Capitulo 50

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Recurriendo de nuevo a Zhang Xin, se hizo con otro de sus vestidos, siendo recibida con bastante alegría por este, ya que salió a recibirla con los brazos en alto tan pronto como cruzó la puerta de la tienda.


-¡Nuestra Xiaoshui está aquí!- gritó, con una sonrisa tan amplia que casi parecía a punto de escapar de su cara, abrazándola con fuerza en el momento en el que pudo rodearla con los brazos.


Era evidente que las fotos en la gala a la que acompañó a Shou fueron una publicidad excelente para Zhang Xin, ya que su clientela aumentó, así como la demanda, por lo que él en persona le pidió que, siempre que necesitara vestirse para cualquier cosa, acudiera a él primero.


-¿Para qué me necesitas hoy, preciosa?- le preguntó cuando consiguió que la liberara de su abrazo de oso, esperando saber qué nuevo evento tendría.


-Lamento desilusionarte, pero estoy aquí para una reunión de ex alumnos- le indicó ella, dirigiéndole una pequeña sonrisa.


-¿Y hay alguien que te haya molestado antes entre esa gente?- le preguntó él, ya que, en sus repetidas visitas, les había dado tiempo a hablar de algunas cosas, incluida su época del instituto.


-Creo que todos entran en esa definición- comentó ella de vuelta.


Y la expresión de Zhang Xin se volvió sería.


-No te preocupes, querida- le dijo, tomándola de la mano mientras la conducía al interior de la tienda.-Encontraremos el traje perfecto para callarles a todos el hocico.


Y, por supuesto, ella no se negó a eso.


Así que, ahora estaba vestida con un despampanante vestido rojo de tirantes, con un escote triangular que no sería tan espectacular en alguien con el pecho más pequeño, pero que se hacía destacable en ella, así como también lució unos pendientes dorados en forma de rombo, con unas piedras rojas en su centro, a juego con el collar que lucía en su cuello despejado, con la misma forma.


La falda era ligera, perfecta para esos días de verano, así que, combinándolo todo con unos buenos zapatos rojos, estaba casi convencida de que sus compañeros pensarían, al verla, que debía ser Li Shan si esta aún no se encontraba en la reunión.


Y, al pensar en ella, se sintió aún algo inquieta.


Todavía no había comprobado qué ocurriría cuando estuviera delante de ella, pensando si la novela tomaría el control cuando estuviera frente al personaje principal.


Pero, aunque se encontraba algo inquieta ante esa idea, tampoco pensaba salir corriendo, así que se cuadró, le mandó una foto de cómo lucia ese día a Baimei, y se dirigió a la calle, donde un taxi que previamente había llamado ya se encontraba esperándola.


Tuvo una sensación de deja vu cuando el conductor no pudo evitar mirar de forma constante a través del espejo retrovisor, recordando cómo había actuado el conductor que la condujo al hotel donde logró desvincularse de su familia. Y, como en aquella ocasión, no comentó nada al hombre, ya que no sintió la necesidad.


Con su maquillaje bien hecho y sus labios rojos, vestida como iba, era más que evidente que cualquiera tendría la necesidad de mirarla. Además, era posible que el tipo la observara tanto porque ya hubiera visto su rostro en alguna parte.


Lo ideal sería que fuera con una mascarilla, pero, temiendo estropearse el maquillaje, decidió que un tiempo en taxi no debía de suponer muchos problemas.


Y, después de un buen rato de conducción, este la dejó ante la puerta de otro hotel, donde sus compañeros habían decidido reunirse.


Pagando el viaje, se despidió del taxista y se bajó del coche, dirigiéndose al interior del edificio, preguntando en recepción dónde tenía lugar la reunión de ex alumnos que iba a tener lugar allí.

Me convertí en la gemela villana de la novelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora