Capitulo 11

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Pedí un uber y me fui a mis destinos ni siquiera desayuné ni nada, no hubo tiempo después de quedarme dormida y no despertarme a la hora que tenía que hacerlo.
La primera parada fue el hospital infantil que habia organizado la entrega de juguetes  que había comprado personalmente con mi propio dinero. Bajé y entré directamente donde el director del hospital ya me estaba esperando.

—Buenos días, me disculpo por mi tardanza pero había mucho tráfico.

—Buenos días Angelique espero que estés bien. Estabas atrapada en el tráfico encerio realmente eso si que es raro.

Esa fue la única excusa que se me ocurrió, nimodo, de decirle que literalmente llegué tarde porque tuve relaciones sexuales toda la noche con un chico que apenas había conocido.

—Sí, deberíamos empezar, me gustaría hacer un recorrido por el hospital. Si me permitieran leerles a los niños, sería genial.

—Sí, sería fantástico, los niños estarán muy emocionados con eso.

El día pasó bastante rápido, pude leerles a los niños y entregarles sus juguetes. Lo que llenó mi corazón de tanta felicidad al ver sus caritas emocionadas y sonrientes, me trajo mucha alegría.
Estaban tan agradecidos que puedo decir que les alegré un poco el día, si eso era lo unico que haria hacerlos olvídarse de su enfermedad, seguro que valió la pena.

Verlos me entristeció porque yo viví eso, viví una pérdida. Mire cómo la salud de mi madre se deterioraba día a día mientras perdía su batalla contra el cáncer.
Si hubiera algo que pudiera hacer para hacerlos felices, iba a hacer todo lo que estuviera en mis manos para hacerlo.
El resto del día lo paso jugando con los niños y brindando ayuda económica a aquellos que no tenían los recursos económicas para continuar con su tratamiento. Les di un seguro para ayudar con todos los costos necesarios.

La cantidad de gratitud por parte de sus padres fue una locura ese día regresé a la habitación del hotel feliz de haber marcado una diferencia, aunque fuera pequeña, les había dado esperanza a esas familias y eso me hizo muy feliz.

Llegué a casa y mis hermanos estaban aquí. Ya sabía que iban a estar de chismosos para saber dónde pasé la noche.

—Ey carnal dónde estabas? Pregunta Ovidio

—¿Dónde dormiste? Pregunta Alfredo

—¿Dónde pasaste la noche Archivaldo?

—Con quién estabas?

—Uuuu que la chingada bajenle a sus pinche preguntas mamonas pinches chismosos.

—Entonces suelta la sopa donde vergas andavas?

—Estaba con la hija del presidente, tengo que decir que mi plan va según lo previsto. Esto es más fácil de lo que pensaba.

—¿Estás bromeando? Todavía estás con esa idea tonta en tu cabeza. Vaz a terminar mal, Ivan de mi te acuerdas cabrón.-Dice Alfredo con seguridad

—Jajajaj a esa morra ya me la eche, ya la tuve como se me dio la gana y tengo que admitir que no odio la idea, esa morra esta bien buena.

—Hijo de tu santa madre tu si que estas pero bien loco. -Dice Ovidio negando

—Tengo una cita esta noche con ella, hare que confie en mí y que se enamore de mí y ahí es donde la golpearé con mi indiferencia ella nunca lo verá venir.

—¿Por qué le haces esto a esa pobre muchacha? Esto no traerá de vuelta a nuestro padre, que no te das cuenta de eso?

—Ay ya callense a la verga los dos de tanta lloradera. Se que no traerá a mi padre de regreso pero al menos me vengaré de ese pendejo de el presidente. Todo lo que quiero es que se avergüence, que se enoje, quiero que se sienta avergonzado frente al mundo y su hija hará que eso suceda.

—Ay Ivancito espero que no seas tú el que pierda esta venganza tuya y te enamores de la hija del presidente.

—No digas mamadas Alfredo, tan temprano te sale tanta pendejada hombre. Ustedes tranquilos que a esa morra la traigo comiendo de mi mano ya veran.

La Hija Del PresidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora