CAPÍTULO 38 PARTE 2/2

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Atando Cabos

Amelia

Después de gritar a los cuatro vientos mi súper noticia, terminé en uno de los comedores del Círculo. Obligada prácticamente ya que por ordenes de mi novio, él me tenía que ver aquí. Enserió que la emoción que tengo no se puede comparar con nada.

Es algo que no tiene precio, el saber que otras personas también te creen capaz de llegar lejos en la vida, es verdaderamente gratificante y soy consiente de que no debemos de buscar aceptación en otras personas pero… Me satisface y me llena el hecho de que otras personas piensen lo mismo que yo me digo todas las mañanas.

Soy fuerte, capaz eh inteligente.

Frases las cuales se respaldan en la Universidad. Oxford es una de universidades más prestigiosas a nivel mundial y aun no me puedo creer de que me dieran la oportunidad de realizar mi examen de postulación. Porqué si, no he entrado del todo, pero a pesar de eso me eligieron, me eligieron a mí entre miles de personas más y eso es… oh Dios, eso es único he inigualable.

Termino la última rebana de pizza ya que es mi forma se celebrar este logro.

Miro a ambos lados de la mesa y solo hay puros hombres del Círculo comiendo sus respectivos almuerzos. En mi esquina tengo a Marco que no se me ha despegado ni un segundo, necesito regresar a la sala de juntas, necesito ver en donde queda la celda de Jacob.

—Oye… sabes que.. necesito ir al baño —digo parándome

—Doble a la derecha, después del comedor quedan los baños. —asiento

Comienzo a caminar hasta salir del comedor, volteo a ver si me siguen y justo.

—¿No pretendes entrar conmigo o si?. Te tengo confianza Marco, pero no tanta como para mostraste mis pantis rosadas…—el niega de inmediato

—No, señorita para nada. Solo estaré cerca del perímetro, cuidando la zona.

—Marco, estamos en un pasillo —señalo —No creo que sea necesario cuidarme cuando solo voy al baño, necesito mi privacidad

El me mira dudoso pero termina asintiendo.

—De acuerdo, la esperare en el comedor. No tarde más de lo debido señorita, ya sabe como se pondrá el Señor si no la encuentra tal y como ordeno.

—Relájate Marco, mi bebé hace lo que su princesa pida —el me levanta las cejas —De acuerdo, no tardaré lo prometo.

Me volteo y camino hacia las puertas que el me indico, ingreso en una de ellas hasta que lo pierdo de vista, me quedo unos minutos más y me vuelvo asomar.

No está.

Joder, de verdad que con el historial de mentiras y escapadas que tengo, no entiendo como aun siguen confiando en mí.

Salgo corriendo he ingresando a uno de los ascensores, llego al piso de la sala de juntas y me adentro a ella.

—Joder… como prendo esta cosa…. —digo en voz alta, le pico a varios botes a ver si uno hace que esta cosa funcione o se prenda. Frustrada, me voy hacia unos gabinetes y los abro todos, puros archivos. —Esto debe de ser importante… oh Amelia.. no los abras… —me digo mientras ubico varias carpetas en la inmensa mesa.

No debería de abrir esto, no me corresponde pero la inmensa palabra me llama a gritos Confidencial. Si es muy importante, no entiendo que hace en un gabetero de archivos sin llave. ¿Cierto?

“¿Me lo preguntas a mi?”

Puede ser, eres yo pero mi parte razonable

“Nunca me haces caso”

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