Capitulo 8

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Las cosas le estaban yendo tan bien últimamente que hasta se sentía que algo malo iba a pasar en cualquier momento, ya que la Li Shui original, sin que tuviera recuerdos de su vida anterior, jamás soñó que fuera a ser capaz de ser feliz haciendo solo unos pequeños ajustes.


No tenía familia que la molestara y la acusara de nada, había terminado satisfactoriamente un rodaje, su agente estaba buscando algo más en lo que trabajar y, en definitiva, estaba teniendo una temporada pacífica, esperando la llegada de su siguiente trabajo.


Mientras reflexionada sobre ello, sentada cómo estaba con las piernas cruzadas sobre su sofá, que había tenido días mejores, tomándose un café para despertarse bien esa mañana, entrecerró los ojos, desconfiando.


-Va bien. Demasiado bien- murmuró, tomando un sorbo de su café.


Una villana de novela no podía vivir una vida tan pacifica de una forma tan sencilla. Estaba convencida de que pronto algo malo tenía que pasar. Si no...


Como si alguien la hubiera escuchado, unos golpes fuertes empezaron a producirse en su puerta, sobresaltándola, casi logrando que derramara su café.


Quién fuera que estuviera llamando a su puerta, como mínimo, tenía que estar muriéndose para llamar de esa forma. Así que, poniéndose en pie, cubriéndose bien el cuerpo con la bata que usaba encima del pijama de tirantes y pantalones cortos, abrió la puerta del piso, temiendo que, quién fuera, fuera a derribarla de un momento a otro si no lo hacía.


Tan pronto como se vio un pequeño espacio, una mano salió dirigida hacia ella, dispuesta a sujetarla.


Pero si algo tenía la nueva Li Shui era que había aprendido muchas cosas gracias al regreso de los recuerdos de su vida anterior. Y en esa otra vida, su madre siempre quiso que aprendiera defensa personal, pues temía que cualquier cosa pudiera pasarle al más mínimo descuido, teniendo en cuenta en la clase de mundo en el que se estaba moviendo.


Debido a eso, cuando vio la mano salir hacia ella, su instinto le gritó que sujetara ese brazo y, aprovechando la inercia del otro cuerpo, que se enfocó solo en ir hacia adelante, lo hizo volar por encima de su hombro y lo estrelló contra el suelo de su entrada, mientras le colocaba una rodilla en la espalda para inmovilizarlo.


Se oyó un grito de dolor y ella, queriendo comprobar quién era su atacante, se quedó algo fría cuando comprobó que el hombre que estaba tirado en el suelo, como un muñeco roto, no era nadie más que Wu Jian, su jefe.


¿Podían despedirla de su empresa por agresión al jefe supremo? No tenía idea, así que, mientras este gruñía en el suelo, ella se incorporó, quitándole la rodilla con bastante cuidado, como si, de esa forma, el daño fuera a desaparecer.


-Perdón, jefe. No sabía que era usted. Al ver una mano que quería agarrarme, solo reaccioné por reflejo.


-¡¿Y desde cuándo has aprendido a moverte así?!- le ladró este, incorporándose lo suficiente como para quedar sentado en el suelo, queriendo comprobar, antes de levantarse, si su cuerpo seguía de una pieza.


-Bueno... Una chica que vive sola tiene que aprender muchas cosas. Y más si vive en un barrio como este, ¿no le parece?


Y, ante ese comentario, Wu Jian solo le dirigió una mirada, pero sin atreverse a abrir la boca.


Si revisaba los recuerdos de Li Shui, nunca, ¡jamás!, el presidente de su empresa se presentó en su casa, así que esa debía de ser la primera ocasión en la que Wu Jian tuvo que ver con sus propios ojos en la clase de barrio en el que la había metido.

Me convertí en la gemela villana de la novelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora