Lo sé
Amelia
Sus manos me tenían agarrada con una fuerza abrumadora, sus dedos ya los sentía marcados sobre mi piel, su beso desenfrenado me estaba dejando sin aliento. No sé qué pasó, no sé qué me sucedió pero lo único que sé es que no quiero estar en otro lugar que no sea entre sus brazos.
—Te amo muñeca
Siento como un gemido ahogado sale de mis labios, mi corazón late a mil por hora. No puedo… oh Dios lo dijo… dijo…
—Luiciano…—trato de parar sus movimientos en mi cintura —Luiciano. —él se separa de mí, mirándome fijamente —¿Es enserió?... —Siento como mis ojos se vuelven a poner cristalinos —¿Enserio me amas? —lágrimas comienzan a salir de mis ojos.
Siento miles de mariposas revolotear en mi estómago, oh Dios.
—Es lo que escuchaste. —dicta —No llores muñeca, no me gusta verte así
—Es que… —hipeo —Pensé que nadie podría llegar amarme…—trato de contener los hipidos que me salen pero me es imposible —Y ahora tu lo haces… y yo, yo hago más que amarte Luiciano, yo te adoro. Por favor, no me hagas daño...—no se porque le digo esto pero se lo pido desde el fondo de mi corazón.
El se ha convertido en mi todo y no me imagino una vida sin él. No puedo ni soy capaz aceptarlo, lo amo, lo amo más que nada en el mundo, pero sé que el destino a veces no nos tendrá en la misma línea.
Y soy consiente de eso.
Su mirada grisácea me acribillan en la penumbra del entorno, toda al oscuridad lo hace ver hermoso y tenebroso a la vez. Es su mundo, su mundo al cuál estoy entrando sin ningún tipo de miedo o pena, sin permisos ni prejuicios, un mundo lleno de lujuria y Deseo, un mundo lleno de placer y gloria, un mundo al cual estoy obligada a vivir por el resto de mi vida y al cual estuve sentenciada desde que nací.
Un mundo al cual no tengo ni podré obtener alguna escapatoria o salvación.
Y el me ama, me ama a pesar de que estoy maldita y sucia, me ama a pesar de que es consiente de que si me tiene en su vida, es una sentencia de muerte pactada de por vida.
Sé lo que tengo, sé lo que porto.
Me hago la estúpida hasta que ellos tengan los huevos de decírmelo a la cara, pero a pesar de mi molestia Luiciano tiene la capacidad de que todo lo soy lo olvide en un santiamén, su manera atípica y odiosa de tomar la cosas como si no fuesen nada es verdaderamente impresionante. Tengo muchas preguntas sin respuesta, pero las obtendré de alguna u otra manera.
Lo descubrí hace una semana, específicamente el día que salimos de la Residencia. Lo escuché hablando con Esteban y juro que en ese momento el mundo me estaba dando otra patada en las pompas. No sé cómo tengo esto, ni como llego a mi, pero lo descubriré. Siento que mi sistema no ha aceptado todavía la magnitud de lo he descubierto, estoy como en un momento de Shock y me es intimidante que aún no he explotado, pero sé que llegará un momento en el cual todo me esté abrumando y no sé de lo que seré capaz. Mi mente y mi ser siguen en un proceso de aceptación, en un proceso de culpa.
Muerte.
¿A caso seré yo la culpable de la muerte de mamá?
¿A caso seré yo la culpable del coma de papá?
¿De que más tendré la culpa?
—Amelia. —siento como las manos de Luiciano me sacuden los hombros con fuerza trayéndome a la realidad —¿En que piensas tanto?.
Me quedo un momento silencio.
—No es nada —digo restándole importancia —Oye… me duele la nariz, tenia un catéter ahí y me lo arranque.
—De alguna manera tu cuerpo se tenía que alimentar. Quien te manda a ser una maldita drogadicta de quinta. —espeta con odio.
—No soy una drogadicta.
—Eres un jodida drogadicta, ay Amelia es que tu no sabes cuantas me debes. Enserió no lo sabes. —sus labios se adueñan de los míos de una manera brusca y posesiva. —Todas me las pagarás.
Siento como aquel punto sensible me comienza a palpitar de excitación, consiente de lo que estoy haciendo, agarro su mano y la pongo en mi sexo por arriba de la pijama, Muevo mis caderas frotándome contra su mano. Lo necesito.
Y mucho.
—Te estas convirtiendo en una niña muy Lujuriosa, muñeca. —siento como sus brazos me bajan de la isla de mármol —Pero a pesar de eso, las cosas se hacen como yo diga. ¿Lo entiendes?. —su altura me es abrumadora. A pesar de la oscuridad puedo sentir la increíble y poderosa erección que emana de todo su ser.
Luciano me agarra y me voltea juntándose así contra la isla de mármol, ubica una mano en mi cuello y acerca su boca a mi oído.
—La única manera en la que deje que te liberes, será de rodillas ante tu hombre. —cada palabra que sale de su boca hace que mis pantis se vuelvan una laguna andante —Te has portado muy mal Muñeca. ¿Enserio pretendes que te premie por eso? —niego con la respiración acelerada.
—No fue mi intención hacer lo que hice…
—Si fue tu intención, porque Lorena no te puso una pistola en cabeza y te obligo a ir a la jodida fiesta.
—No me puedes privar de salir. —su agarre se identifica más en mi cuello, tanto que me encanta.
“Masoquista”
Cállate.
—Yo te privo de lo que me de la maldita gana, tu obedeces y punto. —dice con la voz oscurecida
—No tienes el derecho de eso, eres mi novio, no mi dueño. Ni tampoco soy tu jodido perro faldero para que me estés dando ordenes. —una risa ronca sale de él.
—En todo el disparate que acabas de soltar, en solo una acertaste —hace una pausa —Estas en lo correcto no soy tu novio… Soy tu jodido Marido, soy tu hombre.
—¡Que no estamos casados! —grito
—¡Me vale mierdas! —espeta con furia —Lo soy quieras o no.
—Estas demente.
—Por ti. —siento como unas de sus manos se dirigen a los botones de mi camisa de pijama, comenzándolos a desabrochar —Tú me perteneces…—desabrocha el primer botón, junto con dos más. —Cada centímetro de tu ser…—mi respiración se acelera al sentir sus dedos acariciar el valle de mis pechos, trazando una línea entre ellos. —Completamente mía… ¿O no?. —pregunta.
Sus manos deslizan la pijama fuera de mis brazos tirándola no se a donde. Dejándome Completamente con los pechos al aire, con amabas manos comienza a rozar mis pezones ya erectos. Su toque es lo más placentero que hay, es de pura divinidad y gozo. Cada que lo obtengo me siento en la nube más alta del cielo, en la mujer más hermosa y afortunada del mundo.
Me encanta.
—¿O no?.—vuelve a preguntar
—si..—digo en un jadeo leve
—No me convence tu respuesta, Il mio smeraldo percettivo.
—Soy tuya, solo tuya. —sus manos abarcan mis pechos con una fuerza demasiada excitante.
—Así esta mucho mejor —sus manos abarcan mis senos por completo y oh Dios, es el único que puede hacer que mi cuerpo obtenga este sentimiento tan placentero y divino. —Eres mía muñeca. —asiento. Siento su nariz rozar mi cuello con delicadeza, aspirando todo mi aroma —No sabes lo desquiciado que estaba cuando pensé que te podía haber perdido muñeca. —su confesión me toma desprevenida. Mi corazón late a mil por hora —Tienes que ser consciente de que si te llega a pasar algo, no solo Italia entera arderá en llamas. —hace una pausa —También lo hará el universo entero. —agarra mis senos con posesión, mi cuerpo se desvanece entre sus brazos.
—Luiciano… te amo
—Yo hago más que eso Il mio smeraldo percettivo. —me voltea, sus manos ubican mis mejillas y me alzan el rostro para poder mirarlo que a pesar de la oscuridad, sus ojos brillan cual luna llena. —El amor que te ofrezco no es bueno, ni bonito Amelia, eso tienes que entenderlo, conmigo no vivirás una vida llena de unicornios y arcoíris. —sus labios rozan los míos —El amor que te ofrezco es posesivo y mezquino, un amor que solo tú poseerás, solo tu y nadie más, ninguna mujer, hombre, animal, nadie. Ni siquiera mis futuros herederos. Nadie será merecedor de esto que siento ya que la única con la capacidad de poseerlo eres tú. Solo y únicamente tú. —sus manos bajan a mi cintura —Y vivirás con eso quieras o no, te guste o no porque no se lo ofreceré a más nadie que no seas tú.
Sus palabras me abruman, lo hacen bastante. Me esta dando algo demasiado grande, demasiado intenso y a pesar de que lo mío también es fuerte, lo de él… rayos lo de él sobrepasa todo, todo lo inimaginable. Un torbellino de emociones se adueñan de todo mi pecho, emociones intensas y profundas.
—Pero… a mi me gustan los arcoíris
Sus labios se curvean.
—Si quieres arcoíris lo tendrás, si quieres castillos los tendrás, si quieres nubes de azúcar también las tendrás. —siento mis ojos cristalizarse —Pondré a cada nación, organización y círculo a tus pies eso te lo juro. Cada sueño que tengas lo cumplirás, así sea el más descabellado porque para ti todo será posible.
—¿Y si un día te cansas de mí? Si un día te despiertas convencido de que lo nuestro fue un error y te arrepientes…
El niega serio.
—La única manera de que te deje seria muerto, pero ni en la muerte te dejaría paz ya que te arrastraría conmigo. —sube sus manos a mis pezones volviéndolo acariciar —Dejarte aquí en un mundo donde otro podría tener la osadía de solo respirar el mismo aire que tu me parece enfermizo, y no me disculparé si no piensas lo mismo.
—oh…—jadeo
—Dejar que otro escuche como gimes y jadeas me es intolerable. Me atormenta el solo pensarlo, el solo pensarte con otro me hierve la piel, el solo imaginar que te puede tocar como solo yo puede hacerlo, que te puede apreciar solo como yo puedo hacerlo me es agóbiate.
—Nadie lo hará, lo prometo
—Lo sé. —acepta —Vamos.. —agarra mi mano comenzándome a jalar con el hacia un mueble negro que queda al frente del inmenso ventanal de cristal, en el cual se puede apreciar toda Italia, sus luces brillantes hacen destellos en la sala oscura, puedo ver mi reflejo en él ventanal gracias a la luz de la ciudad. Mis mejillas las siento calientes al percatarme de como estoy.
Solo en mono y sin nada que cubra mis senos. Luiciano se pone a mis espaldas mientras qué su reflejo contra el mío se adueñan de todo el cristal. Su cabello lo trae suelto, sus tatuajes son como un lienzo, sus brazos y pecho son intimidantes. Lo vulnerable, pequeña, que me veo delante de él es muy impresionante. Somos tan diferentes físicamente que me parece imposible que nos amemos con aquella intensidad.
—Quítate el mono. —ordena
Mi corazón se acelera, lo hace porque se que a pesar de todo lo que me dijo sé que esta molesto, sé que esta enojado.
—Luiciano, perdón enserió…
—Que te quites el jodido mono —ordena —Y quiero tus ojos en el ventanal, quiero que veas todo. —asiento deslizando el mono de mis piernas, se lo entrego y el lo lanza no se a donde. Mi bragas rosadas se reflejan.
Sus manos las comienza a pasar por todas mis piernas, subiendo a mis glúteos, me rodea la cintura pegándome más a él, su mano grande y tatuada va descendiendo por todo mi abdomen hasta meterse entre mi intimidad. Un jadeo sale de mi cuando sus dedos acarician mis labios internos.
—¿Porqué chorreas tanto cuando te doy ordenes? Si según tú no sigues las de nadie, pero ve… aquí estás, mojada por mí.
—oh…
—Mira como te toco muñeca, mira como mi mano se desliza por tu bello coño.
Trato con todas mis fuerzas de mirar, pero mis ojos cada vez se hacen más viscos, pierdo la fuerza en ellos ya que lo único que quiero es sentir y disfrutar. Con su mano libre agarra mi barbilla con fuerza, centrado mi mirada en él ventanal.
—Mírate, quiero tu morbo.
—oh… —jadeo cuando siento uno de sus dedos en mi interior —oh… ah… —jadeos desesperados y llenos de morbo salen de mi. El solo verme así, jadeante me excita de una manera inimaginable.
El poder que emana de sí mismo es verdaderamente intimidante, combinado con Dominación y excitación.
Le encanta tenerme así.
Ama verme así.
Y yo amo estar así para él.
Saca su mano de mi interior, mientras se despega de mí y comienza a caminar hacia el mueble negro. Toma asiento en el mientras que yo sigo en un trance que me cuesta mucho controlar. Lo miro un poco confundida.
—Acércate. —ordena. Yo cumplo.
Ahora no me veo de frente en el ventanal si no de perfil, camino hacia él que se fleja igual que yo.
—Luiciano…
—Quítatelas. —cumplo sabiendo a lo que se refiere. Me quito las bragas y se las entrego. Su mirada se oscurece al ver mi intimidad, la cual se encuentra llena y llorando de mis jugos.
—Luiciano… por favor…
Su porte es poderoso he intimidante.
—¿Confías en mí?. —asiento rotundamente —¿Confías en tu hombre?. —vuelvo asentir.
—Si… sabes que sí, pero no entiendo… ¿Por qué me preguntas todo esto?. —digo confundida.
Sus labios se curvean.
—Arrodíllate.
Solo hasta ese momento, comprendí la situación.
¿En qué me acabo de meter?.
Hola mis amores aquí otro capitulo, en una rato les publico el otro. Mil disculpas la tardanza, he tenido días muy ajetreados y bueno, tampoco quiero publicarles un cap que no aporte nada y sea como para tirarlo y ya... ¿Me explico? Siempre trato de darles lo mejor para que disfruten la historia al máximo. ❤Otra cosa, he pensado en hacer un Canal de Difusión en donde les ponga algunos adelantos de los capítulos (Es que a veces me emocionan que lean algunas partes) KAKAJAJ o les diga los días que publique capítulos, para que así no anden adivinando el dia que subo cap, también para saber sus opiniones sobre la historia... ¿Creen que sea buena idea? Bueno, queda de parte de ustedes❤ Si lo quieren, lo haré
Los quiero, nos leemos en un rato, besitos 💋
ESTÁS LEYENDO
Mi luz en la Penumbra
RomanceTodos conocemos la típica frase cliché de "Cuídamela con tu vida si es necesario" pero nunca sabemos a quién va dirigida esa petición. ¿Una persona común y corriente? ¿Una persona que se dedique a la seguridad privada? Y existen muchos otros factore...