Capitulo 18

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Por supuesto, los demás invitados también mostraron lo que llevaban con ellos. Pero fueron menos sorprendentes que lo que pudo ser Li Shui.


Si Ma Shou llevaba algo de ropa, algunos comics que leer, su móvil y un cargador.


Wu Jin, bastante similar al anterior, también llevaba una pequeña consola de videojuegos portátil, pues sospechaba que, de otro modo, se aburría mucho en aquel lugar antes de que pasaran los 7 días.


Li Zhi llevaba un par de libros, unas gafas de repuesto y una baraja de cartas.


Y Wang Fu llevaba algunas revistas de moda, así como otras en las que él aparecía en la portada.


Por su parte, Zhao Huan había traído todo tipo de ropa y maquillaje, a pesar de que el equipo les dejó claro que no hacía falta que trajeran mucha ropa, viendo que todo el equipo la observaba con atención.


"Que Li Shui no sea una mujer no significa que yo sea igual que ella. Necesito mis cremas y mi maquillaje para poder brillar", pensó, sintiéndose avergonzada cuando las cámaras se centraron en ella y sus cosas.


-Ya hemos echado un vistazo a lo que cada uno de vosotros consideráis esencial- comentó el director Zhao.-De esa manera, nuestro público también ha podido conoceros un poco más.


Pero, teniendo en cuenta la hora que ya era, el hambre empezaba a hacerse notar.


-¿Cuándo comemos?- preguntó Wu Jin, que no estaba muy acostumbrado a pasar ningún tipo de dificultad.


-Esa será vuestra primera misión- les indicó el director Zhao, dirigiéndoles una sonrisa que lució siniestra para todos los presentes.-Tendréis que ir a las casas de los vecinos a pedir que os den algo para poder comer. Podéis cantar, bailar o hacer lo que haga falta para que los habitantes os den algo. Lo que ganéis es para vosotros. Pero podréis compartirlo con vuestros compañeros si queréis. Tenéis hasta el anochecer. Si alguien vuelve sin comida, tendrá que pasar por una prueba especial para que el equipo le dé algo.


Los presentes no pareciendo muy contentos ante la idea de tener que estar mendigando entre los habitantes del pueblo.


No era un lugar pequeño, donde solo hubiera cuatro casas, pero tampoco había unas calles llenas de habitantes. Y moverse por ellas pidiendo comida, dejando que todos los vieran de esa forma...


O eso pensaron la mayoría, ya que Li Shui no perdió tiempo de ponerse en marcha y empezó a mirar alrededor, pensando qué casa se veía mejor para pedir comida.


Al final, no queriendo perder mucho el tiempo, se dirigió a la más cercana y, llamando con cuidado a la puerta, le explicó al hombre mayor que abrió la puerta su situación, a pesar de que el pueblo ya habría sido informado del rodaje que tendría lugar allí.


-Lo siento mucho, señorita. Pero ahora mismo no tenemos mucho- comentó el hombre.


A lo que Li Shui miró a un lado, pensando, percatándose de un campo más pequeño que el tamaño de la casa, aún sin arreglar.


-Señor, si dejo ese campo listo para cultivar, ¿podría darme algo entonces?


El hombre le echó un vistazo a ella y al campo. Pero, aunque no lucía muy convencido, asintió.


-Si eres capaz de dejar el campo listo para sembrar, puedo darte unos yuanes, ya que pensaba pagarle a alguien para que lo hiciera.


Lo que ella necesitaba era comida, pero, con algo de dinero, podría hacer un trueque con alguien del pueblo, así que fue su turno de asentir.


-Muy bien. Gracias, señor.


El único problema es que el campo estaba lleno de mala hierba y dudaba que, sola, podría acabar con todo el trabajo antes de que oscureciera. Aunque, ahora tenía un hermano pequeño, ¿verdad?


-¡Di di!- gritó, asomándose a las calles del pueblo, ya que sospechaba que los demás no debían de andar lejos.-¡Di di Shou!


Y, casi al momento, vio la cabeza de Si Ma Shou asomarse desde la entrada de otra casa cercana.


-¿Qué ocurre?- le preguntó.


-Un vecino me ha ofrecido dinero por limpiar su campo. Y estaba pensando que con eso podía comprar algo de comida. Pero necesito una mano. Si aún no has conseguido nada, ¿me podrías ayudar?


-Suena bien- afirmó él, sonriendo.


Aunque, cuando la siguió, echando un vistazo al pequeño campo, se cruzó de brazos.


-¿Segura de que podremos conseguirlo?- preguntó.


-¡Sí!- afirmó Li Shui, volviendo del almacén del señor con herramientas.-Nos ha dejado esto para ir más rápido, así que, entre los dos, lo tendremos listo enseguida.


-¿Alguna vez has limpiado un campo antes?- quiso saber Shou.


A lo que ella le dirigió una sonrisa como respuesta.


Por supuesto, la hija de la familia Li, aunque hizo muchas cosas en su vida y tuvo muchos trabajos de medio tiempo, nunca tuvo que limpiar un campo. Pero, en su vida pasada, participó en un programa donde debía que convivir con otros jóvenes en una casa de campo, aprendiendo a trabajar la tierra y cuidando animales. De ahí sacaba esos conocimientos.

 Aunque, por supuesto, eso no podía explicarlo.


Le tendió las herramientas para arar la tierra y los dos empezaron a trabajar.


Por fortuna para ella, Shou no solo era fuerte en el sentido en el que un modelo lo era, si no que sus músculos servían para algo, así que, con rapidez, los dos tuvieron el campo libre de malas hierbas y listo para ser sembrado.


Li Shui le tendió un pañuelo de los que había traído a Shou, queriendo que pudiera limpiarse el sudor de la cara y, cuando los dos estuvieron más o menos decentes, llamaron a la puerta del hombre de nuevo, informándole que el trabajo estaba listo.


Por supuesto, este se mostró agradecido y les pagó unos 200 yuanes (que, al cambio, serían casi 30 euros) con lo que ellos también le dieron las gracias y se alejaron de la casa, pensando a dónde ir ahora.


-Tal vez, en la casa más grande, será más fácil intercambiar el dinero por comida- comentó Li Shui, señalando esa vivienda, ya que podía verla desde donde se encontraban.


-Probemos suerte- afirmó Shou.


Y hacia allí se dirigieron ambos, explicándole a la mujer de mediana edad qué estaban haciendo allí, preguntándole si podían intercambiar el dinero que tenían por algo de comida.


-¿De dónde habéis sacado el dinero?- preguntó la mujer.


-El hombre de aquella casa nos lo ha pagado por limpiar su campo- le informó Li Shui, señalando la casa en cuestión a lo lejos.


-¿Habéis ayudado al viejo Chen? Eso es bueno. Creo que, si me echáis una mano con una cosa, os puedo dar algo de comida y os podéis quedar con el dinero.


Shou y ella intercambiaron una mirada y, sin hablar, supieron que ambos estaban de acuerdo sobre aquello.


En aquel tipo de programa nunca sabían que tan bien les podría venir que tuvieran algo de dinero ahorrado.


-¿Qué tenemos que hacer?- preguntó Shou.


Y la señora les mostró un almacén en una esquina de la casa. Media una habitación promedio, pero el techo estaba derrumbado en algunas partes.


-Todo lo que hay dentro es para tirarlo- les indicó la mujer.-Lo que pasa es que no he encontrado a nadie que me ayudara. Lo único que tenéis que hacer es sacar las cosas hasta la entrada de la casa. Allí, quién quiera, podrá llevárselas.


-¿Podríamos nosotros tomar también algo, si nos puede resultar útil?- preguntó Li Shui.


-No veo porqué no.


Y, más que motivados, ambos se pusieron manos a la obra.

Me convertí en la gemela villana de la novelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora