Capitulo 7

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Por un lado, fue gracioso, ya que los señores Li no se pusieron en contacto con ella en ningún momento, más preocupados por sus acciones que por el hecho de que acababan de perder a una hija, así que todo el paripé de Li Shan fue bastante obvio para ella y no pensaba tolerarlo.


Que les llorara todo lo que quisiera a sus peces, que aún confiaban plenamente en sus mentiras y lágrimas de cocodrilo. Pero ella no pensaba dejarse arrastrar a semejante circo.


Nunca le gustaron demasiado los payasos y no pensaba convertirse en uno.


En los días sucesivos, lo único que hizo fue centrarse en su actuación, leyendo y releyendo tantas veces el guión que algunas páginas se desprendieron, ya que, en la escena de su muerte, quería darlo todo. Eso mismo que aún nadie había visto de ella porque la propia Li Shui se había limitado.


En el día en el que tenían que rodar la escena de su muerte, Baimei la acompañó también, ya que quería ver si el cambio producido en su amiga también llegaba a su actuación y la había visto estudiar duro como nunca antes para su escena final.


Los miembros del equipo de rodaje, que también notaron su cambio desde que sufrió el golpe en la cabeza, se acercaron a ella en ese último día, preguntándole si estaba lista, a lo que Li Shui se dedicó a regalar sonrisas y afirmar que todo estaba bien.


-De todas formas, no nos estamos despidiendo para siempre. Mientras que haya otro papel en el que pueda actuar, tenéis que llamarme- les dijo, con esa luminosa sonrisa que era capaz de dedicar a los demás ahora.


-¡Seguro!- afirmaron el equipo, a pesar de que el director se quedó callado a ese respecto.-¡Te llamaremos siempre que se pueda!


Pero antes de que alguien pudiera echarse a llorar, fue el propio director el que pidió que se prepararan para la escena y Li Shui fue a ocupar su puesto, así como los demás actores que aparecerían en ella.


Cuando se dio la señal, ella empezó a caminar por el almacén en sombras en el que debía encontrarse con su compañera espía. Y, al ver una sombra más adelante, pensando que sería ella, aceleró un poco más sus pasos.


Sin embargo, cuando la figura se movió, al notar su presencia, se percató de que era mucho más grande que su compañera, con lo que ella detuvo sus pasos, cambiando la expresión de su rostro, entendiendo que las estaban siguiendo.


Pero, antes de que pudiera echar a correr o tratar de cubrirse, la sombra de movió y, en medio de un almacén en sombras, las chispas de luz que salían del arma al ser detonada fue la única fuerte fuente de luz en el lugar, mientras ella recibía cada disparo directo en el pecho.


Por un segundo, su cara se descompuso debido al dolor y la sensación de haber hecho las cosas mal, sin asegurarse primero de que nadie más hubiera podido llegar allí.


Pero su cuerpo se derrumbó, incapaz de permanecer en pie ni un segundo más. Y la persona que le había disparado, pensando que los tiros podrían atraer la atención de alguien, se apresuró a huir.


Ella trató de respirar en el suelo, pero los disparos que atravesaron su cuerpo le hacían difícil y trabajoso esa simple tarea. Y se alteró al oír pasos que se acercaban, pensando que sería otro enemigo que quería acabar con el trabajo.


-¡Mei Mei!- exclamó la protagonista, acelerando sus pasos hasta ella al darse de que se trataba de su camarada.


Y ella, en el suelo, pareció tranquilizarse un poco al darse cuenta de que se trataba de una amiga.


La protagonista la tomó en sus brazos, aunque eso solo la hizo quejarse por el dolor al ser movida, al tiempo que su amiga la observaba con miedo y nervios.

Me convertí en la gemela villana de la novelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora