Todo como Antes
Amelia
Después de dos horas en carretera y de una larga siesta llegamos a la ciudad. Me adentro al inmenso piso de Luiciano, este último viene detrás de mi con su mirada fija en el celular. Ha estado todo el rato así. Si no está escribiendo, esta en llamada, y si no está en llamada y ni escribiendo entonces está dictando órdenes como un general.Dejo mi bolso en mi cuarto y vuelvo a la sala.
—¿Todo esta bien? —pregunto cuando me acerco a él con cautela.
—¿Debería de pasar algo?. —entrecierra los ojos.
—No se… —me encojo de hombros —¿A que hora veremos a tu tío?.
—Como en una hora, ellos viven lejos de aquí. —dice serio —Marco quiero todo listo, bajaremos en cinco. —el señor de tatuajes horripilantes asiente cumpliendo su orden.
¿A dónde van?
—¿A dónde van? —pregunto. El me mira serio.
—Trabajo. —dice sin más.
Que rabia, de acuerdo con que así van hacer las cosas, bueno esta bien. No entiendo por que rayos toma estas actitudes de repente ¿los novios se informan cosas no? Es normal ¡Dios! Apuesto lo que sea que si yo hago lo mismo, me encierra en una habitación sola y sin comida por toda la eternidad.
Estúpido.
No le respondo ¿El quiere ser cortante? Bueno esta bien, yo también puedo jugar ese juego.
Veremos quién soporta a quien.
—¿Luiciano?! —mis ojos captan a una chica pelinegra muy linda, la cual se dirige hacia nosotros con una emoción inmensa. —¡Primo de mi alma pero tu si esta viejo!
—Cállate, no hagas que te meta en un puto avión para que te lleve de regreso a tu asquerosa choza. —la chica niega divertida, se acerca a Luiciano y hace un amago de darle un abrazo pero este último niega horrorizado —Ni se te ocurra tocarme.
—Primo…
—¡No me toques! Me ensucias Joder. —dice limpiándose el hombro. Por Dios a penas le rozó —¿Pero que le pasa a esta gente?.—gruñe —Aléjate de mí que me molesta que respires hasta mi mismo aire.
—Sobrino…—un señor mayor muy elegante, le calculo unos cincuenta más o menos. Es fuerte, tiene músculos muy bien formados, llega hasta nosotros. —Hola linda, tu debes ser Amelia.. ¿no?.
Asiento ofreciéndole la mano en forma de saludo él me la toma.
—Hola, mucho gusto Amelia Di Gatti —me presento —¿Usted…?
—Erick Cepeda, un gusto y ella es mi hija Lorena —la pelinegra se acerca a mí y me ofrece su mano.
—Hola Amelia un gusto conocerte pero carajo… —hace una pausa —¡Que ojazos! —sonrió —Si, son verdaderamente intimidades y vaya joder, que extraño porque tu papá no tiene los ojos así ¿tu mamá?.
—Gracias Lorena y respondiendo a tu pregunta, no, mi madre no tenía los ojos así —le aclaro —¿Conoces a mi padre? —ella asiente
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Mi luz en la Penumbra
RomanceTodos conocemos la típica frase cliché de "Cuídamela con tu vida si es necesario" pero nunca sabemos a quién va dirigida esa petición. ¿Una persona común y corriente? ¿Una persona que se dedique a la seguridad privada? Y existen muchos otros factore...