Capítulo 170: Madre Cero

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Igneel: Has sido de mucha ayuda, pero en serio, ya podrías mostrar una sonrisa más genuina, Natsu se ha esforzado mucho para verte feliz, ¿lo sabes?

Mio: Por supuesto, es un buen chico, crecerá para ser una persona maravillosa. 

Mio habló con un lindo tono lleno de amor.

En un espeso bosque donde la luz del sol apenas podía llegar al suelo debido al espesor de la maleza, el llamado... "Deus" o simplemente Takamiya Mio, estaba sentada pacientemente sobre unas rocas, con una sonrisa tranquila en su rostro.

A su lado, una enorme y majestuosa criatura de escamas rojas, conocido como el "Rey Dragón de Fuego" Igneel, se encontraba mirando al pequeño de cabello rosa que estaba jugando con otros niños como él.

Igneel: Zeref y Anna ya han completado los últimos ajustes a la Puerta Eclipse... pronto la cruzaremos. ¿Qué harás tú, Mio?

Mio: He aprendido mucho de Zeref... si también quiero recuperar lo que perdí, es momento de que yo también empiece a repartir mis semillas por el mundo del que provengo. 

Igneel: Te pudrirás en el infierno por matar a tantas personas inocentes... 

Mio: Tal vez sea así, pero si es el precio que debo pagar para poder reunirme con Shin... lo aceptaré con gusto, Igneel. 

El dragón rojo volvió su mirada hacia ella. 

Mio frotaba su vientre con una mirada cálida y llena de esperanzas, contrarrestando por completo con sus frías palabras carentes de cualquier aprecio por la vida, o quizás... simplemente se había ya mentalizado para ser el mismo diablo.

Igneel: Bueno, haz lo que desees, nosotros ya estamos lidiando con nuestros propios problemas al fin y al cabo.

Mio: Es cierto... el ridículo poder del Dragón Negro es una amenaza que debe ser destruida a como dé lugar.

Inconscientemente, las manos de Mio habían empezado a temblar.

Habían pasado ya algunos meses desde que conoció a Zeref, y con ello, a Anna, Igneel, y a Natsu por supuesto, sin embargo, durante ese tiempo... Zeref le mostró al máximo enemigo de la humanidad, el Dragón de la Magia, Acnologia.

Una criatura cruel y despiadada que traía la destrucción por donde pasara, inmune a cualquier tipo de magia, y con un cuerpo que solo podría ser herido por otro dragón. 

A pesar de que solo lo vio desde la distancia mientras dejaba caer su ira sobre un terreno inhóspito que una vez fue el hogar de una gran cantidad de dragones, fue más que suficiente para que comprendiera lo que significaba en realidad el miedo.

Mio: Natsu y los niños derrotarán a Acnologia en el futuro, cuando eso pase...

Igneel: Sí... podrás cosechar el cristal que implantaste en Natsu, el Cristal de Qlipha. 

Mio: Fue gracias a Zeref que un cristal corrupto como ese nació para ser refinado poco a poco mientras absorbía el poder de mis semillas, si pudiera replicarlo por mi cuenta, quizá las cosas hubieran sido un poco menos complicadas.

Igneel: Mio... Natsu te quiere mucho, eres como su hermana mayor o su madre... incluso si se trataba de mi querida amiga, no te perdonaré si lo lastimas... ¿Está claro?

La mirada de Igneel se afiló de forma amenazante, aunque, sin ningún tipo de miedo, Mio asintió con suavidad.

Mio: No tienes que preocuparte, Igneel... puedo cosechar las Sephiras y el cristal de Qlipha sin necesidad de matar a los portadores.

Igneel: ¿Es así...? Lo entiendo... cuando puedas volver a ver a Natsu en el futuro, no importa lo mucho que cambien las cosas, asegúrate de no traicionar sus sentimientos por favor.

Natsu Dragneel en Date A LiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora