Los viernes salíamos a las 14:00, así que llegué a casa y comí tan rápido como pude. Hasta las 15:40 o así no saldría de casa, así que aproveché para hacer el trabajo e ir mirando mis apuntes.
Cuando me fui al entreno del junior todavía no había decidido si entrenaría también con el sénior o no. Tal vez cuatro horas seguidas podrían dejarme un poco muerta, aunque desde siempre entrenaba mucho y no era nada nuevo.
—¿No vienes a la ducha, Laia? —me preguntó Leah al ver que no iba hacia el vestuario al terminar el entreno. Todas se me quedaron mirando con curiosidad, y yo no supe muy bien qué decir.
—No, o sea, ahora no; antes voy a entrenar con el sénior —como siempre que algo se centra en mí, el rubor apareció en mis mejillas.
—¡Que vaya bien, entonces! —me dijo sorprendida pero alegre.
Fui a la pista de al lado donde estaban las del sénior; estaban calentando, pero Alex me dijo que no hacía falta que yo también calentase, que esos minutos los aprovechase para descansar y recuperar fuerzas.
Me ardía la cara, así que fui en un momento al vestuario del sénior a lavarme la cara. Aunque ojalá no hubiese ido.
—No lleva aquí ni un mes y está entrenando con el sénior femenino... Esta chica es sorprendente —escuché decir a Leah al otro lado.
—¿Sorprendente? Pues vaya —escuché otra voz, aunque al principio no la reconocí—. Juega un amistoso con el sénior femenino y ya empieza a entrenar con ellas... Y qué casualidad que precisamente sea ella, en el equipo de Alex Gil —continuó la voz. Era Irene. No entendía por qué reaccionaba así, pero se estaba pasando.
—Oye, ese tipo de comentarios sobran si no sabes nada —escuché decir a Leire.
—Además, Laia hizo un partidazo con el sénior, y todos los que vieron ese partido saben que ganaron gracias a ella —saltó Ania.
—¿Partidazo? Seguro que no fue para tanto... Y aun así, todo esto es muy raro, qué queréis que os diga —se defendió Irene, que supongo se vio sin ningún apoyo.
—Sí, sí, fue un partidazo en toda regla. Mi hermana me lo estuvo comentando: 16 puntos, como 15 o 20 rebotes y 9 asistencias en unos 30 minutos que jugó tanto de pívot como de base, y en ambas posiciones destacó —explicó Ane muy emocionada.
Sin querer terminar de oír la conversación salí de vestuario. Me había dolido que Irene pensara eso de mí.
Cerré la puerta sin hacer ruido y me encontré con la rubia cabellera y la cara angelical de Dana, que al verme cambió su expresión por una más bien arrepentida.
—Lo has escuchado, ¿verdad? —me preguntó.
—Lo siento, no era mi intención... —me excusé, tratando de mantenerme tan digna como podía, pero sin poder evitar sentirme culpable por haber estado escuchando.
—No tienes de qué pedir disculpas, Laia, no seas boba —me dijo a la vez que sonreía, aunque en sus ojos se veía algo de pena—. No le hagas caso a Irene, de verdad, puede ser muy borde y desconfiada al principio, pero en cuanto la conozcas... Yo creo que solo está celosa porque has conseguido en nada lo que ella lleva deseando mucho tiempo, además también debe sentirse un poco intimidada, ya sabes, eres incluso más alta que ella y tienes muchas cualidades, tanto físicas como psicológicas, que tal vez ella no tenga. De verdad, dale una oportunidad, en cuanto te conozca seguro que se arrepiente de todo esto; en el fondo nada de lo que dice lo dice con maldad —explica defendiendo a su amiga—. Irene solo es un poco complicada, pero es muy buena chica.
—Sea lo que sea, nada de esto era mi intención. En ningún momento he tratado de hacerme ver superior, ni he querido que nadie se sintiera intimidado por mí, mucho menos Irene. Además, si accedí a jugar ese amistoso fue porque la hermana de Ane me lo pidió, solo estuve sustituyendo a una lesionada porque se quedaban seis jugadoras sin mí. Y si estoy entrenando con ellas, que probablemente solo sea ahora algún día, es por lo mismo. No he buscado nada de esto, a mí me han pedido una cosa y yo la hago —me desahogué. Tal vez no era Dana quien debería haber escuchado esas palabras, pero me daba igual—. Bueno, tengo que irme —me despedí y volví a la pista. La dejé a punto de decir algo más.
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24 segundos.
Novela JuvenilLe había costado horrores conseguir amistades tanto dentro como fuera del instituto, formar parte de un gran equipo y un mejor club, ser excelente en los estudios y en lo deportivo, pero sin olvidarse de quién era y cuáles eran sus prioridades. Tení...