Cap.01 Pt.03

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La puerta se cierra y de repente, Argo se vio abrumado por una oleada de emociones, y las lágrimas brotaron sin control.

Era la culminación de años de esfuerzo, sacrificio y dedicación para alcanzar este momento.

Su hermana, con una mirada con lágrimas llenas de ternura y orgullo, lo observaba en silencio, mientras Alex, con una sonrisa reconfortante, le dio un suave golpecito en el brazo como señal de felicitación. —Puedes hacerlo, campeón—, susurró Alex con voz llena de convicción. —No te preocupes por nada aquí. Yo amo a tu hermana y no la dejaré jamás—, agregó con determinación, sosteniendo la mirada de Argo con una expresión cargada de confianza.

Mientras, en la vieja televisión del antiguo mundo, una reliquia de Alex regalada por su jefe y ubicada en la estancia principal, el noticiero de la tarde mostraba, como de costumbre, noticias terribles y crueles, a las que todos ya se habían acostumbrado.

La televisión estaba encendida únicamente porque, a continuación, comenzaría la transmisión de las peleas en la jaula.
La pelea estelar prometía ser apasionante y muy esperada por todos; era el deporte más famoso del nuevo mundo, y las apuestas esa noche alcanzaban cifras impresionantes, tal como lo anunciaban en las noticias.

Argo, un entusiasta devoto, conocía a todos los peleadores y sus estilos de lucha, dónde dominar las artes marciales mixtas era esencial para consagrarse campeón.
De pronto, con una seriedad sincera, Alex continuó: —Escúchame bien, jovencito. A tus 12 años, sabes que las oportunidades de postulación solo se presentan cada 5 años. Y aunque miles de niños de entre 10 y 15 años como tú compiten, lo más difícil está por venir—, añadió solemnemente, dejando que sus palabras resonaran en la mente de Argo, quien se secó las lágrimas y reflexionó sobre el desafío que tenía por delante.

—Y recuerda, son solo 300 cupos por generación—, concluyó Alex, enfatizando la escasez de oportunidades. En medio del torbellino emocional, Argo rememoró la vez en que Alex había enfrentado una situación similar en el pasado.

Recordaba cómo, en los tiempos de la gloriosa primera generación, Alex también había anhelado ingresar, sin embargo, el destino había dictado otro rumbo, encontrando su camino trabajando en el bullicioso puerto de la ciudad, manejando la transpaleta con destreza y dedicación.

A pesar de que esta ocupación inicialmente no estaba en los planes de Alex, había abrazado su trabajo con determinación y demostrado un compromiso excepcional en cada tarea. Además de su labor en el puerto, Alex encontraba tiempo para cuidar amorosamente a su pareja, Canela, demostrando que el amor y el trabajo duro podían coexistir en perfecta armonía.

Esta imagen de dedicación y cuidado inspiraba y daba tranquilidad a Argo, recordando la importancia de perseverar y encontrar la felicidad en cada paso del camino.

Luego de la decepcionante pelea estelar, Argo sintió el impulso de sumergirse una vez más en sus apuntes, repasando meticulosamente las posibles preguntas que le aguardaban en la entrevista personal.

Con la mirada fija en sus notas, se sumergió en un mar de pensamientos, cada uno un paso más cerca de su anhelado destino en la Academia A.A. Mientras Argo se adentraba en su preparación, Canela, con su cálido y amoroso cuidado, le recordaba la importancia de cuidar su salud y bienestar.

Sus palabras resonaban con suavidad en el aire cargado de emoción, subrayando la vital importancia de un sueño reparador para mantenerse alerta y enfocado durante el desafío que se avecinaba.

—Buenas noches, hermanito—, susurró Canela con una sonrisa radiante, dejando escapar un largo suspiro que parecía liberar toda la felicidad que sentía por su hermano. Sus ojos verdes, llenos de orgullo y admiración, se alzaron hacia el techo como si estuviera manteniendo una conversación interna con el universo. Mientras hablaba, sus cabellos pelirrojos se movían sutilmente, como si estuvieran bailando al compás de su emoción.
—No sabes cuánto me alegra por ti—, agregó con sinceridad, antes de terminar su frase con un suave —descansa—.

—Gracias hermana, si dormiré pronto no te preocupes— responde Argo con ternura mientras canela junto a Alex caminan hacia su pieza
—Hablamos temprano al desayuno— fue lo último que escucho Argo mientras repasaba la materia antes de dormir.

Y consciente de la importancia de no quedarse dormido, programó meticulosamente la alarma de su reloj de mano para las 6:30 a.m. Sabía que fallar en despertar a tiempo sería imperdonable.

Tras una cuidadosa selección, eligió el sonido más desagradable para él: ese inconfundible e interminable doble bip bip, un tono penetrante que garantiza arrancarlo del sueño profundo y obligarlo a enfrentarse al nuevo día sin demora.

Agente ARGO    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora