duele, me asfixia no poder respirar, se que voy a morir aquí.
Lo siento así.
Las manos me sudan fríamente y me tiemblan, los ojos me arden y en la frente también tengo una pequeña capa de sudor, las piernas me hormiguean de forma incomoda.
Pego mi espalda a la pared arrastrándome por el piso y los soyosos se escapan de mi casi sin fuerza.
Algo me sobresalta, cuando siento un pequeño peso en mi hombro, levanto mi mirada pero solo persivo una pequeña figura me extiende una pequeña bolsa de papel y la tomo son dudar antes de colocarla entre mi boca y comenzar a respirar por la misma dentro de ella.
Mi mal estar comienza a pasar, mi pecho vuelve a la normalidad, el aire comienza a llegarme y mi respiración es errática por la falta de aire, las lagrimas continúan, pero la vista se me aclara un poco y logro ver a ese niño que venía con Shasa y la otra mujer, el hijo de Alessandro.
Baje mis manos temblorosas y las junté arrugando entre ellas la bolsa de papel color piel que me había dado ese niño de ojos negros cuyo nombre seguía desconociendo, pero que gracias a él logré superar este episodio.

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Amarte Otra Vez [En Pausa]
RomanceSaga: Vida mafiosa #3 Dicen que al final del túnel oscuro siempre hay una luz que nos conduce. Pero ¿eso es del todo cierto? Laura Smith fue víctima de una vil traición de las personas más cercanas a ella, se vio obligada a abandonar al hombre de...