Capitulo 22

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Para sorpresa de todos, cuando salieron de sus habitaciones al día siguiente, el desayuno para ellos estaba listo, pero también habían unas prendas de ropa esperándolos en una percha, a un lado de la mesa donde estaba la comida, así como botas en el suelo, que les llamaron la atención.


-¿Para qué es eso?- preguntó Wang Fu, no luciendo muy contento con la ropa sencilla que se mostraba en la percha.


-Es la ropa que vais a usar hoy- les informó el director Zhao, mostrando una de esas sonrisas suyas que no anunciaban nada bueno.


Temiendo lo peor, Li Shui se apresuró a tomar su desayuno y, como si hubieran estado en sincronía, el director Zhao hizo que detuvieran sus palillos de golpe, indicándoles que debían tomar la ropa que quisieran de la percha y se cambiaran cuanto antes.


Casi todos lucían bastante cansados, así que protestaron por ello. Pero, sin duda, la que peor cara tenía era Zhao Huan, que no había logrado dormir demasiado en un sitio desconocido y viejo.


Se envolvió en sus mantas cuando ella y Li Shui se acostaron. Pero, mientras que la otra chica se dormía casi al momento, ella solo escuchó crujidos de la casa durante casi toda la noche, haciéndola abrir los ojos porque tenía la impresión de que las paredes caerían sobre ellos en cualquier momento.


Aún así, al pensar en ropa, corrió de las primeras hasta la percha, aunque no logró probar muchos bocados, y seleccionó lo más lindo que encontró colgado.


Entre las muchas cosas que había en la percha, consiguió encontrar un vestido adorable amarillo, con manchas blancas de diferentes tamaños. Y también se hizo con unas pequeñas botas que no combinaban demasiado con el vestido, pero era el calzado más bonito que encontró.


Li Shui, por su parte, tras mirar un poco, cogió un mono verde oscuro, unas botas negras altas y una camiseta azul marino con un estampado de flores rojas. Y, tras salir de cambiarse, también llevaba puestos sus guantes de trabajo.


En definitiva, parecía alguien quién iba a irse a hacer sus labores en el campo de un momento a otro. Y Wu Jin, a pesar de que también llevaba unos pantalones anchos con flores y una camisa de cuadros, se rió de ella cuando la vió con esas pintas.


Pero, cuando Li Shui cogió una piedra del suelo, balanceándola en su mano, como si estuviera midiéndola antes de lanzarla, las risas de Wu Jin se cortaron de golpe.


Las personas que llegaron temprano a la transmisión se alegraron de haber madrugado para poder ver aquel espectáculo. Aunque, de igual forma, no pudieron evitar reírse al ver las pintas ridículas que llevaban la mayoría de ellos.


La única feliz con su atuendo era Zhao Huan, ya que el vestido era ligero y no le quedaba demasiado grande.


-¿Qué vamos a hacer esta mañana?- preguntó Li Zhi al director Zhao.


Y este, sonriendo, les dejó claro cuál sería su misión.


-Debéis coger la ropa sucia que tengáis y la vais a lavar en el río a mano. Vamos a recordar un tiempo antes de que existieran las lavadoras.


Li Shui agradeció haber traído sus guantes, ya que, de otro modo, podría haberse destrozado las manos y fue de las primeras que caminó con su ropa sucia tras el director, que les guió hasta el lugar donde lavarían.


Allí, el equipo les proporcionó unas tablas de lavar, un jabón y un palo, pensado para golpear las manchas difíciles que se resistían en salir.


Zhao Huan, que era la que iba peor vestida para agacharse en el río y lavar, le llevó un buen rato averiguar cómo ponerse para agacharse sin que se le viera nada, mientras los demás trataban de hacer lo que buenamente podían.

Me convertí en la gemela villana de la novelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora